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Geografía
PAÍSES
Irán - 6ª parte
a literatura persa se manifestó sucesivamente en cuatro lenguas diferentes: el persa primitivo, el zendo, el pahlavi y el persa moderno. El primero coincidió con la época aqueménida (ss. VII-VI a C), y de él sólo se conservan algunas inscripciones cuneiformes en arcilla o piedra. El zendo es un tipo de escritura religiosa que abarca varios dialectos y épocas, y en la que están transcritos los textos del mazdeísmo y de la reforma de Zaratustra: los Gathas o himnos, el Avesta, libro sagrado de los parsis, y el Videvdat o ley contra los malos espíritus. A partir del s. III el pahlavi devino lengua oficial del estado y de la iglesia. De hecho, esta lengua designa tanto al dialecto de los partos como al empleado por los soberanos sasánidas. Se transcribía en un alfabeto de origen semínico y solía aparecer en las inscripciones con la traducción al griego.
Es a partir del período Sasánida cuando aparece propiamente una literatura, en general religiosa y con tono didáctico. Destaca en Bundahišm («Creación original»), cosmogonía del mundo indoiraní, y la crónica Libro de los reyes. De la misma época son los textos del reformador Manes, fundador del maniqueísmo. El clasicismo literario persa coincide con la islamización (ss. X-XV). Los primeros poemas en persa moderno eran del género casida o panegírico, de origen árabe. El maestro de este género cortesano fue Rudaki, pero todos los soberanos se rodearon de una pléyade de poetas. Los soberanos mongoles prefirieron el Gazal, cortas poesías líricas. El Masnavi se decantaba por largos poemas narrativos, en tres géneros: la epopeya nacional, cultivada por el célebre Firdusi, largamente imitado; la novela en verso, cuyo mejor autor fue Nizami; y la epopeya mística, donde se expresaba el sufismo, que alcanzó su mayor hondura filosófica con Rumi. Pero el mayor poeta persa de todos los tiempos fue Umar Jayyam, muerto en 1122.En sus comienzos, la prosa se limitó a la ciencia y a la historia, además de a la religión. Más tardías (s. XI) son las obras de política y moral dedicadas a los soberanos (se debe citar al erudito Avicena, quien residió diversos años en Irán). En el s. XII se desarrolló la prosa profana, en la tradición árabe. La instauración del chiísmo provocó la huida de muchos intelectuales, quienes encontraron asilo en la India. Los avatares políticos de los ss. XIX y XX no han permitido una recuperación del ambiente cultural en Irán.
Los hallazgos más antiguos de manifestaciones artísticas en Irán son las estatuillas en arcilla cocida (femeninas o zoomórficas) y los diversos tipos de cerámica elaborada durante el Neolítico (desde, aproximadamente, el 6500 a C), tosca en el Kurdistán, soberbia en la meseta central (decorada con motivos geométricos o animales estilizados). Las cerámicas pintadas más interesantes proceden de las ruinas de Susa (final del IV milenio a C). En los dos milenios siguientes predominó la región del Elam, hasta la invasión asiria; el arte alcanzó su mayor esplendor en los bronces de Luristán, en la escritura pictográfica en tablillas y en los altorrelieves (esculpidos en paredes montañosas). Del arte medo se conservan algunas muestras arquitectónicas (templos del fuego) y objetos de orfebrería.En la época aqueménida (ss. VII a IV a C) nació un arte destinado a exaltar la figura del monarca, que se nutrió de elementos de todos los pueblos sometidos. Se construyeron grandes palacios en mármol o piedra caliza, con profusión de escaleras y columnas, babilonias y egipcias. El sincretismo es particularmente acusado en Persépolis. Tras la muerte de Alejandro Magno, en la época arsácida, el peso del helenismo fue predominante; lo más característico fueron los relieves rupestres y las escrituras murales, que con los reyes partos se sometieron a convenciones severas, especialmente a la ley de frontalidad. La época Sasánida impuso novedades, en una especie de renacimiento iraní: la cúpula sobre trompas, y las vajillas en metal precioso que influyeron en la iconografía románica.
En el inicio de la islamización de Irán dominaron los modelos árabes, con pervivencias sasánidas (mezquita de Isfahán). Los turcos seljúcidaes introdujeron novedades, como las madrasas (universidades), muy parecidas a la estructura de las mezquitas --cuatro salas abovedadas porticadas en cruz alrededor de su patio. Junto a ellas, se levantan minaretes de tronco cilíndrico sobre base octogonal.Los mongoles impusieron su gusto por lo macizo y monumental, así como por la decoración fantasiosa (estalactitas) y con elementos chinos (mezquita azul de Tabriz). En el período Safawí la preocupación principal fue el urbanismo (avenidas, puentes, plazas). Gran prestigio alcanzó la confección de tejidos y alfombras, favorecida por su situación en la Ruta de la Seda. Durante buena parte del s. XVIII y todo el s. XIX el arte persa sufrió una gran decadencia, de la que no ha podido recuperarse aún.