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Historia y Arte
LA EUROPA DEL BARROCO
Manifestaciones artísticas - 10ª parte
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La pintura barroca y sus escuelas (continuación)
l otro gran pintor flamenco fue Van Dyck, cuya fama se debe a sus retratos. Su obra se caracteriza por la delicadeza y refinamiento con la que trata a los modelos, a los que logra dar un aire de distinción y elegancia.
La escuela holandesa tiene su máxima figura en Rembrandt Van Rijn (1606-1669) cuya interesante obra está marcada por su uso de la luz. Rembrandt fue más allá del tenebrismo, al introducir en sus cuadros unas zonas de penumbra y al jugar con una iluminación, en apariencia caprichosa, mediante la cual consigue un sorprendente tono de tensión, dramatismo o misterio según sea la temática del cuadro. Su obra, apenas aceptada en su época, por negarse a las concesiones, es profundamente personal y de gran complejidad compositiva, como lo demuestran su inquietante Ronda de Noche o La Lección de Anatomía.
La pintura holandesa dio como fruto una gran cantidad de paisajistas y de pintores, cuya temática predominante fueron los interiores domésticos, los bodegones y los retratos. Entre ellos destacó Franz Hals, que fue quien primero realizó retratos de grupo creando con ello un género que se conoce como retrato corporativo y que, en los Países Bajos, fue muy frecuente.
El arte barroco español
Introducción
España fue uno de los países europeos en los que el arte Barroco se asentó con más fuerza. Ciertamente, el carácter religioso de la sociedad española fue una de las causas de la difusión de unas formas que, en muchos casos, la Iglesia había tomado como símbolo de su actividad renovadora.
Esa misma razón hizo del barroco español un arte fundamentalmente religioso. Ahora bien, la forma en que se manifestó ese arte, estuvo así mismo sujeta a otros condicionantes, genuinamente hispanos.
Así, por ejemplo, la arquitectura barroca española hubo de contar con la poderosa influencia que El Escorial y el subsiguiente estilo Herreriano ejercían sobre los arquitectos y el gusto de la época; de igual modo, el empobrecimiento general del país limitó la calidad de algunos materiales de construcción, por lo que fueron frecuentes las iglesias y palacios de ladrillo a los que tan sólo se añadía piedra para decorar algunas partes de las fachadas; en escultura, el barroco hubo de fundirse con la tradición de la talla en madera y con el retablo como elemento decorativo, ya impuesto desde hacía siglos; y, por último, España ofrecía una gran variedad artística, fruto de una historia con muchas aportaciones culturales diferentes. Todas estas circunstancias hicieron del barroco español un arte original y con gran variedad de formas, a veces de estricto carácter local.
A todo esto debe añadirse que, algunas obras fueron realizaciones de los muchos artistas europeos, sobre todo italianos, que, a lo largo del siglo XVII, trabajaron en España.
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