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La cultura de masas (continuación)

in duda, el "star system"hizo y aún hace que muchas personas sepan algo más de historia, de geografía, de arte o de otras culturas, pero, sin duda, ha sido utilizado también para generar ideologías o para aumentar los capitales de las empresas que lo inventaron.

Otro tanto podría decirse de la televisión, donde no sólo se nos ofrecen los mismos ídolos del mundo del cine, sino también aquéllos que ha sabido crear el propio medio a partir de presentadores o conductores de programas a los que el público ofrece más o menos credibilidad o simplemente simpatía.

El fenómeno podría extenderse al mundo de la radio y, en menor medida, al de la prensa, pero donde más estrictamente se ha reproducido es en el mundo de la música moderna. El rock y el pop constituyen también un mundo de estrellas capaz de difundir modas, costumbres, modos de comportamiento e, incluso, ideologías a partir de la admiración que generan sus ídolos, sus grandes figuras. El sistema de los ídolos se ha difundido de tal forma que hoy se puede hablar de ídolos del mundo de la ciencia (Einstein), del mundo del arte (Picasso), del mundo revolucionario (Che Guevara) y, por supuesto, del mundo del deporte y, en todos los casos, el sistema consumista ha sabido aprovechar aunque sólo fuera la imagen de estas figuras como objeto de venta.

El sistema consumista, por lo tanto, se ha encargado, mediante la publicidad, de hacernos sentir el deseo y la necesidad de consumir cultura. Ahora bien, como el propio sistema consumista está sujeto a una constante necesidad de crecimiento, la oferta cultural está cada día más diversificada y ya no se habla de cultura, sino de culturas. Así, todo aquello que forma parte de la vida cotidiana de amplios sectores sociales, ha pasado a ser objeto de la cultura, de modo que es posible hablar de una cultura del rock, de una cultura del cómic, de una cultura deportiva o de una cultura de la moda.

En su desarrollo, la llamada cultura de masas ha ido tendiendo cada vez más hacia las manifestaciones y los medios de comunicación de carácter audiovisual, hasta el punto de que también se habla de la cultura de la imagen. En este sentido ha sido determinante la rapidísima difusión de la televisión por todo el mundo. El mensaje televisivo, fácilmente asimilable por su carácter audio-visual y por producirse de forma individualizada (la televisión se tiene en casa) se ha implantado en nuestras vidas con una fuerza tal que, sin duda, merece ser considerado como uno de los factores de más influencia sociológica de nuestro tiempo. Consciente de ese poder, el mundo de la publicidad utiliza el medio televisivo como uno de sus principales canales de difusión.

La fuerza de la televisión es tal que, en los últimos tiempos, se produjeron nuevas formas de manifestación artística que utilizaron como medio de expresión el soporte videográfico; tal es el caso de los "vídeo-clips" y de los "vídeo-arte", que bien pueden considerarse como uno de los ejemplos de cultura de masas que tuvo gran protagonismo a finales del siglo XX, y que sigue conservándose en gran medida.

Todo lo dicho puede, fácilmente, hacer suponer el carácter universal de la cultura de masas. Los medios de comunicación social ofrecen una cobertura informativa a escala mundial y la oferta cultural de la sociedad de consumo alcanza a todos los rincones del planeta, buscando la rentabilidad de sus producciones. El resultado es la tendencia a la uniformidad cultural dominada por el poder de los medios de comunicación de los países más desarrollados o, lo que es lo mismo, dominada por el modelo cultural del mundo occidental.

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