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Lengua
LAS LENGUAS PENINSULARES
Formación de las lenguas peninsulares - 3ª parte
La romanización
partir del año 218 a. de C. y hasta casi el
comienzo de la era cristiana (año 19 a. de C.) se produce la conquista de la
península Ibérica por las legiones romanas. El Imperio romano representaba
formas culturales y políticas más avanzadas que las de los primitivos pueblos
peninsulares, por lo que éstos fueron abandonando su cultura y adoptando la de
los conquistadores. Por supuesto, primero se dio una conquista militar, no
siempre fácil, con importantes focos de resistencia ampliamente documentados, y,
una vez conquistado y pacificado el territorio, se produjo la sustitución
cultural y lingüística.
La nueva lengua no se vio libre de los influjos (fonéticos, morfológicos y léxicos) de las lenguas locales, pero, básicamente, el latín se convirtió en la lengua común de todos los hispanii o habitantes de Hispania, con la única excepción (ya señalada) del reducto prerromano vasco.
El latín
¿Qué latín se habló en la Península? En la misma Roma existía una diferencia notable entre el latín culto y el latín coloquial, popular o vulgar. Las poblaciones conquistadas aprendieron, en primer lugar, la lengua de los legionarios, que no era el latín culto, e incluso cuando determinadas zonas de la Hispania romana alcanzaron un grado de desarrollo cultural elevado --equiparable al de Roma--, el latín de los hombres cultos difería, al menos en la pronunciación, del latín culto de la metrópoli.
El latín culto se utilizaba en la oratoria,
literatura y documentos oficiales, frente al latín vulgar o popular, que fue
llevado por las legiones romanas a los territorios conquistados. La
Conjuración de Catilina, de C. Maccari - Palacio Madama de Roma.
En el siglo II de nuestra era, Adriano, antes de ser emperador, hizo reír a los senadores romanos con un discurso, no porque éste fuera gracioso, sino por su forma de hablar, por su entonación regional (lo que hoy suele llamarse "acento" o "deje" regional). Y Adriano era un hombre culto, pero de familia hispana.
Esta anécdota sirve para indicar que existía una diferencia entre el latín de las dos penínsulas, la Ibérica y la Itálica, y que en la primera de ellas a esta diferencia contribuían tanto el carácter de la lengua aprendida tras una conquista bélica como los sustratos lingüísticos de las lenguas prerromanas.
El latín continuó siendo la lengua de cultura durante muchos siglos, incluso después de surgidas e implantadas las lenguas romances. Hasta el siglo XVIII siguió siendo el idioma de la ciencia en gran medida, y ha sobrevivido como lengua litúrgica de la Iglesia católica hasta nuestros días. La Ciudad del Vaticano, pequeño Estado de la Iglesia católica, continúa manteniéndolo como lengua oficial.