JORNADA DE LA MÚSICA EN EL VATICANO

Otra preciosa emisión musical ha visto la luz; en esta oportunidad ha sido realizada por el correo vaticano, tres sellos (0,65-0,85-5€) dedicados a Bartholdy, Haendel y Haydn, la impresión corrió a cargo de la BDT International (Irlanda) que realizó la tirada de 200.000 series completas en minipliegos de diez ejemplares. Como complemento de la emisión se lanzó por primera vez un CD con algunos fragmentos de la música más destacada de cada compositor que se comercializó -con los tres sellos- al precio de 9,90€, comenzaron a circular el 24 de octubre de 2009, conmemoran el 250 aniversario de Haendel (1685-1759), bicentenario del fallecimiento de Haydn (1732-1809) y el nacimiento de Bartholdy (1809-1847). Se trata de dos exponentes del período clásico y uno de los más importantes músicos del romanticismo. Justo cuando Haydn muere, nace Bartholdy que sería uno de los grandes pianistas del XIX.

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FÉLIX JACOB LUDWIG MENDELSSOHN BARTHOLDY (3 de febrero de 1809 en Hamburgo, murió el 4 de noviembre de 1847 en Leipzig) aparece en el facial más alto de la serie, el de 5€ junto a un piano. Gran maestro y compositor, nació en el seno de una familia de banqueros de origen judío. Creció en un privilegiado entorno y muy joven inicia sus estudios de piano con Ludwig Berger (teoría) y Zelter (composición); la primera representación pública la realizó en 1818 interpretando la parte de piano de un trío de Wolf, las primeras lecciones musicales las recibió de su propia madre y la primera pieza la escribió en 1820 (tenía 11 años).

Tras una gran profusión de sonatas, conciertos para piano y cánticos, se revela como un autor consumado que domina el contrapunto y la forma. Tuvo una alta influencia de los personajes de su tiempo, entre los que destacan Humboldt, Hegel o Goethe; en su producción musical es fácil detectar la del inmortal escritor británico William Shakespeare, reconocible en lo mejor de su música, destacan Octeto para cuerda op. 20 y la inolvidable obertura Sueño de una noche de verano que tantas parejas eligen como su particular marcha nupcial. Como director de orquesta destaca a temprana edad, en 1829 dirigió una pionera interpretación de la Pasión según San Mateo que inició el culto del genial Juan Sebastián Bach.

Gran viajero, sus conciertos le llevaron a los mejores circuitos de su tiempo, destacan Inglaterra (Escocia, 1829), Italia (1830-31), París (1931) y de nuevo Londres en 1832-33. Poco después se haría cargo de la dirección de la orquesta de Dusseldorf (1833-35) en donde concentra su energía en los oratorios de Haendel. Su más significativo logro lo alcanzará como director de la Orquesta Gewandhaus de Leipzig (1835-1845) en donde incluyó obras históricas y modernas que cautivaron a los melómanos del momento. En dicha ciudad fundó su célebre Conservatorio (1843) que poco después sería rebautizado Mendelssohn Akademie (1846), allí impartieron clases diferentes personalidades del mundo de la música, entre otros Schumann y Reger; atrajo a estudiantes de todo el orbe entre los que destacan Delius, Grieg o Sullivan.

Su fase productiva como compositor se centraba en los periodos vacacionales del estío debido a que tenía un empleo real como compositor y director del coro de Berlín, Federico Guillermo IV proyectó un conservatorio para la capital imperial, allí residió varias temporadas y fue donde escribió esa música escénica que ha llegado hasta nuestros días con gran predicamento: Sueño de una noche de verano (1843).

Fue muy requerido como organizador de festivales, su impronta marcó, sobre todo, los de Niederrhein y Birmingham (Inglaterra). Su muerte, con apenas 38 años, significó una de las grandes pérdidas en su tiempo. De las muchas composiciones hay una pieza de especial significado: Paulus, estrenada en el Musikfeste de 1836, una adaptación inspirada en el Nuevo Testamento pero que es toda una alegoría de la historia familiar del clan Mendelssohn [familia judía convertida al cristianismo, tiene un apartado especial en uno de los más modernos museos de Berlín: el JUDÍO especializado en la historia de este sufrido pueblo, hay un apartado específico para ellos en donde se encuentra una máquina a la que se le introduce una moneda de 5 céntimos de euro y, tras su accionado manual, saldrá “planchada en formato oval” con el busto: prácticamente no queda ni rastro de la original moneda de cobre].

En la parte coral destaca la extremadamente dramática Die erste Walpurgisnact op. 60 inspirada en uno de los poemas de Goethe que nos descubre la nueva balada coral en donde saluda a la primavera. Muchas de sus piezas tienen un desigual carácter y permiten vislumbrar una amplia variedad de funciones sociales. Al margen de sus piezas, realizó arreglos sobre obras de Bach, Beethoven, Haendel y Mozart.

