NUEVA CALEDONIA: LA CASA JANISEL (POUÉBO)

Cerca de Pouébo se localiza Balada, el lugar en el que estuvo uno de los grandes navegantes del Pacífico: James Cook en 1774, en la carretera se encuentra un pequeño mirador que recoge el acontecimiento [aquí la habrían vandalizado] y como fondo una interminable zona de manglares.

El navegante británico las bautizó como Nueva Caledonia en memoria de las tierras altas de Escocia. Dos décadas después el francés Antoine de Bruni d’Entrecasteaux exploraba y dejaba sus huellas en la toponimia de la región que ha perdurado hasta hoy.

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En esta zona se celebró la primera misa en 1843, concretamente en la playa de arena blanca de Mahamate, los Hermanos Maristas se establecieron y cuatro años después los kanakos destruían todas las construcciones, en esta década incluso algunos de ellos fueron comidos por las tribus locales (En 1849 la misma suerte corrieron los tripulantes de un barco con bandera norteamericana que tuvieron la osadía de desembarcar).

El 24 de septiembre de 1853 el contra almirante Tebvrier Despointes firmaba en representación de Napoleón III la toma de posesión de las tierras de Nueva Caledonia, la intención era montar una colonia penal que marcaría la historia de estas lejanas tierras. Los primeros convictos llegaron en 1856 y el convoy de 1864 creaba legalmente la nueva colonia; ese mismo año el ingeniero Jules Garnier descubría las grandes concentraciones de níquel que cambiaría totalmente el interés de París en la región. En esa época el viaje en barco era una larga y penosa travesía que no siempre lograban superar los condenados: medio año a través del Cabo de Buena Esperanza, a finales del XIX, abierto el Canal de Suez, el viaje apenas duraba mes y medio.

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Quizá ya estaba pensado el tratamiento legal que se daría a la zona, apenas unos años más tarde (1894) la colonia penal era clausurada y el último condenado llegó con la ruta del Canal; la mano de obra había que buscarla en otro yacimiento: comenzaron a llegar javaneses, indonesios, indochinos y japoneses.

En esta etapa es cuando entra en escena el constructor de la filatelizada Casa Janisel de Pouébo, se trataba de Mauricio Janisel (1877-1963) que, como colono, se instaló y construyó su casa en 1908 en esta zona del nordeste de la isla Grande. Se trataba de un administrativo de la Estación de Epinay que, tras visitar la Exposición Colonial del París en 1899, decidió convertirse en colono y marchar a Nueva Caledonia en busca de nuevos horizontes, desembarcaba en Nouméa en abril de 1901 y se le entregó un lote de 25 hectáreas en Pouébo, evidentemente eran tierras vírgenes que tuvo que desbrozar y engrandecer a lo largo de su vida. Inicialmente una simple cabaña en la que comienza su aventura como granjero a miles de kilómetros de Europa; experimenta con el café, los cocos, el maíz, las bananas y comienza a producir alimentos artesanales que irá colocando entre las diferentes familias vecinas e irá aumentando su producción a medida que la naturaleza le va dando sus frutos. No se duerme en los laureles y continua inventando cómo prosperar en una tierra desconocida, pero agradecida, construirá su propia presa hidroeléctrica y se lanzará al cultivo del arroz.

En abril de 1908 se casa con Odile Girold y daba paso a una nueva vivienda que se parecería a las clásicas estaciones del ferrocarril en el hexágono que tan bien conocía; fueron dos años de duro trabajo junto a los jóvenes emigrantes javaneses o convictos. El edificio fue levantado en base a bloques de piedra o coral que se producían sobre la marcha, ocupaba un rectángulo de 24×20 metros y se repartía en tres niveles. Uno para residencia, y los otros dos para el almacén de las cosechas (incluía una sección de secado). En total nada menos que 3.000 metros cuadrados: una soberbia mansión para el modesto empleado del ferrocarril que era en la metrópoli.

El edificio fue vendido a la administración en 1965, sirvió como alcaldía y sede del Servicio Público de Trabajo y Casas Rurales. El paso del ciclón Harry en 1990 lo dejó totalmente desabordado. El sello fue concebido por Roberto Lunardo, impresión en offset multicolor por Phil@poste en hojas de 25 ejemplares y 40.000 sellos de tirada con un facial de 110 francos que comenzó a circular el 12 de septiembre de 2016.

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JUAN FRANCO CRESPO
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