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El mundo de los grandes bloques

ras la Segunda Guerra Mundial, los vencedores decidieron la creación de un organismo internacional que tuviera como finalidad garantizar la paz y promocionar el desarrollo en libertad de todos los pueblos del planeta.

Surgió así la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, sin embargo, no impidió que el mundo se dividiera en dos grandes bloques de poder, basados en dos sistemas socioeconómicos y políticos diferentes. Eran las democracias liberales de economía capitalista y las democracias populares de economía socialista.

Estados Unidos, que no había sufrido en su territorio los desastres del conflicto bélico, apareció como la gran potencia del capitalismo; y la URSS, gracias a su enorme extensión territorial y a su sorprendente capacidad de recuperación, se erigió en el líder de la economía socialista. Entre ambas potencias, interesadas cada una de ellas en difundir su propio modelo económico y social, se estableció una relación tensa que condujo a la denominada "guerra fría" cuyo significado último fue una carrera armamentista destinada a infundir el miedo en el oponente.

Europa, mientras tanto, necesitaba recuperarse de los resultados catastróficos de una guerra devastadora; otro tanto le pasaba a Japón, que había participado en el conflicto del lado de Alemania. El resto del mundo se vio sujeto a condicionantes diversos. China salía del feudalismo por medio de una revolución de carácter marxista que la llevaría en pocos años a ser una potencia de primer orden. Los países iberoamericanos intentaban afianzar sus procesos de modernización mientras sufrían graves problemas de política interna. En África y el sur de Asia las antiguas colonias de los europeos comenzaban sus procesos de independencia, pero estaban lejos de poder incorporarse al mundo moderno.

La guerra fría y la política de bloques llevaron a los Estados Unidos y a la URSS a un rapidísimo crecimiento y a una fuerte lucha por extender su influencia a otros países, lo que dio lugar a guerras de carácter local como las de Corea, Indochina o Vietnam.

En otras zonas los propios procesos de independencia fueron la causa de guerras civiles o fronterizas que enfrentaron a los habitantes de las antiguas colonias y que casi siempre contaron con la intervención más o menos directa de las dos superpotencias, interesadas no sólo por razones ideológicas, sino porque precisaban mantener, puesto al día, el material bélico que necesitaban para la carrera armamentista a la que les había llevado la guerra fría.

Poco tiempo después de la creación de la ONU, las dos potencias buscaron fórmulas supranacionales con intereses defensivos como la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), potenciada por los Estados Unidos en 1949, o como el Pacto de Varsovia, organizado en torno a la URSS en 1955.

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