CONTAMINACIÓN, QUÍMICA Y AISLAMIENTOS IGNÍFUGOS

Los efectos de la contaminación del medio ambiente son de largo alcance en nuestra era, la naturaleza de la revolución industrial y la falta de un modelo de desarrollo sostenible para el progreso industrial ha permitido la creación de sustancias y productos que puedan servir a la idea de la comodidad, la productividad o la eficiencia, sin embargo, el concepto de cuidado del medio ambiente es, en gran medida, una idea de último momento. Esto ha llevado a los productos químicos de larga duración y potencialmente tóxicos para la vida a persistir en el medio ambiente.

Aplicando un revestimiento ignífugo. Imagen cortesía de acusfoc.com

Por otra parte, existen numerosos materiales de construcción nacidos de la síntesis química. Es cierto que la química les puede aportar prestaciones, fiabilidad y durabilidad, entre otras propiedades y, aunque puede ayudar a la sostenibilidad, el origen en hidrocarburos de muchos de ellos les hace sensibles al fuego, más aún, pueden ser potencialmente inflamables. Actualmente, algunas legislaciones obligan a construir con materiales ignífugos, o incluso revestirlos con aislamientos resistentes al fuego. Existen variados aislamientos ignífugos, como morteros, pinturas, sellados, imprimaciones, paneles, etc., que protegen las viviendas o los materiales construidos contra la acción del fuego.

En el siglo XXI, el concepto de la responsabilidad ambiental está evolucionando hacia un modelo de “el que contamina paga”, en el que el generador de la contaminación es responsable de los gastos de su limpieza y, en algunos casos, los costos de los efectos de salud que pueden ser probadas directamente a ser el resultado de la causa del problema medioambiental.

Aún así, no podemos ignorar que nuestro actual estilo de vida depende en gran medida de la química, y combatirla no mejorará sustancialmente el control de los riesgos futuros. La opción lógica es aplicar con sensatez los avances, dado que los productos químicos son importantes para el desarrollo y muchos ámbitos de la vida. Los avances en salud les deben mucho pero, ciertos tipos de productos, tales como los contaminantes orgánicos persistentes (en inglés POP), pueden resultar peligrosos en humanos y la vida silvestre si se acumulan por encima de determinados niveles, causando graves problemas en la reproducción y el desarrollo, junto a otros efectos de naturaleza inmunológica, hormonal e incluso cancerígena. La aplicación de pesticidas contribuye al envenenamiento de un elevado número de personas en el mundo, especialmente trabajadores rurales empobrecidos.

Los POP’s, agrupan pesticidas, insecticidas organoclorados o clorocarburos, herbicidas y PCB’s o policlorobifenilos. Algunos de estos productos producen disrupciones hormonales o endocrinas (en inglés EDC), es decir, son capaces de alterar el equilibrio hormonal de los organismos. La exposición a estos productos químicos puede darse a través del contacto de alimentos, agua, aire, polvo y la piel con varios materiales. También existen aditivos químicos que producen EDC en equipos eléctricos y electrónicos, muebles, textiles, y en el hogar se pueden hallar en variados productos de limpieza.

Los sectores agrícola y veterinario son usuarios masivos de antibióticos en el mundo; utilizan el 70% de todo lo que se fabrica. Un uso excesivo de productos farmacéuticos como antibióticos y antimicrobianos, tanto en medicina humana como en veterinaria pueden contribuir a crear cepas de microbios resistentes en humanos, que representan serias amenazas para la salud.

Los niños son particularmente susceptibles a los impactos de los productos químicos en la salud. Son significativos los efectos en la salud mental debido a la exposición al plomo y el mercurio; si se expone al feto en el útero materno durante los primeros estadios, puede resultar en problemas de retraso mental y del desarrollo, convulsiones y pérdida de visión y audición. El consumo de pescado contaminado con metilmercurio es, con mucho, la fuente más importante de exposición al mercurio en humanos.

En consecuencia, sin química probablemente nuestro estilo de vida adolecería de grandes ventajas para la humanidad, no sólo en cuanto a confort, sino mucho más allá en lo que respecta a salud pública e individual, pero ello colisiona en muchas ocasiones con el concepto de contaminación. Por lo tanto, el uso razonable y sensato de la tecnología, especialmente la química, debe ser un parámetro que debemos evaluar día a día.

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