“La novela más divertida y obscena de Welsh hasta el momento”
[Library Journal]
Irving Welsh, Anagrama, Panorama de Narrativas, Barcelona 2018, 452 páginas.
La presente reseña, una vez más, es fruto de la casualidad, pues la referencia al mundo de la radio, en una novela de este tipo, no la esperas encontrar. Pero sí, tras leer la novela y, disfrutar con ella, sobre todo en estos tiempos sembrados de estolidez a nivel planetario, donde cualquiera se convierte en el censor de turno o te crucifica porque no comulgas con sus dogmas, atreverte a pedir este título en una biblioteca puede ser toda una osadía. Sin embargo mi tocayo el quiosquero se lo tomó como un reto y apenas en una semana ya tenía el viso de que lo había conseguido encontrar.
El polvo no engaña. Perdón, el título no engaña, así que poco escribiré sobre ella, aunque sí señalaré algunas de las opiniones de los diferentes críticos a la novela de este escocés que puede servir de acicate para adentrarnos en un mundo que, prácticamente, está entre nosotros y por lo tanto no nos es tan extraño. Digamos que lo políticamente correcto es una cosa y la cotidiana realidad de una sociedad anestesiada no deja de ser otra. Vaya que, apurando, apurando, bien podría ser un relato inspirado en cualquier paisaje de nuestro entorno donde escenas como las que nos novela pueden darse con extrema facilidad. Así que vamos a recoger las opiniones de algunos de los críticos y seguidamente entramos en materia radiofónica.
“Si está dispuesto disfrutar de una auténtica y electrizante ráfaga de puro Irving Welsh, estás invitado” (James Walton, The Spectator).
“Un polvo en condiciones es Welsh en estado puro: desmelenada, escatológica, pornográfica, lisérgica, iconoclasta, argótica y descacharrante. En ella el lector que no se amilane ante las emociones fuertes se encontrará con escenas de incesto, violación y necrofilia., ¡y hasta con un par de inauditos capítulos en forma de pene!
Una novela abrasiva sobre un taxista hipersexual. Welsh está en buena forma” (Anthony Cummins, The Telegraph)
“Irving Welsh no se dulcifica con la edad. Si estás dispuesto a disfrutar de una auténtica y a menudo electrizante ráfaga de puro Irving Welsh, estás invitado.” (James Walton, The Spectator)
“Picaresca escocesa, obscena, blasfema, divertida, trágica, disparatada, compasiva, exuberante y repugnante. Muy divertida.” (Booklist)
“Aborda la desolación del envejecimiento y la pérdida a su modo blasfemo y pornográfico.” (Jason Heller, NPR)
“El escritor más escandaloso de la literatura en lengua inglesa. Aunque buena parte de su material es escabroso, retrata con profundidad la clase obrera de Edimburgo. Crea un mundo más real que muchos de los mundos de las novelas actuales.” (Patrick Anderson, The Washington Post)
“Una aventura morbosamente exuberante, una sucesión de instantáneas deslumbrantes y crudas.” (Malcolm Forbes, Financial Times)
“Un escritor al que no le preocupa lo más mínimo la corrección política. Si uno tiene estómago para soportarlo, el viaje que nos propone Welsh merece la pena.” (Hannah McGill, The Scotsman)
“No es una novela para remilgados, mojigatos ni pusilánimes.” (Kirkuk Reviews)
Y sólo me resta añadir: Simplemente genial si lo que uno quiere es evadirse de su mundo más próximo. Llegado el caso, incluso, le sabrá a poco. Nada que ver con otras cuantas novelas de autoras españolas que prácticamente nos dejaron un agridulce sabor y, encima, nos timaron unos cuantos euros y llegamos a la conclusión que cualquiera es capaz de lanzar bodrios y, encima, creerse autoras de última generación. Si a eso le añadimos la falsa modestia que destilan, entonces colegimos: estamos arreglados. Así que vamos al tema de nuestra serie La radio en la literatura y que les aproveche.
“Varios años atrás, mientras trasteaba ocioso con el dial de la radio, Jonty MacKay se topó accidentalmente con el pronóstico meteorológico. Se dio cuenta de que al escucharlo, con sus efectos especiales de fuertes lluvias y vientos, le entraba sueño. De modo que a Jonty le encantaba quedarse dormido con los auriculares, acurrucado contra Jinty, imaginándose que estaba en un barco perdido en alta mar a merced de los vientos.” [58]
“Jonty había oído que una tormenta se aproximaba a la costa este de Escocia. Y de repente había alcanzado el grado de huracán. La cosa pintaba mal. En Escocia no había huracanes. Quizá nos ayude Inglaterra, consideró intranquilo. Sin duda, los ingleses no van a dejar que nos pase nada malo. Después se conectó a internet para seguir buscando, pero sus hallazgos sólo consiguieron alarmarlo más.
