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Inventos e inventores
HISTORIA DE LOS INVENTOS
Fuente: Revista "Sucesos"
Diez personajes relevantes - 6ª parte
5. Robert Fulton (continuación)
los doce años, Robert, un adolescente desgarbado y tímido, abandona su ciudad para marchar a Filadelfia, donde espera poder trabajar como joyero. Corren los agitados días de fines de la década del setenta y el muchacho retiene en su mente las imágenes de la violencia.
Trasladando la visión de muchos rostros al papel, Fulton comprende que su vocación no está en el taller de un joyero, sino en la pintura y especialmente la caricatura.
La aparición del vapor revolucionó el
mundo debido a la utilidad que prestó en múltiples actividades. Signo de
ello fueron las humeantes chimeneas que se alzaban en ciudades como
Liverpool, que aparece en la ilustración.
Una fortuita circunstancia le permite conocer en Filadelfia a Benjamín Franklin, que recién regresaba de Europa. Fulton se ofrece para retratarlo. Franklin accede y finalmente se manifiesta muy agradado de los resultados. El joven pintor le pide que lo envíe a Inglaterra a estudiar.
En Londres, el retratista West, que triunfa en la época y para quien Franklin le ha entregado una carta de recomendación, introduce a Fulton en su propia clientela. Rápidamente, personajes de la aristocracia empiezan a encargarle sus retratos y sus cuadros empiezan a ser expuestos en las salas de la Royal Academy.
EL "CLERMONT": Nave probada en 1807
que marca el comienzo de la navegación de vapor. Alguien denominó
este invento como la "locura de Fulton".
Será precisamente uno de sus clientes, el estrafalario conde Stanhope, el que le sugerirá que abandone sus pinceles y dedique su talento a realizar audaces proyectos mecánicos: desde planos de barcos a vapor hasta extintores de incendio. Al poco tiempo Fulton estudiaba la construcción de canales de navegación, y publicaba un tratado para mejorar la navegación en ríos y canales. El éxito, sin embargo, no lo acompañó.
En 1797 Fulton abandona Londres para dirigirse a París, donde vuelve a sus pinceles para subsistir, al mismo tiempo que se vale de su arte para trabar conocimiento con otros notables de la época, como el astrónomo Laplace, el matemático Monge y el erudito conde de Volney, todas personalidades que lo apoyarían, contra la opinión de los poderes públicos, en la construcción del "Nautilus", el primer submarino del mundo, que en julio de 1801 navegó con Fulton y tres tripulantes a siete y medio metros de profundidad. La falta de apoyo oficial, sin embargo, impidió su perfeccionamiento.
Entretanto los ingleses observaron la perspectiva de este experimento e invitaron a Fulton a Londres. Allí se consumó la alianza del joven inventor con los ingleses para llevar la guerra submarina a Francia. En 1804, cuando Napoleón reaccionaba y pedía considerar los planes de Fulton, la Academia Francesa rechazaba la proposición.
El 15 de octubre de 1805, el submarino de Fulton hacía volar el barco "Dorothea", en Deal Harbour. Pese a la alegría de los ingleses, Fulton, decepcionado, decide regresar, a su patria a poner en práctica sus planes. Allí culminaría su carrera cuando el 17 de agosto de 1807 el "Clermont", su barco, remontó el Hudson, hasta llegar a Albany.
En enero de 1808 el gran realizador contraía matrimonio con una sobrina de su mejor colaborador, el ministro Livingstone. Siete años más tarde, el 24 de febrero de 1815, tras haber conocido amargas luchas con sus competidores, moría tuberculoso.
6. Alexander Graham Bell
Cuando en octubre de 1876 los asistentes a la Gran Exposición de Filadelfia presenciaron abismados el funcionamiento de uno de los más importantes inventos de las comunicaciones, el teléfono, ignoraron que su autor, un joven de apenas 28 años, había llegado a esa meta... por amor. La vida de Alexander Graham Bell fue una sucesión de actos de comprensión, ajenos en general a la vida de quienes serpentean el árido camino de la investigación.
A. G. BELL. Inventó el teléfono,
"la cosa más maravillosa del mundo", cuando tenía 28 años de
edad. Sostuvo varios juicios para defender sus derechos. Se
dedicó a estudiar la sordera y un lenguaje apropiado y, además,
a la ganadería.
Nacido en Edimburgo, el 3 de marzo de 1847, Bell, hijo de un locucionista profesional, Merville Bell, pasó su infancia haciendo demostraciones del sistema de "lenguaje visible" que había creado su padre. Cuando su madre se vio afectada por una intensa sordera, Bell dedicó todos sus esfuerzos de joven a enseñar a hablar a sordos y sordomudos.