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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XVII
El teatro clásico español - 12ª parte
Otros dramaturgos del siglo XVII (continuación)
Juan Ruiz de Alarcón
Introducción biográfica
uan Ruiz de Alarcón nació en México (1581-1639), donde estudió, así como en Salamanca. Vivió en Sevilla y regresó después a México. Al no conseguir la cátedra que pretendía retornó a Madrid, donde escribió sus comedias y solicitó cargos. Sufrió las burlas de sus contemporáneos (Tirso de Molina, Lope de Vega y Quevedo, entre otros) por su defecto físico (era jorobado). Murió en Madrid.
Obra
Su teatro es bastante crítico con la sociedad española, que se burló de él. Los dramas de Ruiz de Alarcón tienen una gravedad que escasea en muchos de sus contemporáneos. En las comedias se ve la intención de censurar determinados defectos morales y sociales. Corneille se basó en La verdad sospechosa para su obra Le Menteur.
Obras más importantes
Comedias de enredo: Los empeños de su engaño;
Heroicas: Ganar amigos, Los hechos privilegiados;
De costumbres: La verdad sospechosa, Las paredes oyen, El examen de maridos, La prueba de las promesas.
Pedro calderón de la Barca
Calderón introdujo muchas e importantes novedades en la comedia barroca. El armazón de la comedia, tal como lo había utilizado Lope de Vega, se mantiene en sus obras, pero Calderón profundiza en los temas y en los personajes, construyendo unos dramas más filosóficos y densos.
En el teatro de Calderón desaparecen o pierden importancia las acciones y los personajes secundarios, con lo que la atención del espectador se concentra en la acción principal y el protagonista de la obra.
Pero la innovación mayor está constituida por la importancia que Calderón concedió a la escenografía, a la "carpintería teatral" y a otros elementos del espectáculo como la música. En parte, ello se explica por el carácter cortesano del teatro calderoniano. Buena parte de sus obras estaba destinada a los teatros palaciegos, aunque no dejaron de representarse sus comedias en los corrales populares.
El estilo de Calderón está lejos de la naturalidad pretendida por Lope. Su lenguaje es culterano, de gran riqueza expresiva y abundancia de metáforas. Ello le valió, junto a todo el movimiento culterano-gongorino, el desprecio del siglo XVIII, y su obra fue revalorizada por los románticos alemanes, en el siglo XIX.
Posiblemente, el género dramático que con mayor perfección cultivó Calderón fue el auto sacramental. En estas obras, destinadas a la exaltación del misterio de la Eucaristía y representadas el día del Corpus, Calderón vertió las ideas religiosas de la Contrarreforma. Se trata de un teatro (el de los autos sacramentales) teológico, en el que la alegoría ocupa el lugar principal.
La obra de Calderón consta de unas ciento veinte comedias y más de ciento setenta autos sacramentales. Compuso, además, innumerables loas (prólogo para obras de teatro), así como entremeses. Igualmente colaboró con otros dramaturgos importantes en una docena de obras.