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Jardinería
CONOCIMIENTOS BÁSICOS
Lecciones básicas de jardinería - 1ª parte
Observar las plantas y conocer su origen
as plantas son seres vivos y como tales se desarrollan, respiran, se alimentan, palidecen, y desde un punto de vista humano incluso entristecen y enferman.
Para beneficiarnos de la exhuberancia de las plantas es necesario obtener previamente conocimientos sobre sus necesidades, en base a su origen y características propias, observándolas e interpretando la información que nos suministran; Así, no todas las especies requieren la misma luz o riego, ni tampoco se desarrollan de la misma forma, lo que obliga en algún momento a tener en cuenta los trasplantes, entre otro tipo de labores.
La procedencia de una planta nos dará valiosa información sobre sus necesidades. Una planta de origen tropical, por ejemplo, estará condenada a la vida de interior en climas continentales; una planta procedente de ambientes desérticos es un indicio claro de que tolerará bajos niveles de agua.
Conocer el origen de una planta nos dará información sobre sus necesidades
Incluso aquellas plantas que se adapten bien a nuestro clima pueden sufrir innumerables contratiempos, muchas veces por nuestra propia torpeza. Por ello, antes de adquirir una planta hay que asegurarse de que las circunstancias en que se va a desarrollar son compatibles con su especie; además, se deben obtener unos cuantos conocimientos básicos sobre las labores a llevar a cabo rutinariamente en jardinería, eso nos permitirá disfrutar mucho tiempo de plantas hermosas y sanas.
Controlar la luz y la temperatura
Las plantas necesitan luz para realizar la función básica de la fotosíntesis, por la cual convierten la energía luminosa en energía química; es decir, producen sustancias alimenticias para su correcto crecimiento.
Las plantas necesitan luz para realizar la función básica de la fotosíntesis
El sol es la fuente luminosa que permite ejercer a las plantas la fotosíntesis, aunque existen sistemas de luz artificial que pueden sustituirlo para forzar determinados cultivos, y que se basan en lámparas especiales que imitan algunas de las radiaciones solares.
La intensidad de luz
La intensidad de luz que precisa una planta puede ser muy diferente según la especie; mientras que algunas solo pueden sobrevivir con luz tenue, otras precisan los rayos directos del sol para no languidecer.
Es un indicio de iluminación excesiva que los pétalos y las hojas presenten manchas marrones; por otro lado una iluminación deficiente puede presentar hojas pequeñas, caedizas y rizadas. Igualmente, es importante determinar si en el emplazamiento de la planta, dispondrá del periodo de luz adecuado para cumplir con el ciclo que permita la elaboración de las sustancias que necesita para su crecimiento.
La escasez de luz
La falta o escasez de luz también provoca en las plantas el ahilamiento: los tallos se alargan y adquieren un tono verde pálido como resultado de su afanosa búsqueda de la luz. Cuando se las somete de nuevo a una adecuada iluminación detienen el estiramiento del tallo y comienzan a engordar. Este efecto es muy común en los cactos y determinadas crasas, dando lugar a deformaciones que tardan en desaparecer, pues los cactos no se regeneran igual que lo hacen las demás plantas.
La falta o escasez de luz provoca el ahilamiento del tallo
La iluminación deficiente impide que las flores crezcan con normalidad, e incluso en muchas ocasiones no llegan a salir; las que consiguen brotar presentan habitualmente una visible palidez. Si una planta está deficiente de luz hay que ir buscando el punto adecuado de emplazamiento, pero no debe cambiarse bruscamente a un lugar fuertemente iluminado, sino que debe realizarse paulatinamente para que pueda ir adaptándose. Puede ocurrir que una planta no se ahile, pero se incline notoriamente hacia una fuente de luz. En ese caso hay que ir dándole de vez en cuando media vuelta al tiesto, de esa forma se irá enderezando el tallo pues buscará continuamente la luz.