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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XX [De 1900 a 1939]
La prosa narrativa - 1ª parte
Introducción
espués del predominio novelesco dentro de
la literatura de la época del Realismo y Naturalismo del siglo XIX,
la prosa narrativa se tiñó en muchas ocasiones de ensayismo en las
primeras décadas del siglo XX; y a la vez el ensayo se ocupó con
bastante interés de los problemas de la novela. Ello supuso, en
cierta medida, una relativa confusión de estos dos géneros. El mejor
ejemplo de ello es Unamuno, que utilizó el género novelesco para
expresar las mismas ideas que en sus ensayos.
La novela
La novela se movió de 1900 a 1939 entre la continuación de las dos corrientes más importantes de finales del siglo XIX (Realismo y Naturalismo) y la creación de un nuevo modelo narrativo que rompiera con aquellas corrientes heredadas.
Los escritores realistas y naturalistas continuaron escribiendo en este periodo y ésta fue la principal forma de pervivencia de aquellas formas novelescas, aunque criticadas y repudiadas por muchos escritores más jóvenes. Pero también fueron continuadas por otros novelistas de las nuevas generaciones; en unos casos casi sin variaciones y, en otros, con una evolución del modelo realista. Entre los primeros, están novelistas como Concha Espina, Eugenio Noel, Ricardo León y muchos otros, que consiguieron notables éxitos; a este respecto puede citarse el caso de una novela mediocre que alcanzó enorme fama: La casa de la Troya (1915), de Alejandro Pérez Lugín (1870-1926), ambientada en el medio universitario de Santiago de Compostela. La continuación de la corriente naturalista se produjo sobre todo a través de la llamada "novela erótica", cuyos más destacados cultivadores fueron Eduardo Zamacois, Felipe Trigo y Pedro Mata.
Entre los escritores que intentaron hacer evolucionar el Realismo se encuentra el principal novelista de este periodo, Pío Baroja. Por otra vía, la del humor, se dirigió Wenceslao Fernández Flórez; y por la de la novela social lo hicieron autores como Manuel Ciges Aparicio, Joaquín Arderíus o José López Pinillos.
La ruptura con el Realismo se produce en la obra de una serie de escritores que pretendieron cuidar más los aspectos formales; el lenguaje cotidiano que aparecía en la narrativa realista va a ser sustituido por un lenguaje cuidado, en ocasiones procedente del Modernismo; la preocupación por el estilo sustituye a la acción y al interés por el mundo real anterior. En una dirección semejante se movieron también algunos intentos de novela vanguardista. Entre los escritores que pretendieron conseguir en sus obras este cambio de la técnica narrativa están algunos de los mejores escritores de la época: Ramón María del Valle-Inclán, Gabriel Miró y Ramón Gómez de la Serna.
Otra forma de ruptura la constituyó la llamada "novela intelectual"; en muchos casos estuvo relacionada con la novela formalista ya citada, pero aunque su preocupación por el estilo fue grande, su interés primordial fue la transmisión de unas ideas. Este tipo de novela es el que más próximo estuvo al ensayismo y muchas de las páginas de algunas obras podrían considerarse perfectamente fragmentos de ensayos. En este grupo de novelistas hay que situar a Miguel de Unamuno, Azorín y Ramón Pérez de Ayala.
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