Reflexionemos sobre la Madre Tierra

Enviado por Sur-cultural – www.surcultural.info
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Gira y sigue girando nuestro hermoso y vivo mundo, herido, adolorido, decepcionado; las talas, las quemas, las bombas, la contaminación de sus aguas…la cacería irresponsable. Siglos de silencioso y arduo trabajo con el único y generoso fin de ofrecérnoslo sin egoísmos.

Carga sobre si las venganzas, la indiferencia, las torturas, el hambre… a los secuestrados y decapitados, los invasores, los guerreros del odio, los ambiciosos de poder insaciables, de garganta profunda. Los vampiros que se nutren con la sangre de los más débiles, los que trafican con la carne inocente, los que se enriquecen con las armas mortales, los que envenenan a los escolares con su mercancía de muerte.

Y sigue girando, sufriendo, esperando… como madre generosa, tolerante, paciente…Se rehace una y otra vez en el vano sueño de que sus hijos reaccionen crezcan y maduren. Que se den cuenta que no son sus dueños, que le deben respeto y amor.

De vez en cuando grita, castiga, advierte… en terremotos, inundaciones, huracanes…pero el hombre sigue haciendo oídos sordos, construyendo sin respeto por su entorno, cazando especies en extinción, depredando sus hábitats, matando ballenas para aprovechar menos de una cuarta parte de su gigantesca presa, sometiendo a sus congèneres, invadiendo…invadiendo…invadiendo,

matando…matando…matando…Debe, tiene que llegar la mayoría de edad de la llamada máxima creación de Dios; del hijo amado donde se ha mirado esta madre silenciosa y callada, que ha dado sin recibir, pero creyendo firmemente y sin desfallecer en que, más temprano que tarde, sea completada la obra que ha ayudado a sustentar.

Debe, tiene que llegar ese hermoso día cuando el hombre entineda que es solo una célula del TODO, y que cada una de sus acciones en apariencia aisladas, influyen poderosamente en la conclusión de un mejor mundo: de uno para todos los seres vivos, como fue decretado en el origen.

El hombre tendrá que volver sus ojos al punto cero, al día que todo comenzó. Volverá la vista despojado de ambición, de sed de venganza y deseos de poseer, se mirará en el espejo de los ojos de su hermano y se dará cuenta de su fragilidad, de su fugacidad… de su breve temporalidad en esta casa transitoria; en este hermoso y sensible planeta – escuela.

No viviré para verlo seguramente, pero mantendré y trataré de heredar esa esperanza, en la medida de mis posibilidades…

Autora: Armida Martín

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