Existen en el mercado variados productos para sellar y cicatrizar heridas en los vegetales, no obstante la función de estos preparados son básicamente evitar la entrada de patógenos en los tejidos abiertos, así como ofrecer un cierto poder fungicida y curativo.
De forma casera podemos elaborar un mastic que tenga similares propiedades, pero reduciendo notablemente el coste, invirtiendo sólo alrededor del 10% del valor de un mastic comercial.
Queremos que nuestro mastic tenga tres características fundamentales: cuerpo, capacidad sellante y poder fungicida. El cuerpo permite que el preparado posea un cierto espesor y consistencia suficiente para que no licúe, por ejemplo por efecto del calor. El sellante permite que los tejidos del corte queden protegidos contra cualquier elemento, físico, patógeno o de otra naturaleza, que pudiera penetrar en ellos. El fungicida ofrece una barrera protectora contra los hongos, que pueden instalarse fácilmente si se presenta calor y humedad.
¿Qué materiales podemos utilizar para conseguir esas tres características? Para dar cuerpo podemos usar un material muy fácil de encontrar, como es la plastilina para niños (que no tiene componentes tóxicos); preferiblemente de un color vivo (rojo, naranja..) para que sea visible y poder inspeccionar fácilmente las aplicaciones sobre el terreno cuando sea necesario. Para el sellado, podemos comprar una pintura de caucho, tipo Sikaflex, que están elaborados con polímeros que dan al producto elasticidad y capacidad impermeable; como necesitaremos muy poca cantidad, con un envase de 1 litro nos sobrará para elaborar diez veces nuestro mastic. Como fungicida podemos usar dos productos que seguramente tendremos en el hogar, como es miel y canela; lo ideal sería disponer de jalea real en vez de miel, pero eso encarecería nuestro mastic. Finalmente, con aceite de oliva virgen facilitamos el trabajado de todos estos materiales.
Las componentes y cantidades que vamos a necesitar son los siguientes:
– 200 gramos de masilla moldeable (plastilina para niños)
– 20 gramos de miel (si es jalea real tiene más efectividad)
– 100 mililitros de pintura de caucho (tipo Sikaflex)
– 100 mililitros de aceite de oliva virgen
– 10 gramos de canela en polvo
Nota.- Si deseamos hacer un mástic moldeable, tenemos que aumentar la cantidad de plastilina, hasta convertir la pasta en una materia que podamos manejar con las manos sobre el lugar donde deseemos aplicarla.
ELABORACIÓN:
En un cazo cortamos la plastilina en pequeños trozos, añadimos la mitad del aceite de oliva virgen y ponemos al fuego suave. Vamos removiendo con una cuchara hasta que la plastilina se haya convertido en una crema semilíquida; si permanece muy espesa, añadimos un poco más de aceite, salvo si deseamos hacer un mástic moldeable, en ese caso vamos añadiendo plastilina hasta que observemos una consistencia suficiente para después moldear con las manos (al enfriar endurecerá algo más). Apagamos el fuego y dejamos enfriar un poco. Añadimos la miel y la canela y removemos bien. Finalmente añadimos la pintura de caucho y removemos hasta que toda la mezcla haya quedado homogénea. Solo queda pasar esa pasta a un recipiente hermético y conservarlo hasta el momento en que necesitemos aplicarlo. Para su aplicación no usar pinceles, lo más práctico es utilizar una pequeña espátula. Si hacemos mástic moldeable entonces podemos usar directamente las manos, sin ningún otro utensilio.
Las imágenes, de los cortes en un naranjo y un kiwi, han sido tomadas en el Sur de Galicia durante un día lluvioso. Se puede observar cómo las heridas están selladas y aisladas de la humedad.
Está INTERESANTE…
He echo medio KG de mastic y he tenido que añadir un litro de aceite. Y aún así sale masilla pura.