Jonty se enteró de que la gente le había dado al huracán un mal nombre. El huracán Tocapelotas. Ese es el problema de Escocia, pensó. La gente siempre se lo toma todo a risa. Igual que hacían con él en el Pub Sin Nombre, ahora se reían de este pobre huracán. Era como reírse de la naturaleza, de Dios. Era como llamar a gritos a los problemas. Menos mal que Inglaterra está ahí para poner orden, reflexionó. Nunca se burlarían así de un huracán.
En el programa sale una noticia.
A la espera de la llegada del huracán Tocapelotas, el consejo del portavoz del gobierno escocés, Alan McGill, de que los escoceses se refugien en hoteles locales durante la tormenta, ha sido tachado de irresponsable. Mathew Wyatt, del grupo de presión PREFE, Plataforma contra la Represión de los Fumadores de Escocia, dijo que ese consejo pone a los fumadores de Escocia, en peligro. “Los fumadores escoceses vuelven a ser discriminados debido a este cambio de rumbo claramente erróneo del gobierno. Mejor será que se queden en casa tranquilos, con su copa y su cigarrillo, en vez de enfrentarse a los elementos y tener que exponerse a esa carnicería potencial por dar un simple calada.” Pero hoy, Alan McGill descartaba su propio consejo como comentarios improvisados que no había que tomar en serio…” [59]
“Jonty tiene miedo. Le preocupa Jinty, que tiene que salir en mitad de ese huracán. Se mete en internet, en Enfréntate al Futuro, la web que le gusta, la que llevan los supervivencialistas norteamericanos. No sabe qué es un supervivencialista, pero le suena bien. Todo el mundo quiere “supervivir”. [60]
“Juice Terry se ha levantado temprano para echar un ojo a las chicas de Liberty Leisure. Big Liz ha vuelto a la centralita, así que sabe que no lo van a molestar con trabajos indeseados. El ordenador le dice que ella ha empezado su turno.
TE RECOJO EN EL SATÉLITE DEL AMOR.
Terry le responde:
TENGO UN BUEN COHETE CON UN ASTEROIDE A CADA LADO.
Liz responde: MÉTEMELOS EN ÓRBITA.
Terry se acuerda de una canción de Joy Division y teclea:
¡HA VUELTO A PERDER EL CONTROL! [63]
“Quizá algunas veces lo pueden hacer un chico y una chica, por cambiar un poco, pero no dos hombres. No señor, no está bien. Y además Maurice es protestante, no un cura católico ni un político conservador de colegio privado que sale en la BBC. Eso no hace más que empeorarlo todo. Ya te digo, anda que no.” [302]
“Se ha reunido una multitud, y es curioso que haya venido tanta gente, porque no están retransmitiendo ningún partido, ni Ryan Stevenson ni nada, y la policía intenta que se vaya, pero siguen sacando cuerpos del pub, así que continúo andando.
Esto no me gusta nada, no señor, nada de nada. Tengo que irme de aquí, sí señor, sí, sí…” [306]
“El informativo de la televisión escocesa había dado un reportaje sobre el whisky perdido en el que se aludía a “un comprador anónimo del otro lado del charco”. Un detective con cara de palo describe el latrocinio como “un importante robo de antigüedades.” [325]
Y ahí acaba la radio (o las comunicaciones) en esta novela que es todo un descubrimiento, vaya que si estuviera todavía la colección La Sonrisa Vertical, pues eso, que no desmerecería estar en esa serie catalogada de “guarra” en su día, pues algunas escenas de sexo son dignas de aquella original colección que se realizaba en Barcelona. Podría ser que alguien la encontrara fuerte (posiblemente los incestos o las violaciones) pero para personas adultas, totalmente formadas, no creemos que la novela le lleve a sonrojarse, en todo caso le puede provocar algún inusitado calentón a su Amiga Inseparable. Podría servir para animar a la lectura, como en su día hiciera Sidney Poitier cuando interpretaba a un profesor en una zona de alumnos difíciles… en los Estados Unidos: ¡Seguro que se enganchaban a la lectura porque el Mecanoscrit del segon origen no es precisamente una obra para traer adeptos a las letras catalanas por mucho que encumbren a Pedrolo y, en su día, fuera de obligada, y alienante, lectura en el triángulo catalán!
Que disfruten de Welsh y tengan muchos y buenos momentos de dicha en el nuevo año que comienza.