Ídolos populares de la radio (II)

Viene de la parte I

     Y como estábamos con México no dudamos en recoger la emisión dedicada al 75 ANIVERSARIO DE LA INDUSTRIA RADIOFÓNICA.

     El 13 de octubre de 1996 el Servicio Postal Mexicano honraba, una vez más, a uno de los grandes en la historia de la radio de este país, al ingeniero Constantino de Tárnava había instalado en su domicilio de Monterrey (Nuevo León) la primera emisora de radio comercial del país.

     El experimentador ingeniero empleó el fonógrafo que era movido por una cuerda de acero y con bocina, la emisora inició las transmisiones el 9 de octubre de 1921 con una potencia de 50 vatios y las siglas CYO que años más tarde quedaron confirmadas como XEH, una de las más famosas señales de la radiodifusión mexicana.

     La radio en México es, posiblemente, el vehículo de comunicación por excelencia y las modernas técnicas no implican que uno no deje de experimentar una sensación de retorno al pasado visitando algunas de las emisoras más modestas; en el gran país hay estaciones para todos los gustos aunque conserve en mi memoria algunas del Estado de Chiapas que acompañaron mi estancia de voluntario en la selva guatemalteca de El Petén. Mi reencuentro con las estaciones de la región fue emotivamente inenarrable cuando años después visitaba los estados del sur de México.

     No debemos olvidar que en determinados estados las rutas terrestres son difíciles y la radio se convierte en el nexo que une muchas comunidades con el mundo exterior y, a su vez, hacen oír sus voces, muchas veces políglotas, a centenares de kilómetros. Realizan estas estaciones un servicio público que en España corresponde a RNE. México no tiene una emisora gubernamental que cubra el territorio, aunque sí nos encontraremos emisoras culturales, indigenistas, universitarias, etc., que son todo un microcosmos dentro de la uniforme globalización que nos azota.

     La radio privada, la que tiene los medios, la que llega a todo el territorio, está muy encorsetada y, a veces, la libertad de expresión es algo aislado: se defienden antes los intereses corporativos que los sociales y algunos medios son hegemónicos en prensa, radio y televisión. En una palabra: son el estado dentro del estado y durante casi un siglo estuvieron defendiendo los intereses del PRI y, con ello, el que no comulgaba, no trabajaba. Vamos, algo similar con lo que de un tiempo a esta parte nos sucede en España. Antes un periódico tenía acotado el territorio, hoy no y vemos como poco a poco, la libertad de expresión es relativa y se inician batallas mediáticas entre los diferentes grupos de presión que tienen la titularidad de las licencias. La libertad está totalmente pervertida, amordazada, concentrada en unas «pocas manos» que nos llevan hacia un mundo que no tiene que ser forzosamente mejor que el que dejamos.

     Confiemos que esos 75 años de industria radiofónica, poco a poco, a pesar de los «bozales» que siempre le intentarán poner, continúe formando buenos profesionales que informen honestamente al pueblo, destinatario final de sus servicios. Globalmente, la radio en México nos presenta una riqueza de voces y matices que, salvo dos o tres casos claramente hegemónicos [a veces simples luchas de los clanes familiares que realizan sus «apaños entre bambalinas sin sonrojarse»] nosotros deberíamos tener.

     No hay emisoras religiosas aunque no sea difícil de oír las que realizan sus transmisiones desde los países vecinos. Para nosotros, algunas emisoras de tipo cultural hacen una radio todavía viva y diferenciada del tradicional «enlatado centralizado». Lamentablemente son minoritarias y siempre están pendientes de los recortes de los diferentes estamentos públicos: locales, regionales o estatales. Imaginamos que con la caída del PRI se habrán movido los cimientos y la radio del siglo XXI ya no debe parecerse a la que nosotros conocimos en la última década.

     El sello que honra el 75 aniversario nos ofrece el rostro de Tárnava, satélites, antenas parabólicas, etc. Fue diseñado por S. Barranca mediante ordenador, empleó diferentes tonalidades cromáticas para realizarse finalmente una impresión definitiva en offset. Las hojas fueron de 50 ejemplares y una tirada de 300.000 efectos, en formato vertical y dentado de peine.

NOTA BIBLIOGRÁFICA

Luis Sanz Sampelayo recreó su figura en la sección Marcofilia [Crónica Filatélica, Octubre 1997, página 77] de ahí hemos extraído algunas referencias específicas.

Viene de la parte I

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