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Cocina y gastronomía
LAS FRUTAS
Frutas de hueso - 1ª parte
Introducción
s durante los meses estivales y principios del otoño cuando hay más y mejores frutas de hueso. Además de consumirlas crudas, éstas pueden usarse en muchos postres y conservas y a menudo complementan muy bien el sabor de algunos alimentos salados.
Todas las frutas de hueso son muy ricas en vitamina C, al tiempo que son una fuente de minerales y fibra vegetal. Los huesos de muchas de ellas, incluyendo las cerezas y las ciruelas, contienen una pequeña cantidad de ácido prúsico, que es lo que les da ese sabor amargo.
Albaricoques
Son de color naranja pálido y tienen el aspecto de melocotones pequeños, aunque su sabor es más áspero. Se encuentran en abundancia en verano, aunque a veces también se pueden conseguir en invierno. Al comprar, escoja las piezas que estén un poco sonrosadas y que al apretarlas con el dedo cedan un poco, pero no demasiado. Evite las piezas dañadas o demasiado blandas.Los albaricoques se consumen crudos y si se quiere pelados (se pueden pelar muy fácilmente sumergiéndolos en agua hirviendo durante 1 minuto). Abiertos por la mitad y sin hueso tienen muchos usos en repostería, en mousses, tartas de queso, etc. Son también un buen acompañamiento de la carne, cortados en rodajas o triturados.
Cerezas
Es una fruta esencialmente de verano, aunque algunas veces se encuentran también en invierno. Las cerezas se dan en una gran cantidad de tonalidades que van del blanco rosado al rojo oscuro. Además de poderlas clasificar según la variedad a que pertenecen, las cerezas se pueden dividir de un modo general en dulces y agrias, dependiendo del sabor de su carne. Las más famosas de las cerezas agrias son las guindas.
Al comprarlas, el mejor modo de comprobar si están buenas es probar una, pero, de no poder ser, busque las piezas más brillantes y más gorditas, ni demasiado duras ni demasiado blandas, evitando aquellas que estén abiertas o que tengan golpes. Para conservarlas: en principio, si están en su punto de maduración lo mejor es consumirlas en el mismo día de la compra, pero si se envuelven sin apretar se pueden conservar frescas, hasta dos días, en el compartimento de frutas y verduras de la nevera.
Para prepararlas, límpielas, pero no las lave, a no ser que sea imprescindible o no tenga garantías de salubridad. Sírvalas tal cual como postre. También puede usarlas en tartas, ensaladas de frutas, pudines y en salsas dulces y saladas. En estos casos ha de quitarles los tallos y los huesos, con un aparato especial o con una brocheta. Las cerezas son un buen acompañamiento para el pavo y platos de caza. Las guindas son el tipo de cereza agria que se suele utilizar para conservas; son excelentes para elaborar un licor dulce y aromático.