GEOGRAFÍA - PAÍSES: Rep. Dominicana - 3ª parte

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Geografía

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República Dominicana - 3ª parte


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Historia (continuación)

letra capitular El 16 de enero un golpe depuso a Balaguer, y una junta militar primero y un Consejo de Estado después, asumieron el poder hasta las elecciones del 20 de diciembre de 1962, que dieron el triunfo al candidato del Partido Revolucionario Dominicano, Juan Bosch. Aunque se promulgó una constitución de corte democrático, no pudo aplicarse, al triunfar una insurrección en 1963, dirigida por el coronel Elías Wessing.

En 1965, un nuevo golpe, de tendencia liberal y dirigido por el coronel Francisco Caamaño, pretendió reinstalar a Bosch en la presidencia. El cruel enfrentamiento entre los seguidores de Wessing y los de Caamaño provocó la intervención de E.U.A., que impulsó la formación del gobierno provisional de Héctor García Godoy, aceptado por ambos bandos, seguida de medidas que restauraban las libertades. Inesperadamente, fue Balaguer, candidato del Partido Reformista Social Cristiano, quien triunfó en las elecciones de 1966 y promulgó una nueva constitución, revalidando el triunfo en 1970. Su política recuperó los antiguos métodos policiales.

Las elecciones de 1974, con un 70 % de abstención --obedeciendo a la consigna de la oposición que retiró a su candidato-- facilitaron la permanencia de Balaguer en el cargo. No seguro de su régimen, Balaguer permitió una libertad política creciente que llevó al poder al Partido Revolucionario Dominicano en los comicios de 1978, y a su candidato Silvestre Antonio Guzmán (candidato también en 1974). Tras el suicidio de Guzmán en 1982, Salvador Jorge Blanco asumió la presidencia al confirmarse el triunfo de su partido en las elecciones de ese año. 

En 1986, con Balaguer de nuevo como jefe del Gobierno, se ordenó una investigación sobre la presunta malversación de fondos que involucraba a Blanco, que sería condenado a 20 años de prisión. Durante la década de los 80 la política dominicana ha estado dominada por la necesidad de aplicar medidas de austeridad y el intento de crear puestos de trabajo. La economía vivió un importante período de crisis, con continuas manifestaciones de descontento popular ante las subidas de precios de los productos básicos.

En 1991, las promesas de Bosch de apoyar la privatización de las compañías dominicanas le situaron muy cerca de la presidencia; el triunfo, por un estrecho margen de votos (25 000), del candidato Balaguer, fue motivo de públicas acusaciones de fraude. La OEA accedió a supervisar los resultados, que confirmaron el triunfo de Balaguer. Éste dictó medidas de austeridad que incluían fuertes aumentos de precios (combustibles, alimentos, devaluación de la moneda), contestados de nuevo por los sindicatos, cuya protestas fueron duramente reprimidas, hasta alcanzar el acuerdo de julio de 1991 por el que se concedían subidas del salario mínimo. En este mismo año, la inflación bajó hasta el 5 % y la economía experimentó una ligera recuperación. En sus relaciones exteriores, continúan los conflictos con Haití (repatriación de trabajadores haitianos, acusaciones de mutua hostilidad), si bien la apertura, dictada por la necesidad económica, ha favorecido el establecimiento de relaciones diplomáticas con países del Este (Rusia, Bulgaria).

Instituciones

La República Dominicana es una república unitaria de tipo presidencialista. La Constitución en vigor data de 1966; según ella, el Congreso de la República ejerce el poder legislativo; está compuesto por el Senado --27 miembros, uno por cada provincia y Distrito Nacional-- y por la Cámara de Diputados --47 miembros--, elegidos por un período de 4 años. El presidente de la República y jefe del Gobierno, es quien ejerce el poder ejecutivo. El poder judicial reside en la Corte Suprema.

Literatura

La influencia española ha sido determinante en la expresión artística dominicana, mientras que la influencia afroantillana es menor. Sin embargo, esta tendencia tuvo cierto peso en el s. XIX, con la obra La mulata del poeta F. Muñoz del Monte (1800-68). La primer generación de poetas cultivó el tema criollo.

