El acodo es una forma de propagación de un vegetal, cuya nueva planta conserva íntegramente las mismas características genéticas de la madre, es decir, es un clon. Los acodos también pueden ser terrestres, por ejemplo para reproducir la vid (otro día explicaré ese método), pero en este caso lo haremos en una rama de un cítrico, un naranjo.
El objetivo del acodo es favorecer la producción de raíces, y así obtener una planta completa para después trasplantarla como un ejemplar nuevo e independiente.
Para producir las raíces en un acodo aéreo hay que conseguir que una parte de una rama quede rodeada de tierra (simulando que está enterrada); previamente le habremos hecho un corte circular de entre 1 y 3 cm de ancho en la corteza, y extraeremos el anillo dejando esa parte de la rama desnuda. Aunque no es imprescindible, si espolvoreamos hormonas de enraizamiento en la zona expuesta aceleraremos el proceso.
El soporte para el sustrato puede ser cualquier objeto que permita comprimir un volumen de tierra alrededor de la rama. Puede ser una bolsa plástica, una tela, o como en mi caso, una botella de Cocacola de 2 litros.
Os explico cómo lo hice yo: A la botella le corté primero el cuello (que es la parte más dura del recipiente), seguidamente corté la base más o menos a 2 cm, y finalmente practiqué un corte longitudinal desde la base hasta el cuello. Esto me permite que, separando ligeramente el canal practicado, pueda rodear la rama con la cara interior de la botella. Para cerrar el canal he usado cinta de embalar porque es lo que tenía a mano, aunque la cinta americana es más fuerte y duradera.
Con la botella abrazando la rama sólo queda rellenarla con el sustrato que hayamos preparado, comprimiéndola bien para que haga buen contacto con la zona desnuda de la corteza.
El sustrato se puede preparar con un poco de compost, tierra de jardín y algo de arena para que drene bien el agua en caso de lluvia persistente. Se riega por primera vez, y si hay tiempo muy caluroso conviene hidratar conforme observemos que se produce mucha evaporación. El sustrato tiene que estar húmedo pero no encharcado, pues podría favorecer la generación de hongos o la pudrición de las incipientes raíces. En este caso los acodos se hallan abiertos por su parte superior, por ese motivo el riego puede ser necesario con más asiduidad; en los casos de acodos herméticos (cuando se realizan cubriéndolos totalmente con un plástico) la forma habitual de mantener húmedo el acodo es inyectando agua mediante una jeringuilla.
Tengo que hacer una observación acerca del recipiente usado en este caso, que es un material plástico. Si recibe el sol directo puede ser un contratiempo, ya que se creará un efecto invernadero en su interior y, además de una evaporación excesiva, puede llegar a «cocer» literalmente el contenido. La solución es cubrir la botella con un material que rechace la radiación solar. Los materiales blancos son los más adecuados, o como en mi caso, una lámina de aluminio que refleja la luz y el calor. No debemos usar materiales de color negro, porque son los que más calor absorben.
En unos meses, si retiramos el envoltorio, observaremos que aparecieron raíces dentro del recipiente. Al llegar la primavera ya podemos cortar la rama y separarla de la madre, teniendo ya en nuestras manos un pequeño arbolito con sus raíces listo para trasplantar.
Importante: El recipiente lo extraeremos sólo en el momento de realizar el trasplante, cortándolo con mucho cuidado con la planta ya situada en el hoyo abierto, para que la tierra que rodea las raíces se mantenga firme, así sufrirá menos estrés y enraizará más fácilmente en su nueva ubicación.