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Historia y Arte
EL SIGLO XIX
Economía y sociedad - 6ª parte
Difusión del nuevo modelo industrial (continuación)
El exterior europeo
uera de Europa los dos países que primero se incorporaron al proceso industrializador fueron los Estados Unidos de América y Japón. En ambos casos,
el proceso se inició más tardíamente que en Europa; en Estados Unidos, hacia
mediados del siglo XIX y en Japón tras la revolución Meijí de 1868.
La gran ventaja con que contaron estos países fue que, al estar muy alejados de Europa no hubieron de sufrir con tanta intensidad la competencia de las primeras naciones industrializadas. Por otro lado, los Estados Unidos contaron con la favorable circunstancia de no tener que derribar estructuras del pasado para imponer las nuevas fórmulas económicas y sociales. La enorme riqueza potencial del nuevo país y la constante afluencia de población joven y productiva desde Europa fueron también razones importantes que explican el rápido proceso industrializador norteamericano que, antes de finalizar el siglo, hizo de los Estados Unidos la segunda potencia industrial del mundo.
En el proceso de industrialización se suelen distinguir dos fases, las denominadas Primera y Segunda Revolución Industrial. A ambas les corresponden momentos y desarrollos tecnológicos diferentes:
La Primera Revolución Industrial
La llamada Primera Revolución Industrial tuvo sus comienzos en el último tercio del siglo XVIII y se extendió hasta 1870, aunque desde el punto de vista de los descubrimientos tecnológicos puede considerarse finalizada hacia 1830. Las características más destacadas de esta primera fase fueron la consolidación del sistema de producción fabril; la aparición del maquinismo como modo de producción; la utilización del vapor como fuente de energía aplicada primero a las máquinas de las fábricas y más tarde al ferrocarril y a la navegación; el desarrollo de las industrias textiles, siderometalúrgicas y mineras como industrias básicas; la ampliación del comercio desde el mercado nacional al de ámbito europeo; y la escasa implicación de los gobiernos en la actividad económica.
La Segunda Revolución Industrial
La llamada Segunda Revolución Industrial dio comienzo hacia 1870 y, mientras que para unos historiadores finalizó en 1914 con el inicio de la Primera Guerra Mundial, para otros se prolongó a lo largo del siglo XX, hasta unirse a la constante revolución tecnológica que caracteriza nuestra época.
En muchos aspectos, la Segunda Revolución Industrial no introdujo cambios significativos con respecto a la primera, ya que en ella se mantuvieron la fábrica y el maquinismo como sistema y modo de producción. Ahora bien, desde el punto de vista técnico, esta fase supuso la aparición de nuevas fuentes de energía como el petróleo y la electricidad que pronto se aplicaron a nuevos sistemas de propulsión como el motor eléctrico y el motor de explosión, lo que significó que la industria básica se ampliara con la industria química, la eléctrica y la mecánica (automovilismo).