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Lengua
LINGÜÍSTICA
El lenguaje verbal - 11ª parte
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Sistemas y subsistemas (continuación)
El plano léxico-semántico
l plano léxico-semántico de una lengua está
constituido por los lexemas, unidades que poseen un significado. Éstos se
organizan en campos semánticos: conjuntos que se refieren a un dominio común
(relaciones de parentesco, fenómenos atmosféricos, valoraciones intelectuales,
etc.) y comparten, por tanto, algún rasgo significativo. El análisis del
significado pretende justamente aislar esos rasgos o unidades semánticas
elementales (que no son signos, puesto que no se realizan en significantes
independientes). Nos referimos a los semas; los semas que encontramos en un
lexema como "silla" serían, por ejemplo, "con respaldo", "sobre pie", "para una
persona", "para sentarse".
La lengua y el habla
Hablar es utilizar este complejo instrumento que acabamos, muy sencillamente, de describir. Cuando decimos una frase realizamos un acto de habla, que supone la posesión compartida, por emisor y receptor, de ese instrumento que es a la vez sistema: la lengua. La lengua guarda con el habla la misma relación que, en todo proceso de comunicación, guarda el código con el mensaje. Esta relación es dialéctica, lo que quiere decir que lengua y habla se implican necesariamente.
Pero delimitemos, con más precisión, ambos conceptos...
La lengua es el "acervo lingüístico", o sea, el patrimonio atesorado por una comunidad a partir de la práctica del habla; una especie de caja fuerte donde se guardan todas las monedas acuñadas por la colectividad. Esa caja fuerte está en la mente, en la memoria, en los hábitos lingüísticos; cuando se escriben los diccionarios -y las gramáticas- se hace algo así como un inventario de bienes, se cuenta y se muestra ese caudal.
Es al tiempo una institución social. No hay en ella, como se ha dicho, propiedad privada. Toda la colectividad ha convenido en reconocer su lengua como instrumento de intercambio mediante una suerte de contrato que no por no estar escrito es menos riguroso de cumplir. La colectividad se reconoce en la lengua y ésta contribuye decisivamente a institucionalizar la sociedad, a organizarla, a integrar a sus miembros, a repartir los espacios sociales.
En fin, es un sistema de signos, siendo los dos planos de éstos (significado y significante) igualmente psíquicos.
Frente a la lengua, el habla es un acto individual y concreto que, dada la posibilidad de recurrir a un código, elige de él los signos necesarios para cada caso. A esta voluntad de hablar le sigue una realización material de sonido: fonación, articulación.
Un acto de habla es el mensaje realizado en un momento preciso, por un hablante particular, en una situación determinada. Un acto irrepetible, propiamente, aunque pueda conservarse grabado en un magnetófono o trasladado a la escritura.
Habla o, mejor, hablas: tantas cuantos mensajes, cuantos enunciados hayan existido o puedan existir.
Como hemos indicado, la lengua determina las posibilidades del habla; pero a la vez la lengua es una especie de acumulación de hablas.
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