GEOGRAFÍA - PAÍSES: Hungría - 5ª parte
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Geografía

PAÍSES

Hungría - 5ª parte


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Instituciones

letra capitular Eepública independiente desde 1918, Hungría fue gobernada, desde 1948, por un régimen comunista durante 40 años.

Los cambios políticos de 1988-89 dieron lugar al restablecimiento del sistema democrático de régimen parlamentario con separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Literatura

Los orígenes de la literatura húngara se inscriben en la tradición oral, a través de leyendas. Entre los ss. X y XII se caracterizó por el interés sobre acontecimientos históricos unidos a elementos mítico-populares. El latín era la lengua literaria, expresada en textos religiosos, fragmentos de la Biblia y otros textos de contenido hagiográfico. El primer texto nacional es el Discurso fúnebre (s. XIII). En el siglo XV fue relevante la obra del poeta I.Pannonius. Con la Reforma se generalizó el uso del húngaro y se debió a la actividad de cantores ambulantes la popularidad y arraigo de la poesía amorosa. M. Balassa es el primer lírico de renombre. M. Zriny impregnó de aliento épico su relato El peligro de Sziget, sobre la resistencia contra los turcos.

A finales del s. XVII y principios del XVIII estuvo latente el espíritu nacionalista, recogido en los cancioneros de la época. Los acontecimientos de 1717 tienen en la prosa barroca de K. Mikes a una de sus figuras más representativas. La política cultural impulsó por entonces el uso del alemán y el francés. El s. XVIII estuvo dominado por la obra de G. Bessenyei. El talante democrático y republicano tuvo su expresión en la edición del primer diario húngaro. El almanaque Aurora fue elemento de cohesión literaria, en torno a 1830. Destacan los nombres de M. Csokonai Vitéz, quien fusionó tendencias populares e ilustradas; M. Fazekas, S. Kisfaludy y D. Berzseny, similares en la concepción aristocrática de su obra.

El romanticismo contó con M. Vörösmarty como principal cultivador. Las primeras manifestaciones de la novela moderna están vinculadas a la proclamación del húngaro como lengua oficial, en 1844. La poesía de este período, después de un primer estadio romántico y populista, incorporó elementos de la poesía popular, evolucionando hacia el realismo que hizo del poema Toldi (J. Arany) la primera obra clásica del realismo popular. Después de 1848 cobró importancia el aspecto moralizante, de signo pesimista en Z. Kemény y más sosegado en M. Jokál. Mayor sentido filosófico contiene La tragedia del hombre, de J. Madách. A partir de 1867, el auge del capitalismo y las transformaciones sociales aportaron complejidad a la literatura. La poesía de G. Reviczky, J. Komjáthy y J. Vadja indagó en los problemas del hombre mientras la novela abordaba el conflicto político de la actuación burguesa (L. Tolnay, K. Mikszáth). La revista Het aglutinó, desde 1890, a los escritores liberales de la pequeña burguesía (S. Bródy y J. Heltay). Las páginas de la revista Nyugat (1908) prosiguieron la tarea de renovación con una primera etapa protagonizada por Z. Móricz, G. Juhász, M. Babits, entre otros, y una segunda etapa, durante la regencia de Horthy, formalista, reticente al compromiso político, que contó con la colaboración de L. Szabo y J. Dsida. La novela reflejó la influencia innovadora de Proust, Joyce y Mann.

El panorama literario se orientó hacia el antifascismo en 1932 (L. Németh, G. Illyés, J. Kodolány), asumiendo progresivamente mayor carga ideológica en la obra de signo revolucionario y demócrata de los escritores en el exilio (A. Komjáth, B. Balazs y G. Luckacs). En los años 30 maduró el movimiento proletario, que halló eco en revistas como Nyugat (L. Nagy, J. Darras, etc.), que aun después de la liberación continuó ejerciendo de foco de discusión intelectual. Así surgieron distintas publicaciones de tendencias diversas: Válasz, Kortárs, Vigilia, Fórum, etc. En poesía hay que reseñar las figuras de I. Simon y F. Juhász, mientras en prosa sobresalen, dentro de la tradición realista, G. Hegedüs y E. Urban. J. Garay y M. Marszti, pertenecientes a generaciones posteriores, combinaron el lirismo intelectual con una propuesta humanista.

Arte

La actual Hungría formó parte del Imperio romano. Durante los primeros siglos de la Edad Media varias tribus dejaron huella de su paso en forma de monumentos que hoy se conservan en el Museo Nacional de Budapest. La cristianización y la formación del reino de Esteban I dejaron su huella artística en el s. X y vestigios de la primera arquitectura románica (monasterios de Tihany y Feldebrö). Entre los ss. XII y XIII la orden benedictina promovió la fundación de monasterios en Somogyvar, Deaki, Lébény y Ják. A principios del s. XIV, con la casa de Anjou, se desarrolló la arquitectura gótica; la dominación turca es responsable de la escasez de monumentos conservados (iglesia de San Bartolomé, en Gyöngyös, portada de la catedral de Buda).

Las pocas muestras de escultura gótica conservadas muestran la influencia de Alemania e Italia. El Renacimiento interesó a Hungría antes que a otros países (palacio de verano de Visegrad) según revela la presencia en el país de artistas italianos como Ammanatini, colaborador de Brunelleschi, y Masolino, así como Attavante degli Attavanti, miniaturista. La liberación nacionalista imprimió nuevo aliento a la creatividad artística que adoptó el estilo barroco, aunque con mayor sobriedad que en otros países. Destaca la obra de los arquitectos L. Von Hildebrandt y A.E. Martinelli (Palacio de los Inválidos, 1728-1737). En pintura descollaron J. Priwitzer, F.A. Maulbertsch y el retratista de nobles J. Kupecky. A mediados del s. XIX el arte conoció una fase de expansión simultánea a la unificación de Buda y Pest (Museo Nacional, 1837-1846, de M. Polack). El tema histórico cobró auge en pintura tras los acontecimientos de 1848. Las últimas décadas del siglo se caracterizaron, en arquitectura, por un estilo grandioso que revisaba distintos períodos artísticos (neorrenacentista en la Ópera; neogótico en el Parlamento y neoclásico en el Museo de Bellas Artes). En pintura dejó huella la obra de K. Lotz, B. Scékély y G. Beneczur. L. Paal (1846-1879) destacó como paisajista, mientras P. Szlinyei Merse fue afín al impresionismo.

La escuela de Nagybánya recuperó el tema campesino (S. Hollósy y K. Ferenczy). En los primeros años del s. XX predominó la temática tradicional y folclórica que situó a Hungría relativamente aparte de los movimientos impresionista y postimpresionista, vigentes en Europa. J. Rippl-Ronai acogió la influencia de Bonnard; el «Grupo de los Ocho» creó en la órbita del fauvismo. La escultura evolucionó a partir de encargos oficiales (G. Zala, Milenario, en Budapest). En la Primera Guerra Mundial dominó la temática social, mientras el período de entreguerras estuvo determinado por el contacto con las vanguardias parisinas: L. Moholy-Nagy, de la Bauhaus; el pintor G. Derkovits dejó una huella profunda con su obra, que evolucionó desde el expresionismo hasta el cubismo. El realismo socialista se impuso después de la Segunda Guerra Mundial (G. Kádár; G. Konecsni). La arquitectura ha tenido un desarrollo estrictamente vinculado a las necesidades sociales (viviendas, núcleos industriales).

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