HISTORIA POSTAL MODERNA: ¿QUO VADIS CORREOS o QUO VADIS HISPANIA? (4)

A raíz de ciertas diferencias con el tratamiento del servicio postal universal -a veces semanas sin recibir correo- estuvimos elaborando estadísticas con información que proporciona datos sobre la realidad del correo. España, a pesar de lo que quieren vendernos los prebostes postales del Parque de las Naciones, no suele salir bien parada en Bruselas. Pero con la que está cayendo en la economía, el servicio postal no creo que sea lo que más preocupe a “los mejores” que nos gobiernan.

Uno de esos males endémicos, es la falta de distribución del correo (de acuerdo con la ley actual, se debe repartir la correspondencia [al menos] cinco veces por semana) y la constante pérdida de envíos. Para los certificados dispones de un tiempo para reclamarlos pero ¡Ay!, generalmente, aplican un “silencio administrativo” que clama al cielo.

Por supuesto, los problemas están y nos pasan factura. Mientras tanto los prebostes seguirán haciendo creer que todo funciona a las mil maravillas. Entre 2009-2015, el año 2013 y 2015 fueron los que menos veces vino el cartero a casa. En el año que acaba de concluir, prácticamente hubo dos meses sin reparto, si comparamos los datos de 2010 [el que más se repartió] y el 2015 [el que menos]. Veamos el tráfico postal del período citado [tengamos en cuenta que ahora los repartidores del correo van en moto, o sea: la velocidad, no quiere decir calidad]:

DIAS DE REPARTO REAL

 

MES –> 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 TOTAL
DIAS REPARTO REAL 2009 17 18 19 21 16 16 9 2 16 17 15 13 179
DÍAS REPARTO REAL 2010 15 14 15 17 17 12 21 18 20 15 20 19 203
DÍAS REPARTO REAL 2011 20 11 17 11 18 16 12 16 11 9 11 14 166
DÍAS REPARTO REAL 2012 18 10 9 10 10 10 12 10 17 15 14 13 148
DIAS REPARTO REAL 2013 19 14 15 17 13 10 10 12 12 10 14 14 160
DIAS REPARTO REAL 2014 16 17 16 16 16 12 13 5 16 17 17 13 175
DIAS REPARTO REAL 2015 14 14 16 16 10 14 15 12 11 15 8 8 153

 

Durante el trimestre estival, la sequía se apodera del reparto, suponemos que el sol molesta. Si no reparten tal y como está el contrato-programa ¿por qué se subvenciona con dinero público?  Nadie, puede retener, interceptar o destruir pieza alguna que se haya confiado al correo si no consta una orden judicial al respecto. ¡Aquí hacemos lo que nos da la gana y conculcamos los principios constitucionales porque nos rota!, repartimos cuando queremos y si no le gusta: no escriba.

Veamos ahora el cuadro general de los envíos recibidos y la comparativa precedente, se observa una ligera mejora en la asiduidad del reparto en 2010, sin duda tras recibirse la queja del Ministerio en la Dirección General que gestiona los asuntos de la POSTA ESPAÑOLA, pero se han vuelto a relajar y el dato cae en 2012. Para saber el retraso basta comprobar las fechas reales de las respectivas julianas que colocan las máquinas clasificadoras [un 20% de la correspondencia carece de signos que permitan la trazabilidad] todavía tenemos un 10-15% de correspondencia que demora más de lo estipulado, algunas misivas superan con creces los tiempos prescritos por la UPU, a veces se tiran meses no se sabe dónde [antes llevaban el matasellos al dorso para documentar cualquier incidencia y, en cierta medida, salvar la cara del operador postal en el tramo final]. La Oficina de Valls se niega a aplicar el matasellado o respaldo [preceptivo en según qué tipo de correspondencia como marca el acuerdo marco de la UPU para el tráfico postal]. La correspondencia certificada, al ser retirada de la oficina debería de recibir la correspondiente marca (matasellos) que da fe de la entrega al destinatario y en aspectos legales para poder hacer valer los derechos de los ciudadanos ante los voraces instrumentos de Hacienda en su acción confiscatoria [se parecen al sistema feudal] y algunos han padecido la “guillotina” de las oficinas de impuestos que les han recargado los recibos a pesar del retraso por negligencias postales. ¡Claro se aprovechan que el pobre ciudadano prefiere pagar “lo que sea” antes de tener que aguantar unos costosísimos procesos en los que, al final, te acaban gravando el porcentaje inicial con suculentos intereses!

TIPOLOGÍA 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Correspondencia recibida 1.386 1515 1033 1006 1003 1125 1247
Correspondencia recibida franqueada con sellos 233 238 270 179 189 266 283
Correspondencia certificada recibida 98 62 47 36 36 37 41
Correspondencia certificada enviada 223 17 10 3 5 3 1
Días que se realizó reparto domiciliario 190 203 166 151 160 175 153
Días reales que debería haberse repartido el correo 245 245 245 246 245 245 245
Días que no hubo reparto a pesar de lo que dice la ley postal 55 42 79 95 85 70 92
Días no laborables (sábados, domingos y posibles fiestas) 120 120 120 120 120 120 120
DIAS SIN REPARTO (epígrafe 7-8 columnas precedentes) 175 162 199 115 105 190 202

Números de carácter frío, el promedio diario de correspondencia recibida era de algo más de seis piezas, difícilmente podemos considerar que haya tres meses o lo que es igual: el correo se ha repartido dos-cuatro veces por semana [las julianas acumuladas demuestran esa terrible realidad en el volumen de envíos del buzón cuando no se realiza el reparto diario], evidencia se ha producido retención arbitraria, sin que medie, aparentemente, motivo para ello ¿habrá algún cuco tras la maroma?, si lo hay ¿qué busca?  Obsérvese que con más del 10% de mis certificados “volatizados” en 2009, ese tipo de envíos deja de realizarse a través del CORREO ESPAÑOL. Es evidente que el reparto domiciliario se ha reducido, dramáticamente, en 2015. En definitiva, cada vez estamos peor y esto parece no tener fin a pesar de los insumos que se le inyectan a un servicio cada vez más ineficaz.

