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Lengua
SEMÁNTICA
Relaciones semánticas - 5ª parte
Antonimia
e denominan antónimos aquellos términos cuyo significado es
contrario, tales
como "bueno"y "malo", "entrar"y "salir"o "abierto"y "cerrado". Pero este
sentido contradictorio puede tener varios aspectos que nos permiten distinguir
tres clases de antónimos:
No obstante, los límites entre estas clases no siempre son fáciles de establecer. Piénsese, por ejemplo, en complementarios que pueden funcionar como antónimos propiamente dichos: junto a "cerrado"y "abierto"cabe "entreabierto"; junto a "vivo"y "muerto", "mediomuerto", etc.
En realidad, la antonimia afecta a una pequeña parte del léxico: sólo a las palabras que comportan semas que, o bien pueden compararse y graduarse, o bien se encuentran en una relación de oposición y exclusión. Un término como "casa"carece en la lengua de antónimo, sin perjuicio de que en un texto determinado pueda serlo contextualmente de "calle"y en otro de "chabola".
Una palabra polisémica que posea antónimos tendrá tantos, obviamente, como significados posea: "libre"es antónimo, por ejemplo, de "ocupado", de "sujeto"o de "esclavo".
Ciertos antónimos se forman por procedimientos derivativos: mediante los sufijos in- ("barbudo"/"imberbe"), a- ("político"/"apolítico"), o des- ("estimar"/"desestimar"). Existe también la posibilidad de anteponer la negación a un término, con lo que a veces se atenúa su antónimo; esa atenuación se incluye dentro de una gradación: "caro"/"no caro"/"barato".
En algunos registros los antónimos son más frecuentes que en otros; así ocurre en la lengua coloquial, donde existe una tendencia al subrayado que a veces convierte en contrarios términos que no lo son, para así delimitarlos mejor por contraste.