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Historia: hasta s. XIX

l territorio de la actual Nicaragua estuvo poblado principalmente por nicaraos, chorotegas, matagalpas, pipiles y misquitos. La más desarrollada de estas tribus era la de los nicaraos, cuyo nombre dio origen a la denominación dada por los españoles al país. Procedentes de las tierras aztecas, los nicaraos se establecieron entre el lago de Nicaragua y el océano Pacífico en el siglo XV, portadores de una cultura nahua, organizada a partir de una casta guerrera dirigente en rígidas clases sociales. En la misma época, en 1502, Cristóbal Colón llegó con sus barcos a la desembocadura del río San Juan. Veinte años más tarde, las tierras fueron exploradas por una expedición enviada por Castilla del Oro desde Panamá, al mando de Gil González Dávila; el piloto Andrés Niño inició la exploración por mar. El primero llegó al lago de Nicaragua, al que denominó Mar Dulce, en tanto que Niño exploró el golfo bautizado de Fonseca. Los españoles fueron bien recibidos por el cacique Nicarao, pero poco después los amerindios les obligaron a retirarse.

En 1523 el gobernador de Panamá, Pedrarías Dávila envió para la conquista de los nuevos territorios descubiertos a Francisco Hernández de Córdoba, quien fundó la ciudad de Granada y llegó al lago Xolotan (más tarde, Managua), junto al cual fundó León. Las tierras hondureñas fueron escenario poco después del choque armado de nuevas expediciones conquistadoras; Fernández de Córdoba se subordinó a Hernán Cortés, pero Pedrarías Dávila ordenó en 1526 su apresamiento y ejecución en la plaza de León.

Constituida como gobernación en 1527 y con capitalidad en León, Nicaragua fue despóticamente gobernada por Pedrarías hasta 1531, pasando más tarde a formar parte de la Audiencia de los Confines. Desde 1568 hasta la independencia, el territorio, asolado por numerosos conflictos internos, fue incluido en la Capitanía General de Guatemala, a su vez vinculada al virreinato de Nueva España.

La explotación de los encomenderos y el tráfico de esclavos indígenas con Perú diezmó notablemente la población amerindia durante el siglo XVI, época en que comenzó la rivalidad entre las ciudades de Granada y León. En la centuria siguiente los ingleses iniciaron su penetración en la costa oriental, convertida en refugio de corsarios; allí se aliaron con los indios misquitos, que efectuaban correrías y saqueos por la zona españolizada en beneficio de los ingleses. En 1786 los corsarios se comprometieron a evacuar la región por la Convención de Londres, pero volvieron a ocuparla a principios del siglo XIX; desde entonces no cesaron las apetencias inglesas sobre Nicaragua, basadas en la estratégica situación interoceánica del país.

Los primeros intentos independentistas contra la dominación española se produjeron en 1811, influidos por los movimientos revolucionarios de México y El Salvador. El levantamiento de León prendió la mecha de la sublevación, que pasó rápidamente a Granada, pero los patriotas fueron rápidamente acallados. En 1821 los territorios comprendidos dentro de la Capitanía General de Guatemala se declararon independientes y, al año siguiente, Nicaragua se incorporó al Imperio mexicano de Agustín de Iturbide, político que se hizo coronar con el nombre de Agustín I, pero que ya en 1823 fue obligado a abdicar por sus afanes absolutistas. Desde entonces la antigua Capitanía General de Guatemala recuperó su independencia y quedó constituida en un estado regido por una Constitución federal, la República de las Provincias Unidas de Centroamérica, formada por Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica.

En 1825 Manuel Antonio de la Cerda asumió el cargo de presidente del Estado federado de Nicaragua, secundado por Juan Argüello. Las rivalidades entre ambos políticos alentaron la reacción conservadora de la ciudad de Granada, asiento de los terratenientes azucareros que brindaron apoyo a de la Cerda, mientras León, ciudad liberal, sede de talleres artesanales con un importante movimiento comercial, apoyaba a Argüello. La guerra civil entre liberales y conservadores, en cuyo transcurso fue derrotado y fusilado de la Cerda, se extendió hasta 1830, fecha en que intervino el Gobierno federal nombrando jefe de Estado a Dionisio Herrera. Tras la ruptura del pacto federal, en 1838, bajo la presidencia de José Núñez, Nicaragua decidió separarse de la federación, al igual que los demás estados centroamericanos. A finales de ese año se proclamó una nueva Constitución que estableció una legislatura bicameral y un Poder Ejecutivo en manos de un supremo director, elegido por dos años. El Directorio se extendió hasta 1853, cubriendo un período de frecuentes intervenciones extranjeras:

El Salvador y Honduras invadieron el país en 1843; Gran Bretaña, rival de Estados Unidos por el control de un paso interoceánico, se alió con el jefe de los misquitos y proclamó su protectorado sobre el reino de Misquitia en 1847. Tres años más tarde, el tratado Clayton-Bulwer firmado por ambas potencias puso fin a las apetencias británicas en la zona. La pugna entre liberales y conservadores impidió la creación de una conciencia nacional, ya que unos y otros solían llamar en su apoyo a los gobiernos de los países vecinos e, incluso, a aventureros como el norteamericano William Walker, que en 1855 invadió el territorio con un grupo de filibusteros y, tras conquistar Granada con el beneplácito de su gobierno, se autoproclamó presidente. Fue esta presidencia extranjera la que logró que conservadores y liberales se unieran contra Walker en la llamada Primera Guerra de Liberación Nacional, que logró su derrocamiento en 1857. A éste le siguieron una serie de gobiernos conservadores durante tres décadas de relativa estabilidad.

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