LITERATURA PROSISTA - LA LITERATURA EN EL SIGLO XIX: El Romanticismo - 15ª parte

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Literatura prosista

LA LITERATURA EN EL SIGLO XIX

El Romanticismo - 15ª parte


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Principales dramaturgos (continuación)

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Introducción biográfica

ació en Puerto Príncipe, Haití (1814-1873). Estudió y se formó en Cuba, y en 1836 viajó a Europa con su familia, viviendo sucesivamente en Burdeos, La Coruña, Sevilla y Madrid. En esta ciudad conoció a los principales poetas de la época (Alberto Lista, Espronceda, Zorrilla, Hartzenbusch).

Gertrudis Gómez de Avellaneda

En 1845 fue coronada con laurel en el Liceo madrileño. Su vida amorosa fue bastante intensa y desgraciada: mantuvo relaciones con Ignacio de Cepeda y con el poeta Gabriel García de Tassara, y contrajo matrimonio con Pedro Sabater (1846) y Domingo Verdugo (1853), militar con el que regresó a Cuba en 1859; allí recibió honores por su labor poética y dirigió una revista. La muerte de su marido en 1863 hizo que abandonara la isla y viajara por los Estados Unidos, Inglaterra y Francia, para volver a España un año después. Vivió varios años en Sevilla y volvió a establecerse en Madrid, donde murió en 1873.

Obra

Comenzó a publicar poesías en revistas hacia 1840, utilizando seudónimo ("La Peregrina"); en 1841 se publicaron por primera vez sus Poesías. Entre 1869 y 1871 aparecieron los cinco volúmenes de sus Obras literarias. En 1853 apareció El héroe de Bailén, una loa en la que colaboraron varios autores. Dos temas que sobresalen en su obra poética son la pasión amorosa y el religioso. Era una hábil poeta, con gran dominio de la forma.

Su importancia como autora dramática es superior a la de su poesía lírica. Su drama Baltasar (1858) alcanzó un gran éxito y es su obra más conseguida. Había comenzado a estrenar dramas y tragedias de tipo histórico en 1840; entre los primeros están: Leoncia (1840), Egilona (1846), Flavio Recaredo (1851), Errores del corazón (1852), etc. Su tragedia más famosa fue Saúl (1847). También escribió comedias: La hija de las flores o Todos están locos (1853) y Tres amores (1858).

Escribió también algunas novelas; destacan Sab (1841), en la que trata el tema del esclavismo; La baronesa de Joux (1844), Espatolino (1844), Guatimozín (1847), que trata de los indios americanos y que representa una de las primeras manifestaciones de la "literatura indianista", de gran desarrollo en la novela hispanoamericana de los siglos XIX y XX, y El artista barquero (1861).

Además publicó un Devocionario (1867), en verso y prosa, fruto de las inquietudes religiosas que le asediaron durante toda su vida. Después de su muerte aparecieron unas Memorias inéditas (1914), así como sus cartas y una autobiografía (1907).

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