El romanticismo se impondría en la segunda mitad del siglo con José Joaquín Pérez y Salomé Ureña Henríquez, entre otros. Existió una corriente de transición entre el romanticismo y el modernismo con innovaciones formales (G. Fernando Deligne, E. Henríquez, F. Fiallo), hasta la afirmación plena del modernismo (Altagracia Saviñón, A. Perdomo). El postumismo, movimiento poético surgido en los años 20, acogió las tendencias vanguardistas europeas (D. Moreno Giménez, R. Augusto Zorrilla).

Entre 1943 y 1948 la revista La poesía sorprendida significó un segundo estadio de renovación, dominado por la obra sobresaliente de Manuel del Cabral (n. 1907), autor del poema épico Padre Mon. La narrativa tuvo su primera obra capital en Enriquillo (1877-78) de Manuel de Jesús Gaván (1834-1910); de temática indigenista, era un llamamiento a la libertad. En la segunda mitad del s. XIX la corriente costumbrista marcó la narrativa de F. Gregorio Billini, F. Fiallo y F. García Godoy. Luego se afianzó la tendencia modernista con una prosa poética cultivada por A. Lugo (Heliotropo) y M. Florentino Cestero (Cuentos a Lila, El Canto del cisne). La evocación histórica interesó a M. L. Troncoso de la Concha, autor de Narraciones dominicanas (1946); Episodios dominicanos (1951) de Max Henríquez Ureña (1885-1968), poeta y crítico (Breve Historia del Modernismo, 1954) quien, como su hermano Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), trasciende el ámbito dominicano y adquiere resonancia internacional. El cuentista Juan Bosch ocupa un lugar destacado entre las últimas generaciones de narradores y es notable su influencia en V. Díaz Grullón, René del Risco y M. Alfonseca.

Arte

Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto restos de la cultura ciboney que pobló el SO de la isla antes de la llegada de los españoles. Más importantes son los hallazgos relacionados con los taíno, pueblo agricultor de origen amazónico: construcciones dedicadas al culto, imágenes, objetos rituales, cerámica adornada, etc.

Durante el período colonial, Santo Domingo fue el puerto más importante de América Central; esta prosperidad se tradujo en el desarrollo de la arquitectura religiosa y civil (Hospital de San Nicolás, la Casa del Almirante y casas nobles de patio circular y arcadas moriscas). El estilo era el gótico isabelino, presente en la catedral de Santo Domingo. El Barroco estuvo casi ausente de la isla (Iglesia de Santa Bárbara de la Compañía de Jesús). La decadencia económica afectó a la producción artística desde fines del s. XVI.

Las artes pictóricas y la escultura han conocido un cierto grado de reconocimiento durante el presente siglo en la obra de J. R. Priego (n. 1918), A. Prats y G. Pérez, que han sabido sintetizar las corrientes internacionales. Son nombres destacados de la última generación los de L. Bosch García (n. 1936), C. Bidó (n. 1936), E. Núñez (n. 1934) y, en escultura, A. Rodríguez (n. 1941) y J. R. Rotellini (n. 1941).

Música

Los indígenas codificaron sus leyes en cancioneros, areitos, cuya conservaciónse debe a la tradición oral. La colonización introdujo la música culta en La Española y su arraigo fue inmediato. En 1538 se fundó la Universidad Pontificia de Santo Tomás en la que se impartían estudios musicales, Jorge de Viguera, Juan Marqués y Rodrigo Quijada fueron ilustres maestros. La decadencia de este género coincidió con los ataques a la isla en el s. XVII; hasta el XIX no se produjo el esperado renacimiento con J. B. Alfonseca de Baris (1810-1875), autor del primer himno nacional.

Ya en el s. XX destacan J. de Jesús Ravelo (1876-1958), autor de Historia de los himnos dominicanos y L. E. Mena. El estudio del folclor centró el interés de E. Peña Morel (Anacaona, poema sinfónico, y Sinfonía bárbara) y de E. Marchena, divulgador de la música autóctona. En el s. XX la música dominicana alcanzó plena madurez (J. Fco. García, J. A. Hernández, L. F. Alberti).

Por lo que se refiere a la música popular, ésta retuvo la aportación hispánica (fandango, fandanguillo, romances) yafricana. Los bailes más característicos son el merengue, la mangulina, la media tuna y el zapateado montuno, que se acompañan de violín, el tiple, el pandero y la típica marímbula.

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