El 27 de marzo de 2015 comenzó a circular una preciosa pieza dedicada a esta abadía (ubicada en la población de Sticna que se formó en torno a la célebre construcción religiosa), unos 40 kilómetros al sureste de la capital eslovena de Ljubljana; por ferrocarril la población más cercana es Ivancna Gorica de la que le separan unos cuatro kilómetros y donde se puso a la circulación el sello con su correspondiente sobre y matasellos de primer día.
El centro religioso fue fundado por la comunidad cisterciense en el año 1136 por el patriarca de Aquileia, Pelegrino I, aunque la vida monacal y los votos de silencio habían comenzado en 1135. En su Scriptorium se produjeron algunos de los más bellos ejemplares ilustrados de los textos litúrgicos escritos en latín en el siglo XII, destaca el famoso Manuscrito de Sticna, aunque su biblioteca, en aquellos años de abandono, prácticamente se perdió pero, digamos, que aquel centro espiritual se convertiría en un foco de vital importancia económica y cultural para toda la zona de la Dolenjska.
La amenaza turca obliga a rodear el monasterio de muros y torres hasta que llegó la exclaustración decretada por el Emperador José II de Habsburgo [1784, en España, otro iluminado, Mendizábal haría lo propio: qué gran desastre me recuerda cada vez que visito la relativamente próxima a mi lugar de residencia la Cartuja de Scala Dei]. Ello acaba sumiendo en el abandono y la ruina hasta que los monjes regresan en 1898, procedentes de la Abadía de Meherau (Lago Constanza). Tras la II Guerra Mundial fue remodelada y en la actualidad unos cuantos monjes viven allí. En cierta medida son los responsables de que hoy pueda ser visitable, resaltemos conviven diversos estilos arquitectónicos: románico, gótico, renacentista o barroco creando, en conjunto, todo un mosaico que cautiva al experto y atrapa al curioso viajero.
Si hacemos un detallado recorrido, entraremos por el lado oriental y encontraremos el espacioso patio que nos muestra lo que fue la antigua prelatura (edificio renacentista del XVII). Hay dos plantas y una polifacética cantidad de objetos históricos (etnológicos, artísticos o religiosos). De las dos salas, una se dedica al escritor Josip Jurcic (1844-1881) y la otra al misionero Frederick Baraga (1787-1868) que estuvo predicando entre los nativos del Lago Michigan. El conjunto tomó el carácter de Museo de Religión (Slovenski Verski Muzeej).
En el patio central se levanta la capilla (XVIII), donde sobresale su doble escalinata. La Iglesia de la Piedad, consagrada en 1156 (originalmente fue de tres naves y estilo románico), totalmente reformada en el XVII-XVIII, destacan una serie de lápidas renacentistas y unas pinturas realizadas por Fortunat Bergant en 1766 dedicadas al Vía crucis.
Otras dependencias de interés son la denominada Abadía de Neff (levantada en el XVI por el abad Volbenk Neff), destacan los decorados naturalistas. Recordemos que algunos de los primeros textos en lengua eslovena aparecieron en este tipo de monasterios, sobresalen las glosas o sermones que, como no podían ser menos, son textos netamente religiosos: Sticna era un centro productor de este tipo de literatura que en su tiempo constituyó un dialecto pre-esloveno. El ejemplo de este tipo de edificios religiosos en Eslovenia pasa por ser uno de los más importantes del país; fue el centro educativo y cultural más importante de la Baja Carniola. Tenía una escuela ordinaria y una escuela de música, aquí se formó el famoso compositor renacentista Jacob “Gallus” Petelin (1550-1591), conocido por Cariolus, fue el autor de música sacra más importante de su tiempo.
El valor facial del sello fue de 1,33€, fue diseñado por Tandem & Co, fotografía de Branco Petauer, emitido en hojas de 25 ejemplares en offset multicolor y una tirada de 50.000 ejemplares.
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JUAN FRANCO CRESPO
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