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El Hombre y la Tierra
Las relaciones vitales Hombre-Tierra analizadas desde un punto de vista crítico
DEGRADACIÓN DEL MEDIO
La degradación del suelo y las interrelaciones tróficas - 3ª parte
El envenenamiento de suelos y cultivos
n 1950 nadie sospechaba que sustancias como el DDT (diclorodifeniltricloroetano) tuvieran una capacidad venenosa tan notable, que podría equipararse a los venenos metálicos como el mercurio, que a medida que recorre las etapas de la cadena alimentaria al entrar en suelos, cultivos y acuíferos, va aumentando su concentración.
El desprecio por la interdependencia de los sistemas naturales
En un principio, con sustancias como el DDT, el hombre pareció lograr al fin productos capaces de eliminar la multitud de plagas que le asediaban: peste, pulgas, mosquito de la malaria y el paludismo, etc. Fue así como comenzó una serie de programas descontrolados; si las dosis eran pequeñas y el efecto escaso, se multiplicaban las dosis hasta conseguir la erradicación, tantas veces como fuera necesario.La fumigación mediante aspersión desde el aire se aplicaba hasta la saturación, ignorantes de las consecuencias que podrían acarrear los nuevos venenos, y despreciando la existencia de interdependencia que mantienen los sistemas naturales, donde una materia tóxica depositada en el aire, agua o suelo, puede reaparecer en los otros dos y afectar a los seres vivos que se desarrollan en ellos.
Durante la época en que se aceptaba como razonable rociar grandes extensiones con productos venenosos para erradicar determinadas plagas, fueron diezmadas una gran variedad de especies. La conciencia de este hecho se hizo notar al quedar patente que las matanzas indiscriminadas afectaban equilibrios delicados, la erradicación brusca de un depredador de la cadena alimentaria, puede traer consigo una explosión de población en otro punto de la cadena.
Fumigación de una plantación
Hay que "luchar" ecológicamente
La única forma de combatir a los insectos sin crear un caos en las cadenas tróficas, es "atacarlo" ecológicamente. Existen fórmulas respetuosas para ello; una de ellas es la del control biológico, que tiene como ventaja que no es indiscriminada, permitiendo concentrarse en la especie interesada respetando a las demás. Como ejemplo, conociendo los procesos de crecimiento de determinadas plantas, y de las especies dañinas para esos cultivos en particular, se pueden establecer los periodos de siembra y recogida antes de que los insectos tengan capacidad de atacarlos. Igualmente, la selección de variedades de plantas resistentes, es otra forma de "luchar" sin alterar los delicados equilibrios de los sistemas naturales.Evidentemente el hombre no puede luchar contra las fuerzas de la naturaleza, por tanto debe asumir que la forma más efectiva para conseguir productos sanos y naturales, es mediante la cooperación estrecha con esas fuerzas y no la resistencia pertinaz.
También hay críticas positivas hacia el hombre en su forma de tratar los suelos
No todo son críticas negativas hacia el hombre en su forma de tratar el suelo. A lo largo de la historia, la productividad global de los suelos del planeta han aumentado. Existen casos en que el hombre ha logrado transformar zonas desérticas y pantanosas en tierras altamente productivas (Egipto, Marruecos, Argelia, Dinamarca, Holanda, Bélgica...). En los suelos desérticos habilitados por el hombre se han conseguido incluso excelentes producciones de cítricos y palmeras.Es previsible que los indudables avances tecnológicos en la agricultura, permitan al hombre conseguir más y mejor productividad del suelo allí donde no existe por sí misma, consiguiendo mitigar las dificultades alimenticias de muchos pueblos para abastecerse y sobrevivir.