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Historia y Arte
EL SIGLO XX
Mentalidad y pensamiento - 14ª parte
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La filosofía (continuación)
El marxismo (continuación)
a base de la doctrina ortodoxa, desde el punto de vista del materialismo dialéctico, es la idea de que el hombre, como ser material, dispone de una conciencia que procede de la materia y que, por lo tanto, es capaz de reflejar fielmente la naturaleza y las propiedades de la materia que la conforma; dicho en otras palabras, que es posible conocer la naturaleza tal como es.
Como materialistas históricos, los marxistas ortodoxos mantienen que, puesto que el hombre modifica la naturaleza, su esencia como tal hombre no es la contemplación de esa naturaleza, sino la acción que sobre ella ejerce, esto es la praxis. Para el leninismo esa acción debe de servir de acelerador revolucionario del proceso de búsqueda de libertad al que tienden todas las sociedades.
En una situación difícil de clasificar están los marxistas del comunismo chino, que se consideran a sí mismos como ortodoxos y que desde el punto de vista soviético son heterodoxos. Sea como fuere, la figura más representativa de ese marxismo es Mao Zedong (1893-1976) que con su consideración del papel revolucionario de las masas campesinas se aleja de los postulados del marxismo-leninismo.
El marxismo heterodoxo resulta más complejo de analizar porque la mayor parte de los pensadores que pueden situarse bajo esta denominación suelen vincular el marxismo a otras corrientes de pensamiento originadas a lo largo del siglo XX.
A los primeros heterodoxos también se les denominó revisionistas por considerar que sus planteamientos iban en contra de la doctrina marxista-leninista; así Antonio Gramsci (1891-1937) planteó una interesante lucha contra el dogmatismo de una concepción de la dialéctica puramente mecanicista de muchos teóricos soviéticos. Para él, el método dialéctico debía ser una actitud del pensamiento más que una norma para aplicar a la acción.
En una línea semejante se mantuvo también György Lukacs (1885-1971) cuya obra constituyó además un intento de crear una estética dialéctica. En otra línea de pensamiento está J. P. Sartre que, reconociendo que el marxismo es una filosofía insuperable, pretendió hacer del existencialismo la antropología del materialismo histórico.
Partiendo del estructuralismo, Louis Althusser (1918) analiza el marxismo e intenta demostrar que esta línea de pensamiento ha sido la única capaz de hacer de la historia una auténtica ciencia. Herbert Marcuse (1898-1979) consideró el marxismo desde la óptica de la nueva realidad social impuesta por el mundo técnico e industrializado. Según él, en la sociedad capitalista, las masas trabajadoras habían perdido la conciencia de clase subyugada al aceptar la mentalidad burguesa.
Marcuse fue uno de los más representativos miembros de la llamada Escuela de Frankfurt, cuya preocupación teórica fue la de analizar la relación entre razón y sociedad para concluir que la sociedad industrializada, heredera del racionalismo de la Ilustración, se había transformado en irracionalista. En esta línea fueron importantes los trabajos de Adorno y Horkheimer.
La nómina de pensadores de corte marxista a los que cabe aplicar el denominador de heterodoxos es, por lo demás, larga y compleja; unos han aplicado el marxismo a la historia (Lefébvre y Bloch), otros a la psicología (Wilhelm Reich) o a la sociología (Erich Fromm), algunos más al estructuralismo (Lévi-Strauss) y a todos ellos debe sumarse la larga lista de pensadores de nuestro tiempo que, sin ser considerados marxistas, han sufrido la potente influencia de esta corriente de pensamiento.
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