GEOGRAFÍA - FÍSICA: La vegetación - 5ª parte

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Geografía

FÍSICA

La vegetación - 5ª parte


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Regiones templadas

as regiones de clima templado destacan por ser muy extensas, lo que favorece el desarrollo de numerosas especies vegetales, aunque muy condicionadas por las actividades humanas, que han intervenido en la presencia de los paisajes vegetales, hasta hacer desaparecer muchos de ellos para sustituirlos por tierras de labor. 

Las formaciones vegetales de las regiones templadas, dada la extensión, pueden subdividirse dependiendo de los subclimas en que se desarrollan. Se distingue el clima oceánico, clima mediterráneo y clima continental.

Clima oceánico

La vegetación del clima oceánico, de temperaturas suaves y precipitaciones que se encuentran repartidas a lo largo del año, da lugar a bosques con especies muy diferentes según la región de que se trate. Los bosques caducifolios (robles y hayas) proliferan por la Europa occidental, reemplazados generalmente por pinos marítimos repoblados en aquellos bosques que han sido talados. Los prados ocupan preferentemente las tierras altas. En América del Norte se distinguen zonas muy amplias con bosques de coníferas de gran altura; y en América del Sur y Nueva Zelanda los bosques son exuberantes, muy variados en especies y con un sotobosque rico en helechos y arbustos.

clima oceánico
El clima oceánico, suave y con precipitaciones repartidas a lo largo del año, propicia los bosques con especies muy diferentes según la región; los caducifolios proliferan por toda la Europa Occidental

Dentro del clima oceánico existe un bosque mixto, muy particular de las regiones orientales de Asia, que se caracteriza por el clima chino, es decir, veranos tropicales húmedos e inviernos continentales típicos de la zona templada. En estos bosques alternan las especies de coníferas perennifolios, con otras especies que se han adaptado a las variaciones climáticas. Así, se distinguen las palmeras, magnolios y bambúes, en asociación con pinos y abetos.

Clima mediterráneo

La vegetación de clima mediterráneo le corresponde un bosque que se ha adaptado a la larga sequía estival. Está representado fundamentalmente por la encina, que es la especie más típica del bosque mediterráneo, además del alcornoque y algunas especies de pinos.

Los bosques primarios de clima mediterráneo son muy escasos, ya que su lenta regeneración, los incendios y la intervención humana, los han relegado a casos prácticamente endémicos. Las encinas se distribuyen generalmente de forma aislada por una superficie ausente de arbustos, en un paisaje donde apenas se intuye lo que fue la vegetación mediterránea en otras épocas, donde los encinares se extendían ampliamente.

vegetación en el clima Mediterráneo
La vegetación en el clima Mediterráneo está representada fundamentalmente por las encinas, generalmente repartidas de forma aislada por una superficie ausente de arbustos, donde apenas se intuyen los extensos encinares de otras épocas

En las zonas mediterráneas donde se manifiesta un intensa aridez, se desarrolla la estepa mediterránea, donde predominan los arbustos xerófilos (romero, tomillo o jara), y ausencia total de árboles.

Allí donde ha desaparecido el arbolado primario surge la garriga y el maquis.

Garriga

La garriga es una formación vegetal xerofítica, baja y discontinua, formada fundamentalmente por arbustos como el romero, torvisco, coscoja, jara, etc., y en donde una buena parte del suelo permanece desnudo (se distinguen grandes espacios abiertos). Se extiende por amplios sectores secos mediterráneos de suelos pobres calizos. Estos suelos estaban ocupados por una formación primaria de pinos y encinas, y ha sido colonizado secundariamente por la garriga tras la destrucción de aquélla a manos del hombre.

Maquis

El maquis es una formación vegetal de tipo arbustivo, muy densa, que ocupa amplios sectores mediterráneos de suelos silícicos. Se trata de un sotobosque de hasta 3 metros de altura, tupido de brezos, madroños, jaras y lentiscos, en la que se distinguen algunos pinos y encinas emergiendo aisladamente. Al igual que sucede con la garriga, es una formación secundaria que se extendió a raíz de la destrucción a manos del hombre, de los pinos y encinas que poblaban el bosque primariamente.

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