TECNOLOGÍA - LA APORTACIÓN DE LA FÍSICA: El Tiempo, el Espacio y la Instrumentación - 1ª parte
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Tecnología

LA APORTACIÓN DE LA FÍSICA

El Tiempo, el Espacio y la Instrumentación - 1ª parte

Fuente: Fernando Alba Andrade


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El hombre como animal instrumentista

esde antes de que el hombre existiera, había en la Tierra animales que desarrollaron un sentido del tiempo y del espacio. Se conocen numerosas especies de aves, mamíferos, insectos, animales marinos, etcétera, que saben en qué época del año deben emigrar y hacia dónde deben ir.

Ciertos animales también desarrollaron la capacidad de construir instrumentos que les dieran mayor protección, como las presas que fabrican las nutrias o los diversos nidos de las aves. Otros desarrollaron la capacidad de construir instrumentos que les permitieran capturar otros animales, como las varitas que usan los chimpancés para extraer insectos de las ranuras de los árboles o las telarañas de los arácnidos.

En muchas especies de animales los padres no conocen a sus descendientes y en ellos gran parte de los conocimientos de la especie los tiene programados el cerebro del recién nacido. Experimentos con aves que no conocieron a sus padres demuestran que saben hacer sus nidos y cuándo y hacia dónde emigrar. Otras especies, que viven en comunidad, aprenden de sus mayores cómo alimentarse, cazar y protegerse.

El hombre moderno y los hombres que lo precedieron desarrollaron ciertas cualidades físicas y biológicas como la visión frontal, que le permite ver en tercera dimensión, moverse en dos pies, lo que permitió a sus brazos a dedicarse a otras tareas, que sus manos pudieran enfrentar el dedo pulgar a los otros dedos, aumentar la capacidad de su cerebro y el habla. Todo esto le permitió transformarse en un animal que diseña, construye y usa instrumentos que le permiten dominar el medio en que vive: el hombre instrumentista.

Hace algunos millones de años los antepasados del hombre comenzaron a golpear unas piedras contra otras para sacarles filo, transformándolas en objetos punzantes y cortantes de gran utilidad para defenderse o conseguir alimento. Este instrumento, llamado hacha de mano, tuvo tanto éxito que fue usado durante millones de años. El material usado fue frecuentemente vidrio volcánico y con el tiempo se dieron cuenta que con los pedazos arrancados a las rocas con forma de hojuelas se podían hacer navajas y numerosos instrumentos para tallar madera y hueso, así como instrumentos de caza.

Otro gran descubrimiento del hombre primitivo fue la producción y el mantenimiento del fuego. Estudios realizados asignan a este descubrimiento una edad de alrededor de un millón de años. Lo que sí se sabe con certeza es que el hombre de Neanderthal, que dominó la Tierra desde hace unos 150 000 hasta hace unos 30 000 años usaba el fuego y disponía de la tecnología necesaria para cazar grandes animales como el mamut, el rinoceronte lanudo y el oso de las cavernas.

El hombre de Cromagnón, que es nuestro inmediato antepasado, vivía en cavernas como el hombre de Neanderthal y desarrolló numerosos instrumentos de hueso. En cavernas de Francia y España se ha encontrado objetos de hueso y pinturas realizadas hace más de 15 000 años. Entre los objetos encontrados hay diversos pigmentos minerales, cavidades en pequeñas rocas empleados como linternas, objetos de hueso como arpones, puntas de lanza y agujas para coser.

El último periodo glaciar alcanzó su máximo hace 25 000 años. En Europa los hielos permanentes avanzaron hasta parte de Francia y se han encontrado restos de mamut cerca de Roma. El hombre de esos tiempos, que era un gran cazador, vivía en pequeñas comunidades y en cuevas para protegerse del frío y de las fieras. Esta vida social le permitió aumentar su capacidad de inventar nuevos instrumentos como el arco y la flecha y asociarse con otros animales, como el perro, para cazar.

Antes de que terminara la última glaciación el hombre, como gran cazador y pescador, ocupó todos los continentes incluyendo América. Se puede medir la edad de los restos de plantas, madera, semillas, o seres vivientes que contengan carbono, con bastante precisión —si es menor de 35 000 años— por el estudio de su contenido de carbono 14 que, por ser radiactivo, va desapareciendo con el transcurso del tiempo a partir de que la madera fue cortada o el fruto cosechado.

Los neutrones de la radiación cósmica (radiación que nos llega del espacio exterior y que siempre ha existido) al chocar contra la atmósfera transforman o transmutan una pequeña parte del nitrógeno del aire, en carbono 14, que es radiactivo, y que pasa a formar parte del bióxido de carbono de la atmósfera. La luz solar, por medio de la clorofila de las plantas, hace que el carbono 14 pase a formar parte de los vegetales y por medio de ellas a los animales, en la misma proporción respecto al carbono no radiactivo que hay en la atmósfera.

Al morir las plantas dejan de absorber carbono 14 y el que tienen, por ser radiactivo irá disminuyendo, reduciéndose a la mitad en 5 800 años, a la cuarta parte (la mitad de la mitad), en otros 5 800 años (11 600 en total), a la octava parte (mitad de la cuarta parte) en otros 5 800 años (total, 17 400), etcétera.

Estas pequeñas cantidades de radiación pueden detectarse y medirse con aparatos especiales y de ahí determinar la edad del objeto que contenga carbono vegetal.

Las pruebas nucleares han inyectado muchos neutrones en la atmósfera, por lo que el carbono 14 ha aumentado notablemente y el método ha perdido algo de su precisión original. El método fue ideado por el norteamericano Libby.

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