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Introducción

omo punto de partida conviene señalar que, en el mundo feudal, la profunda relación entre estructura económica y estructura social, hace difícil analizar la una, sin remitir constantemente a la otra.

Desde estos puntos de vista los tres estamentos (nobleza, clero y pueblo llano) pueden agruparse en dos únicas clases, los que realizaban tareas productivas (pueblo llano) y los que habían de ser mantenidos (nobleza y clero). La progresiva desaparición de lo que hubiera podido calificarse de clase media (medianos propietarios agrícolas sin categoría de señores) hizo que se produjera un total paralelismo entre riqueza y clase social.

La sociedad feudal

El fundamento de la sociedad de los siglos IX al XI fueron las relaciones personales, es decir, los lazos de dependencia que vinculaban a unos hombres con otros.

Ese sistema de relaciones personales que procedía del mundo germánico se había institucionalizado con la dinastía carolingia que, para mejor gobierno de sus extensos territorios, había dividido éstos en condados y marcas al mando de los cuales había puesto a condes y marqueses. También los reyes carolingios habían concedido tierras (feudos) a sus más fieles guerreros (vasallos). Todos estos señores, ante los conflictos hereditarios del imperio de Carlomagno y la consiguiente debilitación del poder del monarca, agravada con las oleadas invasoras, comenzaron a considerar suyos los territorios que, hasta entonces, habían dirigido en calidad de administradores. Por otro lado, los pequeños señores locales que habían dependido de un conde o de un eclesiástico, pronto se sintieron más vinculados a quienes les habían dado el poder, en calidad de representantes del rey, que al mismo rey. De ese modo, el vínculo personal de vasallo a señor sustituyó a la sumisión de súbdito a monarca soberano.

Todo este proceso, que había tenido su origen en las concesiones territoriales (feudos) que solían acompañar a todo cargo o a todo agradecimiento del monarca para con sus súbditos, quedó definitivamente ratificado cuando, en el año 877, la llamada Capitular de Querzy confirmaba el derecho de sucesión en el feudo a los hijos del anterior señor. Desde ese momento la tierra no era ya un dominio de administración o de usufructo temporal, sino un bien personal de cada señor feudal (poseedor de un feudo). De este modo se daba un primer paso definitorio de la estructura feudal, es decir, la creación de los señoríos territoriales como dominios pertenecientes a un señor que los administraba en su propio beneficio.

Mientras tanto, los reyes, incapaces de hacer frente a una situación que no les era favorable, se limitaron a mantener los derechos sucesorios de unas coronas que, con frecuencia, se veían en peligro por las ambiciones de más de un señor feudal dispuesto a ampliar sus dominios. Para evitarlo, los monarcas hubieron de recurrir a buscar el apoyo de otros señores, con lo que confirmaban el propio sistema.

La inseguridad consiguió que pronto se desarrollara el sistema de vínculos personales. De este modo los más fuertes aceptaban como vasallos a señores con menor poder, asegurándoles éstos la defensa del protector y logrando el poderoso, mediante la fidelidad del vasallo, aumentar su prestigio y su capacidad ofensiva.

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