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Geografía
PAÍSES
Irán - 3ª parte
l petróleo es la base económica de Irán; la explotación de sus yacimientos comenzó a principios de siglo en la región del Khuzistán, y actualmente se centra en el SO del país, en una amplia zona junto a Kuwait e Irak. Las explotaciones de este importante recurso para el funcionamiento de la economía mundial se disparó desde mitad de siglo y bajo diversas formas económicas de explotación (Angloiranian Oil Company, consorcio internacional; National Oil Company, explotación nacional), alcanzándose en 1974 la máxima producción: 300 millones de toneladas (166 millones en 1992). Esta explotación, sumada a algunas épocas de apreciación monetaria, han favorecido el crecimiento de la economía iraní (industria) y una mejora sustancial del nivel de vida de un pueblo tradicionalmente nómada (agrícola y ganadero).
La victoria militar de la coalición de países antiiraquí, así como la recesión económica que sufren los estados occidentales, han supuesto una baja del precio del petróleo. Irán, que todavía se rehace de la guerra con Irak, es partidaria de precios altos y así lo defiende en el seno de la OPEP, organización, no obstante, muy dirigida por el tercer productor mundial, Arabia Saudí. En la actualidad, Irán es el cuarto productor de petróleo, produciendo algo más del 5 % del total de la producción mundial. De la misma manera, es el séptimo país productor de otra energía importante, el gas natural, siendo sus reservas las segundas en importancia mundial. La industria está muy relacionada con este producto, el cual acapara casi la totalidad de las exportaciones iraníes. El refinado y la obtención de productos derivados es una de las actividades más importantes del sector secundario, convirtiendo a la ciudad de Abadán en el principal centro petrolífero mundial. A menor escala, pero también muy importantes, son los recursos mineros de carbón, hierro y, en menor medida, bauxita, azufre, plomo, cobre, cinc, uranio y sal.La industrialización de Irán se produjo en los años 50 con el régimen prooccidental del sha Pahlavi, quien dispersó por todo el país industrias destinadas al consumo, como textiles (las famosas alfombras persas e hilados de algodón, lana o yute), alimentarias, industrias ligeras ligadas al tabaco, cerámicas o vidrio; e industria centrada en productos industriales, como el algodón o la caña de azúcar, unas industrias controladas por el Estado y que en la actualidad forman la base de la diversificación industrial que pretende llevar a cabo el régimen islámico. La explotación petrolífera, hecha también desde el Estado o en consorcio con capital británico, provoca la implantación de industrias pesadas (como la petroquímica o la siderúrgica), y el desarrollo de las comunicaciones y, especialmente, de los puertos --cada vez con mayor peso dentro de la economía del país--.
El principio de la revolución islámica (que significaba una mayor intervención del estado en la economía) y la guerra contra Irak supusieron un freno al desarrollo industrial del país. Ambos hechos significaron una huida de técnicos, obreros y capital, un desajuste del aparato productivo y un cierto resentimiento hacia el capitalismo, así como una destrucción de instalaciones industriales y una sangría humana de, aproximadamente, medio millón de víctimas iraníes. Tras ella, y después de la segunda guerra del Golfo, las autoridades islámicas, contrariamente a los principios antioccidentales del nuevo régimen, pusieron en marcha un plan de desarrollo; este plan económico prevé relanzar la economía mediante un acercamiento a Occidente para así atraer inversiones extranjeras, una reducción del déficit presupuestario y la inflación, así como el aprovechamiento de la explotación de unas reservas de petróleo que se calculan aptas para superar el año 2100, con lo cual se pretende activar y dinamizar otros sectores económicos que sustituyan esta dependencia tan exagerada del oro negro.La agricultura y la ganadería también tienen un importante papel en la economía iraní; se calcula que, si bien la población dedicada al sector primario supera el 30 %, en la industria no llega al 30 %. La ganadería todavía tiene un peso importante en el sector primario (los prados y los pastos ocupan un 27 % del territorio iraní), por lo que existe una extensa cabaña ganadera (principalmente ovina) con la cual nómadas kurdos y baluchis realizan las famosas alfombras y excelentes tejidos. Son también importantes las cabañas caprina y bovina. Es tradicional la producción de seda (cría de gusanos de seda) en la zona del Caspio y dirigida a la industria textil. La agricultura se tiene que enfrentar a la aridez e improductividad del suelo (escasamente un 10 % de la superficie total del país es apto para el cultivo) y, por consiguiente, al problema del agua. Los cultivos, esencialmente de cereales (trigo y, en menor medida, arroz, cebada y maíz), se desarrollan en estrechas franjas en la depresión del Caspio, junto al río Karun, así como en las estribaciones de las principales cordilleras y áreas de oasis. Los cursos fluviales se desvían mediante los karez, una secular técnica iraní de desviar y aprovechar los recursos hídricos mediante canales subterráneos. Coexisten dos tipos de agricultores: los milenarios agricultores sedentarios que se ubican en amplias áreas irrigadas, y los que realizan una agricultura nómada de carácter más reciente y rudimentaria localizada en zonas menos fértiles.
Otras producciones agrarias importantes son el cultivo industrial del algodón, la remolacha y la caña de azúcar, y en menor escala, el lino, tabaco, soja y girasol. También destacan por su importancia los árboles frutales (agrios, dátiles, uvas, aceitunas), así como las patatas, tomates, pistachos y judías. A pesar de la importancia del sector agrario, su destino es esencialmente el autoconsumo (una de las ideas de la revolución de 1979 era la de la autosuficiencia) y, en menor medida, la exportación. A pesar de la extensa franja litoral, la pesca tiene una importancia poco relevante en el conjunto de la economía; se centra en Bandar-Abb›s (golfo Pérsico) y a lo largo de la costa del mar Caspio, conocida por el caviar. Los amenazados y reducidos bosques de Irán se siguen explotando, y producen madera a un ritmo medio de más de 6 millones de m3 procedentes de los montes Elburz y de la zona del Kurdistán y Laristán.