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• La conciencia es la voz del alma; las pasiones, la del cuerpo.
• La vida es como un cuento relatado por un idiota; un cuento lleno de palabrería y frenesí, que no tiene ningún sentido.
• Los actos contra la naturaleza engendran disturbios contra la naturaleza.
• La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo.
• Fuertes razones, hacen fuertes acciones.
• La lealtad tiene un corazón tranquilo.
• Fragilidad tiene nombre de mujer
• El aspecto exterior pregona muchas veces la condición interior del hombre.
• Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara.
• Prudente padre es el que conoce a su hijo.
• El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras.
• La brevedad es el alma del ingenio.
• La memoria es el centinela del cerebro.
• Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso las horas y el tiempo pasan.
• El pasado es un prólogo.
• Nosotros debemos nuestra vida a dios, por eso si se la pagamos hoy, no se la deberemos mañana.
• A mayor talento, en la mujer, mayor indocilidad.
• Mis palabras suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo; palabras sin pensamientos nunca llegan al cielo.
• Las maldiciones no van nunca más allá de los labios que las profieren.
• Si dos cabalgan en un caballo, uno debe ir detrás.
• Hasta en la muerte de un pajarillo interviene una providencia irresistible.
• El hombre a quien no conmueve el acorde de los sonidos armoniosos, es capaz de toda clase de traiciones, estratagemas y depravaciones.
• Ligerezas como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras.

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