GEOGRAFÍA - PAÍSES: Rep. Dominicana - 1ª parte
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Geografía

PAÍSES

República Dominicana - 1ª parte


Geografía física   Geografía humana

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Geografía física

a República Dominicana es un Estado de América Central, situado en el sector central oriental de la isla de La Española, la segunda de las Pequeñas Antillas. Limita al N y al E con el océano Atlántico, al S con el mar Caribe y al O con Haití. Su capital es Santo Domingo y está dividida en 26 provincias y un Distrito Nacional.

La característica principal de su relieve es la presencia de las cordilleras que cruzan el país de NE a SE, las cuales están atravesadas por depresiones por las que fluyen los ríos que hacen de estas zonas las más fértiles y pobladas. La cordillera Central es la espina dorsal de la isla, a la que cruza de NO a SE; las múltiples fracturas que aparecen en su superficie han formado sierras como la de Neiba. La zona más fértil corresponde al extremo occidental. El Duarte (3 175 m) es la cima más destacada de la cordillera y de todo el territorio dominicano.

La cordillera Septentrional se extiende entre Monte Cristi y la península de Samaná; está formada por calizas terciarias poco plegadas y presenta un aspecto más abrupto en su lado S, lo que convierte el conjunto de la cordillera en zona casi inaccesible al quedar cortada por la falla que la separa de El Cibao. El pico Diego de Ocampo (1 249 m) es su cima más alta. En cuanto a El Cibao, o Vega Real, es una depresión ligeramente elevada en su centro que constituye la divisoria de aguas entre la cuenca del Atlántico y la bahía de Samaná.

La Vega Real es una de las zonas más fértiles del país, debido a que por ella discurren los ríos Yaque del Norte, con desembocadura en la bahía de Manzanillo, y el Yuna, que desemboca en Samaná. La península montañosa de Samaná, al igual que la cordillera Septentrional, está compuesta de materiales cristalinos y metamórficos. La Sierra de Neiba, entre la cordillera Central y la sierra de Bahoruco (S) está formada por materiales calcáreos y terciarios plegados, aunque escasamente fracturados. En la sierra de Neiba destaca el monte homónimo con 2 262 m. Más al S, entre el valle del Neiba, y la sierra de Bahoruco, o cordillera del Sudoeste, se encuentra la depresión de Enriquillo, una profunda fosa tectónica que estuvo invadida por el mar a fines del Terciario y principios del Cuaternario y que ha dejado rastro de su presencia en forma de salinas y de lagos como el Enriquillo.

Por último, la Sierra de Bahoruco, al S, está formada por materiales calizos calcáreos y forma parte de la Sierra del Sudoeste, a la que también pertenecen las sierras de la Hotte y de la Selle. El clima de la República Dominicana es de tipo subtropical modificado por las brisas marinas y las corrientes oceánicas. Disfruta de temperaturas elevadas con oscilaciones diarias y anuales poco notables entre los 25ºC y los 28ºC de media anual. Puerto Plata y Monte Cristi (N) registran las temperaturas más altas en verano; en invierno las temperaturas son agradables al nivel del mar (23ºC), si bien en alturas superiores a los 1 500 m son frecuentes las heladas.

La estación seca es predominante en todo el país, pero de menor duración en la vertiente atlántica, que es también la zona que registra el índice de precipitaciones más alto (2 500 mm de media anual), al contrario que en la vertiente caribeña y el interior, al S de la cordillera Central, donde la estación seca es más rigurosa y la media de precipitaciones no supera los 1 000 mm. Ocasionalmente, el territorio dominicano se ve afectado por los ciclones tropicales. En consonancia con el clima, la vegetación de las áreas secas es pobre, reconocible en el valle de El Cibao y vertientes de la cordillera Central. En el llano de Azua y depresión de Enriquillo, con precipitaciones anuales inferiores a los 500 mm, crece el matorral espinoso y especies cactáceas. Sin embargo, el 46 % de la República Dominicana es superficie boscosa, con bosque de tipo lluvioso tropical en las zonas húmedas menos elevadas, con árboles de madera fina, como ébano y caoba; en El Cibao abunda el bosque de pino sobre suelo arenoso. Existen importantes parques nacionales, el más extenso (780 km2) es el Armando Bermúdez, otros son el José del C. Ramírez (770 km2) y el Parque del Este. Estos parques, donde está prohibida toda actividad agrícola, suponen el hábitat de una fauna muy rica: iguanas, cocodrilos, flamencos, etc. Respecto a la red hidrográfica, es compleja y su río más importante es el Yaque del Norte (400 km), que fluye por el valle de El Cibao, presenta una dirección O y desemboca en la bahía de Manzanillo. Le sigue en importancia el Yuna (380 km) con desembocadura en Samaná. El Yaque del Sur, que alimenta el lago Rincón, el único de agua dulce de la sierra de Bohoruco, riega el valle de San Juan de la Maguana, hasta desembocar en el mar Caribe, al igual que el Ozama (148 km), que lo hace en las proximidades de Santo Domingo. El lago Enriquillo, de aguas saladas y el más importante del país, tiene una extensión de 500 km 2 y se encuentra a 40 m por debajo del nivel del mar. Es un centro turístico y pesquero destacado. Entre las lagunas, cabe señalar las de Rincón, Oviedo y Trujín.

Geografía humana

Por lo que se refiere a la población dominicana, la forma una mayoría de mulatos; sólo el 28 % del total son blancos y un 12 % negros. La República Dominicana presenta uno de los índices de densidad de población más bajos del Caribe. La elevada mortalidad fue hasta principios del s. XX la causa del nivel estacionario de crecimiento demográfico.

Alrededor de 1940, el país experimentó un crecimiento cercano al 30 % anual; en 1950 el censo cifraba en algo más de 2 millones el número de habitantes, mientras que entre 1960 y 1980 creció hasta los 6 millones. Aunque con una incidencia relativamente escasa, conviene resaltar el flujo migratorio procedente de Haití y las Pequeñas Antillas. La distribución de la población es irregular y, si bien en 1980 el 52 % habitaba áreas urbanas, sólo 26 de ellas superaban los 10 mil habitantes.

Las regiones más pobladas están concentradas en la Vega Real y El Cibao; allí se encuentra Santiago de los Caballeros, enclavada en una zona agrícola bañada por el Yuna. El menor índice de población se registra en la cordillera Central y en la sierra de Bahoruco. La urbanización del país ha vivido un proceso acelerado a raíz del abandono del campo, lo que ha provocado desequilibrios territoriales, como la concentración de 1/5 de la población en la capital, Santo Domingo. Esta ciudad, ubicada en una región extremadamente fértil, favorable a la agricultura y la cría de ganado, es también escenario de una fuerte actividad comercial, en los puertos de Santo Domingo, San Pedro de Macorís y La Romana.

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