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Historia y Arte
EL SIGLO XX
Mentalidad y pensamiento - 4ª parte
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Las nuevas aspiraciones (continuación)
n concordancia con la ideología igualitaria nacida en el siglo XX, surgieron numerosos movimientos tendentes a la abolición de las diferencias por razones de raza o de religión, buena muestra de lo cual han sido, y aún son en alguna medida, los movimientos de integración racial en los Estados Unidos, el más sangriento enfrentamiento de la población negra contra la política del apartheid en Sudáfrica, las dificultades que durante años tuvo la Iglesia católica en la URSS y los graves y recientes enfrentamientos religiosos del mundo islámico.
La conquista del voto femenino fue indicativo
de una madurez política verdaderamente democrática. En la foto un grupo de
mujeres sufragistas en 1907.
Todas estas exigencias materiales e ideológicas se han ido poniendo de manifiesto gradualmente y no con la misma intensidad ni al mismo tiempo en todos los países.
En este sentido, como en otros muchos, donde primero se ha manifestado esta mentalidad, tendente a mejorar la calidad de vida y a la igualdad de derechos, ha sido en el mundo desarrollado y dentro de éste Europa ha funcionado, casi siempre, como pionera.
Varias circunstancias han favorecido la aparición de esta nueva mentalidad. Dejando a un lado el enorme peso de la tradición histórica, el mundo capitalista europeo se ha visto sometido a la presión de los movimientos sindicales que, desde el siglo XIX, y durante años lucharon por imponer mejoras como la jornada de ocho horas.
Por otro lado, tras la Revolución Rusa de 1917 la presión del ejemplo soviético impulsó el ritmo de logros de los movimientos obreros. Más tarde la crisis económica de 1929, la aparición de los primeros fascismos y de las teorías económicas de Keynes aceleraron esos procesos reivindicativos, cuyas exigencias se consolidaron más rápidamente al aparecer el neocapitalismo que, con su aceptación de una mayor intervención estatal en la política económica y social, suponía la mejora del nivel de vida de las masas trabajadoras.
Paralelamente, en el mundo desarrollado se ha producido una auténtica revolución de los medios de comunicación social que, a través de una mayor difusión de la prensa y de la aparición de la radio, el cine y la televisión, ha dado lugar a un mayor grado de formación del conjunto social.
La combinación de todas estas circunstancias ha ido conformando las nuevas aspiraciones de la sociedad, haciendo que ésta sea cada día más exigente, tanto desde el punto de vista material como político. Ello es lo que explica que hoy se hable ya de "sociedad del ocio", de "sociedad de consumo", de "liberación de la mujer", de "política ecológica", de "libertad de conciencia", o simplemente de exigencia de convivencia pacífica que aleje el temor a las guerras.
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