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El Hombre y la Tierra
Las relaciones vitales Hombre-Tierra analizadas desde un punto de vista crítico
HOMBRE Y EQUILIBRIO
La precariedad del equilibrio - 1ª parte
bservemos nuestro planeta, la Tierra; a su vez situemos el hombre sobre ella y ambos en el cosmos; ninguno de ellos es independiente, ni tampoco sus acciones y movimientos, todos interactúan en una majestuosa unidad.
Materia y energía están vinculados en un espacio unificado en perfecto equilibrio.
Galaxias, soles, planetas..., conforman una
majestuosa unidad, donde todo es energía
El equilibrio de la materia y la energía
El cosmos en su totalidad es un único sistema unificado, donde todo, desde cualquier punto de vista, es energía. De mayor a menor nivel se observan los movimientos de las galaxias, soles, planetas y átomos, y más generalmente la materia y cualquier manifestación de vida, como fuentes de esas energías que conforman una unidad operando conforme a las leyes de Einstein. La materia y la energía, obedeciendo a leyes inmutables, no son más que dos aspectos diferentes de una misma realidad.
Si hemos entendido que la materia y la energía actúan en el cosmos como una unidad en equilibrio dinámico, podemos comprender que las fuerzas biológicas mantengan igualmente su propio equilibrio, y éstas a su vez dentro de todo el conjunto. Pero nada es tan sencillo, pues estas fuerzas están sujetas a complejas restricciones y equilibrios muy precarios.
Hagamos un análisis de la precariedad de ese equilibrio
La Tierra recibe la energía del sol en tal cantidad que apenas aprovechamos una ínfima parte; esa generosidad nos permite afirmar que esa energía es casi ilimitada; pero no podemos ignorar que la energía del sol produce árboles, plantas, hojas, bacterias...; estos productos no son ilimitados, y la alteración ecológica de éstos son los que precipitarían el desequilibrio.
La energía del Sol, aparentemente ilimitada, produce árboles, plantas, hojas...; pero estos productos sí son limitados
Las acciones ambientales irreversibles
Si inundamos las corrientes naturales con vertidos industriales o aguas negras, la falta de oxígeno eliminaría la vida que contiene, además de producir emanaciones de gases por la descomposición; si se talaran los bosques o se sometieran las praderas a excesivo pastoreo, las tierras productivas se convertirían en desiertos; si destruimos la capa protectora de nuestra atmósfera mediante CFC´s y otros productos reactivos, se producirá una cadena de acciones en el medio ambiente de efecto irreversible.
La tala de los bosques o el excesivo pastoreo, convertiría las tierras productivas en desiertos