En 1837 se casó con Cecilia Jeansenand con la que tuvo cinco hijos. La pérdida de su hermana Fanny, a la que estaba muy unido, a finales de mayo de 1847, fue la más dolorosa de las circunstancias (su padre había fallecido en 1835 y su madre en 1842). Meses después fallecía el gran compositor, podría decirse que no superó el drama de la muerte de su hermana; a pesar de las circunstancias, en esa etapa creó algunas de sus más importantes obras. Por sus oratorios, podemos considerarlo uno de los más grandes maestros en la época de oro de este género musical. 

GEORGE FREDERIC HAENDEL (23 de febrero de 1685 en Halle-Alemania, 14 de abril de 1759 en Londres), aparece en el facial de 0,65. A los siete años aparecieron sus primeras óperas, en 1702 ingresó en la Universidad de Halle; era hijo de un barbero-cirujano que quería fuera un hombre de leyes pero él estudió música de manera clandestina hasta que logró convencer a su progenitor que le permitió estudiar con F. W. Zachow, en aquella época el principal organista de la ciudad que le vio nacer.

Con 17 años fue invitado a ejercer el puesto de organista en la catedral calvinista, que abandonó al año siguiente para marchar a Hamburgo donde toca el violín y el clave en el Teatro de la Ópera en donde presentaría su obra Almira el 8 de enero de 1705 y poco días después hará lo propio con Nero. Al año siguiente marcha a Italia, estará durante tres años visitando Florencia, Roma, Nápoles y Venecia en donde se representaron sus óperas y obras dramáticas. En la capital italiana compuso algunas piezas de carácter eclesiástico, entonces incorpora la música religiosa a su repertorio. En 1710 decide partir para Hannover, es nombrado Maestro de Capilla del Elector, poco después decide partir hacia Londres (1711) donde representó su famosa ópera Rinaldo que la había compuesto en apenas dos semanas, fue la primera ópera italiana escrita expresamente para un escenario londinense.

En 1717 entró al servicio del conde Carnarvon en Edware y en esa residencia compuso una docena de himnos y dos nuevos dramas: Acis & Galatea y Esther. En 1723 era nombrado compositor de la Capilla Real, en esa etapa se naturaliza británico y escribe cuatro antífonas para la coronación de Jorge II. En el verano de 1733 estuvo en Oxford como invitado, compuso el oratorio Athalia que se estrenó en el Sheldonian Theatre, el maestro no dejó de trabajar y en esta década vieron la luz Orlando y piezas con ballet incorporado: Ariodante y Alcina.

El duque de Devonshire, virrey de Irlanda, lo invitó a visitar Dublín, llegó el 18 de noviembre de 1841, allí estuvo durante nueve meses y estrenó su insuperable “Mesías” que había preparado con fines benéficos, a partir de ese momento se dedicó a representar oratorios, la mayoría en el nuevo Covent Garden; el Antiguo Testamento fue la base de la mayoría de estas piezas [José, Josué, Salomón, Sansón, etc.] en ocasiones incursionó en la mitología clásica o en la historia del cristianismo (Hércules, Teodora, etc.).

La vista le comenzó a fallar en 1751 y quedó prácticamente ciego al ser sometido a una operación de cataratas en 1752, continuó dirigiendo sus oratorios con la ayuda de J C Smith hasta 1758, un año después falleció; en esa etapa vio la luz una de sus últimas obras The Triumph of Time and Truth (1757). Enterrado con un fastuoso funeral de estado en la londinense Abadía de Westminster, asistieron más de 300.000 personas, era el agradecimiento del pueblo británico para el mayor compositor de su tiempo: el 20 de abril de 1759 se depositaron sus restos en la célebre abadía en donde se colocó el monumento de Roubillac -en 1739 ya hizo la estatua de Vauxhall Garden-.

JOSEPH HAYDN (nació el 31 de marzo de 1732 en Rohran (Baja Austria, muy cerca de la frontera húngara y falleció el 31 de mayo de 1809); aparece en el facial de 0,85€. Era el mayor de veinte hijos, su padre, Matías, era carretero y se casó en dos ocasiones, había aprendido a tocar el arpa de manera autodidacta tras finalizar su trabajo, su mujer, Ana María, solía acompañarlo con su voz; el recuerdo de aquellas melodías en el hogar familiar acompañó a Haydn hasta el final de sus días.