Entraríamos en contradicción con la ley y el reglamento UPU. El correo es una contraprestación, tras el abono de las tasas correspondientes que se multiplicaron de manera exponencial desde que se implantó el euro, lo que nos da otra paradoja, a pesar de los ingentes recursos que se destinan, el resultado es nefasto, falla uno de los pilares: el que representa el final de la cadena, el que mantiene el contacto directo con el público. Matemáticamente es imposible días con 0 envíos para repartir cuando, al siguiente reparto, el número de envíos es mayor que la media estadística: la correspondencia es retenida como delatan las julianas del correo automatizado que a veces uno se encuentra en el buzón con una horquilla de 5-10 días, especialmente en los meses que menos se ha repartido; definitivamente, se retiene, alegremente, el correo.

La correspondencia con sellos es aproximadamente la 6ª parte de los envíos o el 17% (estamos hablando de un aficionado a la filatelia, por lo tanto, que no se conforma con el clásico cuño de “franqueo pagado en oficina”, que franquea y recibe su correspondencia con sellos; de ese porcentaje más del 10% de los envíos son cartas franqueadas filatélicamente para obtener marcofilia conmemorativa). En 2012, sospechosamente, no retornaron unas 50 peticiones -que representan 150 sobres filatélicamente franqueados y con marcofilia especial- realizadas a los servicios filatélicos de nuestros vecinos galos e italianos. ¿Qué pasó? No deja de ser raro que no retornen, sobre todo si tenemos en cuenta que no son peticiones en bloque sino que se realizan a lo largo del año. ¿Veremos esas piezas en los mercadillos callejeros como ya ocurrió otras veces sin que hubieran estado en mis manos?

Dos de cada diez envíos estarían siendo franqueados, año tras año nuestro correo aumenta el número de sellos y el valor facial sin que éstos estén a la venta o sea muy restrictiva y cuando lo pide expresamente el usuario. Por mucho que ahora financien muestras filatélicas, resulta que no tenemos coleccionistas: lo mismito que pasó en los Estados Unidos donde destinan millones de dólares a tratar de fomentar el coleccionismo entre los escolares, si las cartas viajan sin sellos, ya me dirán cómo fomentamos esa afición. Los futuros coleccionistas se forman precisamente en la edad escolar cuando el niño tiene esa pasión innata por guardar “cromos” y los sellos, en ese momento, lo son. Necesita verlos en las cartas que llegan a casa, que le despertarán esa pasión por el papel dentado.

Un porcentaje significativo (25%) de los envíos llega sin marca postal (ni matasellos ni indexado) con lo que nunca se sabe qué vía siguió hasta llegar a destino. En muchos casos la juliana del centro de tratamiento de Madrid difiere –a veces más de cinco días- respecto a la entrega al destinatario, teóricamente ha de realizarse en 24 horas. Sin marcas del paso por Correos, supongo [deben pensar los prebostes postales] “salvan la cara” y repartimos cuando nos parece bien.

Algunas misivas llegan muy retrasadas de acuerdo a lo teóricamente deseable desde que se cancelan. ¿Dónde está el “cuco” que provoca el “desajuste”? ¿Por qué cuando hay incidencias no se le aplican a los pliegos correspondientes el cuño que certifica tal acontecimiento? ¿Por qué la correspondencia filatélica tiene que padecer la pandemia de unos empleados indeseables?  ¡Fácil: los sellos exóticos llaman la atención y de ahí a su pérdida! ¿No es robo y falta de celo en la prestación del servicio?

Como mucho, los puristas dirán que es un hurto y, como tal, indemostrable y así nos va en este país de pandereta donde tratar de defender tus derechos es un acto quijotesco y los cargos que están para proteger al ciudadano, en este caso, previo pago del servicio, en realidad son una simple pantomima porque, si pueden, te machacan por “impertinente”. Pero no nos quejemos que ahora “somos europeos y ciudadanos con obligaciones, como es el causo de la deuda soberana que nos pasan a estricto escote”.

En definitiva el mismo correo nos está diciendo que no tenemos derecho a emplear [nuestro tiempo en lo que nos cultiva y nos forma]. El exotismo llama la atención y, si llamamos la atención, estamos provocando al “granuja” de turno que aprovechará el momento. Ergo: nosotros somos los culpables y no CORREOS, como el responsable de atención al cliente quiere hacer creer al usuario, al Defensor del Pueblo y al mismísimo Ministerio de Fomento.

Ahora, al parecer, mucha correspondencia ni llega a devolverse a pesar de que el remitente lo solicite en la cubierta de sus envíos ¿por qué esa desidia? ¡Ah!, hay que rentabilizar al máximo y esa es una actividad que no genera ningún plus al organismo. Lamentablemente, tenemos unas tarifas estratosféricas y el servicio no funciona mejor. Hay algo que evidentemente no cuadra con los cánones de la honestidad ¿qué es eso?

JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *