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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XIX
El Romanticismo - 12ª parte
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Principales dramaturgos (continuación)
Antonio Gil y Zárate
Introducción biográfica
ació en El Escorial (1793-1861). Sus padres eran actores; inició sus estudios en París. De tendencia liberal, ocupó algunos cargos públicos en Madrid. Fue académico de la Lengua y de Bellas Artes. Murió en Madrid, en 1861.
Obra
Se inició en el teatro con obras de tipo neoclásico, en la línea de la comedia moratiniana: El entrometido (1825), Cuidado con las novias (1826), Un año después de la boda (1826). Después su teatro se dirigió hacia el drama histórico con implicaciones políticas que tuvieron problemas con la censura: Rodrigo (1827), Blanca de Borbón (1829).
Con el triunfo del drama romántico, sus obras siguen las líneas del movimiento, pero sin llegar a soluciones extremas: Carlos II el Hechizado (1837), Rosamunda (1839), Guillermo Tell (1843). Su adscripción al Romanticismo fue siempre relativa; pasados los primeros triunfos románticos, escribió comedias costumbristas y sentimentales: Matilde (1841), Un amigo en el candelero (1842) o Cecilia (1843).
Fue autor también de un Manual de Literatura (1844), en el cual pueden apreciarse sus posiciones estéticas, a medio camino entre el Romanticismo y las tendencias neoclásicas del siglo anterior.
Manuel Bretón de los Herreros
Introducción biográfica
ació en Quel, La Rioja (1796-1873) y vivió casi toda su vida en Madrid.
Dirigió la Biblioteca Nacional y fue nombrado académico de la Lengua en el año 1837.
Obra
Se sitúa al margen del Romanticismo para dar una visión satírica de las costumbres de la clase media madrileña. Existe en él un paralelismo con los cuadros costumbristas de Mesonero Romanos y Estébanez Calderón. Es autor de más de 150 obras, entre las que destacan Marcela o cuál de las tres (1831), cuya protagonista es una viuda que rechaza a sus pretendientes.
Su obra dramática representa la pervivencia del Neoclasicismo en época romántica. Sus primeras obras son de tipo moratiniano (por ejemplo, A la vejez viruelas); y aunque nunca abandonó del todo esta línea, en sus obras posteriores hay ciertas influencias del triunfante drama romántico: Elena (1835), Me voy de Madrid (1835), Todo es farsa en este mundo (1835), Don Fernando el Emplazado (1837), El pelo de la dehesa (1837) sobre las tribulaciones de un pueblerino en Madrid; Muérete y verás (1837) y la ya citada Marcela o ¿cuál de los tres?, que es su obra más famosa.
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