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Introducción

a hemos visto en capítulos anteriores la situación política que se vivía en Europa durante el siglo XVI. En este ambiente se produce el primer gran movimiento cultural de ámbito europeo, que es conocido como el Renacimiento.

El término fue acuñado en Francia hacia el año 1830, con objeto de expresar no sólo un movimiento sino también una época, que ya tuvo sus inicios en Italia a principios del siglo XV. Su aparición concuerda con la era de las exploraciones y descubrimientos de ultramar, fundamentalmente a cargo de España y Portugal, que ayudó también a romper la concepción medieval que se tenía de la Tierra y de sus características estelares, desechándose la teoría geocéntrica (los planetas y el Sol giran alrededor de la Tierra), para implantarse la heliocéntrica (la Tierra es un planeta más que gira junto a otros alrededor del Sol).

Véase el artículo: Teorías geocéntricas y heliocéntricas

Los grandes artistas del Renacimiento imitaron e intentaron superar el ideal estético de los antiguos. En la imagen, el David. de Miguel Ángel

El Renacimiento fue, en síntesis, un despertar y retorno al mundo clásico, la reaparición del gusto e interés por los estudios e imitación de la antigüedad greco-latina. El Renacimiento engloba no sólo las manifestaciones artísticas y culturales, sino todos los aspectos inherentes al discurrir de una época, como fue la de los siglos XV y XVI, que abrió los ojos al conocimiento y a la difusión de las ideas humanistas tras siglos de oscuridad medieval.

El origen

Como se ha dicho, el Renacimiento ya tiene sus primeras manifestaciones en Italia durante el siglo XV (el "quatrocento"), extendiéndose por toda Europa a lo largo del siglo XVI (el "Cinquecento"). En Italia se despertó un gran interés por los textos clásicos, llegando a buscarse con gran afán las obras perdidas, descubriéndose nuevos textos y publicándose ediciones anotadas y comentadas. El método filosófico fue aplicado al estudio de los textos clásicos.

El interés del "quattrocento" italiano ya había tenido un precedente en el siglo XIV, con la obra de Petrarca en latín e italiano. Del mismo modo, también en las artes plásticas se produce un regreso a los clásicos, siendo tomados e imitados de la Grecia y Roma antiguas las normas y modelos que regían en esas sociedades. Así, durante el Renacimiento los grandes artistas se fijan como meta conseguir la superación del ideal estético de los antiguos, el cual admiran e imitan, tanto en literatura como pintura, escultura o arquitectura.

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