Observemos nuestro planeta, la Tierra; a su vez situemos el hombre sobre ella y ambos en el cosmos; ninguno de ellos es independiente, ni tampoco sus acciones y movimientos, todos interactúan en una majestuosa unidad. Materia y energía están vinculados en un espacio unificado en perfecto equilibrio.
El cosmos en su totalidad es un único sistema unificado, donde todo, desde cualquier punto de vista, es energía. De mayor a menor nivel se observan los movimientos de las galaxias, soles, planetas y átomos, y más generalmente la materia y cualquier manifestación de vida, como fuentes de esas energías que conforman una unidad operando conforme a las leyes de Einstein. La materia y la energía, obedeciendo a leyes inmutables, no son más que dos aspectos diferentes de una misma realidad.
Si hemos entendido que la materia y la energía actúan en el cosmos como una unidad en equilibrio dinámico, podemos comprender que las fuerzas biológicas mantengan igualmente su propio equilibrio, y éstas a su vez dentro de todo el conjunto. Pero nada es tan sencillo, pues estas fuerzas están sujetas a complejas restricciones y equilibrios muy precarios.
Hagamos un análisis de la precariedad de ese equilibrio:
La Tierra recibe la energía del sol en tal cantidad que apenas aprovechamos una ínfima parte; esa generosidad nos permite afirmar que esa energía es casi ilimitada; pero no podemos ignorar que la energía del sol produce árboles, plantas, hojas, bacterias…; estos productos no son ilimitados, y la alteración ecológica de éstos son los que precipitarían el desequilibrio.
Si inundamos las corrientes naturales con vertidos industriales o aguas negras, la falta de oxígeno eliminaría la vida que contiene, además de producir emanaciones de gases por la descomposición; si se talaran los bosques o se sometieran las praderas a excesivo pastoreo, las tierras productivas se convertirían en desiertos; si destruimos la capa protectora de nuestra atmósfera mediante CFC´s y otros productos reactivos, se producirá una cadena de acciones en el medio ambiente de efecto irreversible.
Existe entre los seres vivos una íntima interdependencia no eludible voluntariamente; hay por tanto una dinámica recíproca, y de las relaciones entre ellas depende su estabilidad; si se debilita o destruye se desata la capacidad de mutua destrucción entre seres vivos.
Hay que recordar que, en la naturaleza, los sistemas se aseguran el alimento a través de cadenas alimentarias, donde es una exigencia que unas especies devoren a otras.
Entre los animales existen igualmente dependencias, no sólo para procurarse el alimento, sino también de cooperación mutua; muchos animales cooperan en grado elevado dentro de la manada, del rebaño o del nido; otros se relacionan como huésped y parásito.
Todas estas interrelaciones, algunas muy sutiles y que pueden parecer pueriles, poseen riesgos de consecuencias imprevisibles si se perturba su equilibrio.
La perturbación de las interrelaciones entre seres vivos pueden iniciarse, simplemente, mediante la Introducción de una nueva especie, la alteración de un equilibrio químico, un deshielo por efecto de las sustancias atmosféricas de origen humano favorecedoras del efecto invernadero, etc. Las reacciones a estas perturbaciones pueden ser de carácter tan violento, que impida al sistema retornar por si mismo a un estado de habitabilidad y estabilidad.
El hombre juega aquí su papel más importante, al imponer las condiciones en base a su posición preponderante y dominante, siendo capaz de alterar el equilibrio por el cual el ciclo ecológico se cierra sin contratiempos. Es pues evidente que existen múltiples caminos hacia puntos de «no retorno», es decir, «no reversibles». Los abusos y excesivas cargas que planteamos a los ciclos ecológicos vivientes, no pueden ser de carácter indefinido, o correremos el riesgo de que ese precario equilibrio se rompa y culmine trágicamente.
El hombre no tiene necesidad de retroceder en sus logros científicos y tecnológicos para contener la amenaza, pero está obligado a desplegar toda su potencial inteligencia y sabiduría para que sus avances le permitan a su vez estabilizarlos dentro del sistema, y por extensión mejorar en el trato a su medio ambiente. No es tarea fácil, pues las fuerzas implicadas son de magnitud superlativa; la destrucción del precario equilibrio planetario traería consigo la desaparición de la vida humana sobre la Tierra.
Hola! Bueno, en primer lugar los felicito por tener una pagina tan completa y con un lenguaje entendible al público, yo soy alumna del CECYT 6 Y ESTOY EN LA CARRERA DE TECNICO EN ECOLOGÍA Y LA VERDAD YA HAN SIDO VARIAS VESSES LAS QUE HE CONSULTADO ÉSTA PÁGINA Y HE PODIDI SACAR A DELANTE LOS TRABAJOS QUE ME HAN DEJADO.
GRACIAS