Su talento musical despertó a temprana edad, a los seis años se marchó a casa de su primo Franck, maestro de escuela y cantor de la iglesia en Hainburg. Se iniciaba la independencia del hogar de uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, ese hecho le influyó en su espíritu, tacto y diplomacia toda su vida. Recibió instrucción en lectura, escritura y catecismo junto al canto y diferentes instrumentos de cuerda y viento durante tres años que marcan su futuro. El gran maestro no dejó de repetir: “Siempre estaré en deuda con aquel hombre, incluso después de muerto, por haberme ofrecido tantas cosas, aunque en el proceso recibiera más palizas que comida”.

Con ocho años se integra en el coro de la Catedral de San Esteban (la iglesia más importante de la ciudad austriaca), durante los primeros cinco años fue muy solicitado como solista, el cambio de voz llegó y su puesto lo ocuparía su hermano Miguel, en noviembre de 1749 (contaba 17 años) fue expulsado, sólo y sin techo, el frío invierno estaba al acecho, una casualidad le permitirá compartir una buhardilla con un joven matrimonio hasta que se hizo con una exclusivamente para él. Su tiempo libre lo empleó como autodidacta y en buscarse la vida, en esa época conoce a Nicola Porpora al que logró convencer para que le permita acompañar a sus alumnos.

En 1749 consigue su primer empleo como director musical del conde Morzin que disponía de una pequeña orquesta de dieciséis músicos para la que escribió su primera sinfonía conocida como la número 1 de su repertorio; etapa de relativa tranquilidad, de nuevo le sorprende la desgracia,  apenas doce meses con empleo fijo, la orquesta tuvo que ser disuelta ante la falta de fondos: la música siempre ha tenido problemas para poder subsistir. En esa etapa compuso numerosas sonatas para teclado, con acompañamiento, cuartetos, sinfonías, obras para la escena o sacras.

Sus composiciones comienzan a aparecer en 1757 y su vida va cambiando, sobre todo tras el triunfo de sus primeros cuartetos de cuerda. Su primer intento de ópera tuvo mucho éxito: Der Krumme Teufel (El diablo cojuelo). En la década siguiente (1760-1770) se producen dos grandes hechos que marcan poderosamente su vida: eligió la mujer equivocada para su matrimonio y vivió la experiencia como una maldición, aunque no se divorció  porque era un ferviente católico; como tantas féminas, le encantaba “gastar” lo que su marido lograba ganar, llegando a una situación de déficit que le generaría al maestro no pocos problemas [ella murió en Viena en el verano de 1800]; el otro gran acontecimiento fue la aparición del príncipe Paul Anton Esterházy (1711-1762), cabeza de una de las familias más ricas e influyentes de Europa Oriental, le contrató como Vice Kapellmeister en Eisestadt.

En 1761 se convirtió en compositor a tiempo completo para la familia Esterházy, período en el que compuso algunos de sus más importantes trabajos, entre ellos, Las últimas siete palabras de Cristo. Ostentaba la dirección única en la ejecución e interpretación de la orquesta principesca; el contrato de aquel acuerdo muestra la alta valía y la consideración que ya tenía Haydn, la gran personalidad y el patronazgo del príncipe al que le sucedería su hermano Nicolás “el Magnífico” (1714-1790) al que sirvió durante 28 años.

Entre 1770-1779 se produce la gran ruptura estilística del genial compositor; en esta década acontece el gran incendio (1779) que destruye la gran sala de baile y el teatro de la ópera, con el devastador fuego se fueron numerosas partituras, de la mayoría de sus obras no quedó nada y de otras sólo fragmentos, se salvaron aquellas que el maestro tenía en su domicilio. Los primeros años de esta etapa fueron fecundos en la producción de música instrumental y escribió más óperas que en el resto de su vida, sobrevivieron cinco piezas y una de marionetas. La última para el príncipe Nicolás, Armida la realizaría entre 1783-84; un año antes había acabado su Missa Cellensis la única de grandes perspectivas entre la de música sacra del período.

Al morir su patrón [el príncipe Nicolás a los 76 años], el heredero no estaba interesado por el mundo de la música y llega la libertad al maestro con una buena recompensa de por vida: un salario mensual de 400 gulden y una pensión anual adicional de 1000 gulden, lo mejor de todo, sin obligaciones y con licencia para poder aceptar o realizar cualquier encargo. Rápidamente abandonó el palacio de la familia Esterházy, la ocasión no fue desperdiciada por el agente Johann Peter Solomon que va a buscarle y se lo lleva a Londres, donde realizó una serie de conciertos que le encumbraron en las islas británicas.

En la década siguiente (1780-1790) logra la realización de sus sueños, entre ellos, a los 49 años, se enamora perdidamente de Luigia Polzelli, esposa de un anciano violinista y a la que escribiría una encendida carta desde Londres el 4 de agosto de 1791. En 1795 regresaba a Viena en donde continúa produciendo música hasta 1802, siete años después fallecía el genial compositor austriaco.

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JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

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