GEOLOGÍA - PETROGRAFÍA: Rocas endógenas metamórficas - 2ª parte
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Geología

PETROGRAFÍA

Rocas endógenas metamórficas - 2ª parte


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Tipos de metamorfismo

a textura de las rocas metamórficas, así como los cambios en la proporción o composición de los minerales que contienen, está causado fundamentalmente por la presión y temperatura. Los diferentes tipos de metamorfismo, tienen que ver con la intensidad en que estos agentes predominan uno sobre otro, o mantienen fuerzas dinámicas semejantes. Se distinguen el metamorfismo dinámico, metamorfismo de contacto y metamorfismo regional.

Metamorfismo dinámico

El metamorfismo dinámico, también llamado dinamometamorfismo, es consecuencia directa de las fuerzas ejercidas por la presión. Su ámbito de actuación son las fallas y zonas de fracturas, donde se liberan grandes cantidades de energía por efecto de los desplazamientos de placas o bloques, los cuales provocan la trituración o disgregación de los materiales que las integran.

La manifestación del metamorfismo dinámico se denomina cataclasis o brechificación, y su consecuencia (las rocas resultantes) cataclasitas o brechas de falla. Dependiendo de las características de textura, las cataclasitas se dividen en rocas brechoidales, formadas por unidades angulosas que están englobads en una matriz más fina; rocas facoidales, donde las unidades presentan forma de elipsoide; rocas miloníticas, de grano muy fino (microscópicos) por efecto de una trituración muy intensa; y rocas vitrificadas, que presenta aspecto vítreo (semejante al vidrio).

Las presiones tectónicas y el sentido en que ejercen, también pueden realizar cambios en la textura de los minerales. Así, los esquistos y pizarras, consistentes en unos planos exfoliados en las rocas, surgen cuando se orientan en forma perpendicular a la presión ejercida.

Por su parte, las migmatitas y gneises, surgen cuando, por efecto de la presión, los minerales se separan en láminas paralelas (foliación). Durante el proceso, en algunos gneises, algunos minerales (como ortosas y cuarzos) pueden quedar desorientados dentro de las láminas, lo que da lugar a los denominados gneises glandulares o gneises de ojo de sapo, en que los minerales aparecen sobresaliendo sobre la textura de la roca.

Metamorfismo de contacto

En el metamorfismo de contacto, también llamado metamorfismo térmico, se manifiesta precisamente por efecto de la temperatura. Las masas magmáticas, cuando ascienden a la superficie de la corteza terrestre, encuentran en su camino rocas que están a temperaturas muy inferiores; las altas diferencias de temperatura existentes provocan que las rocas sufran transformaciones en los minerales que contienen. Dado que el ámbito en que sucede este fenómeno, abarca solamente el de actuación de los magmas (las rocas que rodean a éstos), forman superficies limitadas en extensión denominadas aureolas metamórficas.

Cada mineral fusiona a una temperatura diferente, esto implica que, conforme varía, surgen intervalos en que un mineral se mantiene estable a esa temperatura; el resultado es que diferentes minerales se han ido consolidando a lo largo de diferentes valores térmicos, aquellos en que el mineral mantenía su equilibrio; a los minerales consolidados de esta forma se les denomina minerales índice. En función de la temperatura creciente, se forman consecutivamente los minerales índice: clorita, biotita, andalucita y sillimanita. Este tipo de minerales también se dan en el tipo de metamorfismo regional.

Metamorfismo regional

El metamorfismo regional, también llamado metamorfismo termodinámico, se manifiesta por efecto de la temperatura y la presión actuando conjuntamente. El grado de metamorfismo será más intenso cuanto mayores sean estos agentes, distinguiéndose progresivamente rocas de metamorfismo bajo, medio y alto. En cada uno de estos grados aparecen rocas con características muy definidas, ejemplo de las series pelíticas (limonitas, arcillitas...) que parten de sedimentos arcillosos. Este tipo de metamorfismo afecta a grandes extensiones, y son típicas en las cuencas geosinclinales y orogénicas.

Conforme se avanza internamente en el geosinclinal, los sedimentos arcillosos son sometidos a los citados agentes de presión y temperatura, que van igualmente aumentando proporcionalmente con la profundidad, dando lugar a una serie de rocas según el grado de metamorfismo de que se trate, y que en orden ascendente son: arcillas, pizarras, esquistos y gneis. Si continuamos avanzando en profundidad, las crecientes temperaturas llegan a fundir los gneises parcialmente dando lugar a las rocas denominadas migmatitas; éstas, a su vez, también se fundirán si la temperatura aumenta aún más, cuyas masas consolidadas forman los llamados granitos de anatexia (el proceso de fusión de la roca se llama precisamente anatexia).

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