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No existe motivo alguno para pensar que los planetas del sistema solar son representativos de todos los tipos de planetas. Esta es la opinión de Michel Mayor, el astrofísico que descubrió en 1995 el primer planeta extrasolar.
Entrevista realizada por Marie-Christine Pinault-Desmoulins (UNESCO).
A menudo, los grandes descubrimientos científicos son producto de la casualidad. ¿Fue fruto del azar el descubrimiento del primer exoplaneta, que usted detectó con Didier Queloz hace ya quince años?
Si lo que usted quiere decir es que los descubrimos por pura suerte, le diré que no. Ese descubrimiento fue el resultado de un largo proceso de investigación y de perfeccionamiento de instrumentos capaces de medir con precisión la velocidad de las estrellas. ELODIE, el espectrógrafo que nos permitió detectar el primer exoplaneta en el Observatorio de Provenza (Francia), se había fabricado precisamente con el fin de buscar planetas fuera del sistema solar.
En cambio, sí hemos tenido suerte al descubrir exoplanetas que giran en su órbita con gran rapidez. El periodo orbital de “51 Peg b”, el primer exoplaneta descubierto, es de 4,2 días solamente. Para que se haga usted una idea de su brevedad, le diré que el periodo orbital de Júpiter es exactamente de 4.332,71 días, o sea unos 10 años.
Es innegable que los cuerpos celestes con un periodo orbital corto son más fáciles de descubrir y observar. En unas pocas noches se pueden efectuar observaciones muy útiles que, en otros casos, necesitarían diez años, o veinte incluso.
¿Cuáles son los trabajos de investigación más importantes hoy en día?
A corto plazo, los trabajos de investigación se estructuran en torno a tres ejes principales: la planetología comparada, la detección de planetas más ligeros y la imaginería planetaria.
La planetología comparada utiliza los datos obtenidos por los satélites y los instrumentos instalados en el suelo terrestre para determinar la densidad media de los planetas. Con esto se pretende conocer la física de los planetas, que es muy importante porque no tenemos motivo alguno para pensar que los planetas de nuestro sistema solar son representativos de todos los tipos de planetas existentes. En teoría, podemos predecir la existencia de “planetas océanos” de hielo derretido. Esto es lo que ocurriría con Neptuno si se acercase al Sol: su superficie quedaría recubierta por un gigantesco océano. Sin embargo, éste sería muy diferente de nuestros océanos terrestres porque su fondo no sería rocoso.
Con respecto a la búsqueda de planetas más ligeros, es preciso saber que hasta hace poco sólo podíamos detectar exoplanetas con una masa por lo menos cuatro veces superior a la de la Tierra, esto es, planetas cien veces más ligeros que Júpiter. En nuestra jerga, los astrónomos llamamos a esos planetas “Supertierras”. Sin embargo, gracias a nuevos instrumentos acabamos de descubrir “Gliese 581 e”, un planeta telúrico situado fuera del sistema solar con una masa tan sólo dos veces superior a la de la Tierra. [Nota de la redacción: el Observatorio de Ginebra anunció el descubrimiento de este exoplaneta el 21 del pasado mes de abril].
Todos esos descubrimientos se han hecho recurriendo a métodos indirectos. Al mismo tiempo, la imaginería planetaria –que nos permite ver directamente los exoplanetas– se halla en pleno auge. A finales del año pasado, se cosecharon unos cuantos éxitos de importancia con la obtención de imágenes de algunos planetas muy jóvenes de tamaño considerable. Esto no quiere decir que nos vaya a caer encima una avalancha de de imágenes de exoplanetas. En efecto, la inmensa mayoría de éstos no se dejan ver fácilmente, ya sea porque se han enfriado o porque se hallan demasiado cerca de sus propias estrellas.
Actualmente el Observatorio de Ginebra está fabricando, en colaboración con sus asociados, un instrumento llamado SPHERE para la obtención de imágenes directas de los exoplanetas. SPHERE, que nos va a permitir observar toda una serie de esos planetas pequeños, estará listo para el año 2011. Hace ya más cinco años que más de doscientas personas trabajan en su fabricación.
¿Cómo funciona la cooperación internacional en el campo de la astrofísica?
En la búsqueda de planetas, el tipo de colaboración más extendido es el que se da entre personas individuales. No existe una cooperación internacional propiamente dicha. Cabe decir, además, que en determinados ámbitos esta cooperación no es necesaria, e incluso ni siquiera es deseable. La competición en estos casos es positiva. En cambio, la búsqueda de vida en el universo sí es una misión que necesita una cooperación internacional, ya que exige disponer de medios muy considerables y es probable que las estructuras actuales no sean adecuadas para promover con eficacia una empresa de esta envergadura.
Por motivos presupuestarios, tanto la ESA [Agencia Espacial Europea] como la NASA [Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los EE.UU] han dejado un tanto de lado esta misión. Algunos investigadores sueñan con la creación de una institución dedicada a coordinar a escala mundial los estudios sobre la vida en el universo, pero por el momento se trata de un sueño solamente.
Foto 2: © NASA/JPL-Caltech/University of Arizona
La imaginería planetaria es un eje prioritario de la investigación astronómica actualmente. Esta fotografía de la nebulosa Roseta, situada a 4.500 años luz de la Tierra, ha sido tomada gracias al telescopio espacial de rayos infrarrojos Spitzer.
Foto 3: UNESCO/Michel Ravassard
Michel Mayor, descubridor del primer planeta extrasolar, participó en la inauguración del Año Internacional de la Astronomía en la sede de la UNESCO (enero de 2009).
Información procedente de la UNESCO |