Por Amy Goodman
Radio Pacífica, la red de medios independientes más antigua de Estados Unidos, cumple 60 años esta semana, mientras los medios dominantes están sumergidos en una profunda crisis. Cientos, y hasta miles de periodistas y profesionales con MBA en periodismo, están siendo despedidos. Periódicos respetables, algunos con más de cien años de historia, están cerrando abruptamente. La tecnología digital está cambiando las reglas, destruyendo industrias enteras, trastocando y poniendo patas para arriba las tareas tradicionales del escritor, realizador cinematográfico, editor, consumidor. Los medios comerciales están perdiendo público y anunciantes. La gente está explorando nuevos modelos de medios, entre ellos el periodismo sin fines de lucro.
Radio Pacífica fue fundada por Lew Hill, un pacifista que negó ir a luchar en la Segunda Guerra Mundial. Cuando salió del centro de detención después de la guerra, dijo que Estados Unidos necesitaba un medio que no fuera administrado por las empresas que se enriquecían con la guerra, sino que, dijo, necesitaba un medio administrado por periodistas y artistas. En palabras del fallecido George Gerbener, decano de la Facultad Annenberg de Comunicación de la Universidad de Pensilvania: un medio no administrado por “empresas que no tienen nada para decir y quieren vender todo, que son las que están criando a nuestros hijos hoy en día”. KPFA, la primera radio de Pacífica, salió al aire por primera vez en Berkeley, California, el 5 de abril de 1949. La radio FM estaba en pañales en aquel momento, por lo que KPFA tuvo que crear y entregar radios FM para que la gente escuchara la emisora. Radio Pacífica intentó algo que nadie pensó que funcionaría: construir una red en base al apoyo financiero voluntario de oyentes individuales, un modelo que luego fue adoptado por la Radio Pública Nacional (NPR, por sus siglas en inglés) y la televisión pública.
La red Pacífica creció hasta tener cinco emisoras: KPFA en Berkeley, KPFK en Los Ángeles, WBAI en Nueva York, WPFW en Washington y KPFT en Houston.
En 1970, en sus primeros meses de funcionamiento, KPFT se convirtió en la única emisora de radio en Estados Unidos cuyo trasmisor sufrió un atentado con bomba. El explosivo fue colocado por el Ku Klux Klan. El “Gran Mago” del KKK, su máximo líder, describió el ataque como su acto de mayor orgullo. Creo que fue porque entendió lo peligrosa que era Radio Pacífica, ya que permitía que la gente hablara por sí misma. Cuando escuchas a alguien hablar desde su propia experiencia —un niño palestino, una madre israelí, un abuelo de Afganistán— rompe los esquemas o estereotipos que alimentan a los grupos de odio que dividen a la sociedad. Los medios pueden construir puentes entre comunidades, en lugar de pregonar su bombardeo .
Pacífica es un refugio para quienes piensan diferente. En la década del 50, cuando el legendario cantante y líder afroestadounidense Paul Robeson fue incluido en la “lista blanca” durante la caza de brujas del Senador Joseph McCarthy, y se le prohibió el acceso a prácticamente todos los espacios públicos en Estados Unidos, a excepción de unas pocas iglesias negras, sabía que podía ir a KPFA y ser escuchado. El gran escritor James Baldwin debatió con Malcolm X acerca de la eficacia de las sentadas no violentas de desobediencia civil en el Sur. El debate fue transmitido a través de WBAI. Incursioné por primera vez en el periodismo radial en la sala de prensa de WBAI. Hoy, la tradición de Pacífica se necesita más que nunca.
En esta era digital de alta tecnología, con la televisión de alta definición y la radio digital, todo lo que obtenemos es más estática, ruido: ese velo de distorsiones, mentiras, falsedades y verdades a medias que oscurecen la realidad. Lo que los medios deberían darnos es estática en otro sentido: una estática crítica, cuestionadora, que produzca una interferencia no deseada sobre el discurso dominante. Necesitamos medios que cubran lo que sucede en el poder, no que encubran al poder. Necesitamos medios que sean el cuarto poder, y no parte del poder del Estado. Necesitamos medios que cubran los movimientos que crean la estática y hacen historia.
Con más canales que nunca, la falta de diversidad de opinión es estremecedora. La libertad de prensa está consagrada en la Constitución, sin embargo nuestros medios actúan, en gran medida, como megáfono de quienes están en el poder. Mientras enfrentamos crisis sin precedentes —desde el calentamiento global hasta las guerras y la crisis económica mundial— pero también hay una oportunidad de cambio sin precedentes.
¿Dónde se reunirán los pensadores innovadores, los activistas de base, los líderes de la lucha por los derechos humanos y los ciudadanos comunes y corrientes para discutir soluciones a los problemas más urgentes de la actualidad?
Por ejemplo, a pesar de que hay muchas personas en este país —en el movimiento pacifista al igual que en las fuerzas armadas— que se oponen a enviar más soldados a Afganistán, como lo hicieron en Irak, no vemos ni escuchamos prácticamente ninguna de estas voces disidentes en los medios estadounidenses. A pesar de que algunas encuestas indican que una mayoría de estadounidenses apoya el sistema de salud de pagador único, estas voces son básicamente ignoradas o menospreciadas en los periódicos y los programas de las grandes cadenas de noticias.
En mi recorrido por el país, me preguntaron el otro día qué pensaba sobre los medios dominantes. Dije que pensaba que eran una buena idea. En el 60 aniversario de la Red Radio Pacífica, deberíamos celebrar la tradición de la disidencia y el poder de las voces diferentes o divergentes de la verdad oficial a la hora de resolver conflictos en forma pacífica.