Es posible que la frase "dictadura del
proletariado" no tenga sentido alguno. Tanto valdría
decir; "la omnipotencia de los conductores de
autobús". Es evidente que si un conductor fuese
omnipotente, no conduciría un autobús.
El sabio es quien quiere asomar su cabeza al
cielo; y el loco es quien quiere meter el cielo en
su cabeza.
La intolerancia puede ser definida
aproximadamente como la indignación de los hombres
que no tienen opiniones.
La finalidad de la vida es la apreciación: no
tiene sentido no apreciar las cosas, y no tiene
sentido poseer más cantidad de ellas, si no se las
aprecia.
Lo que se llama un vestido atrevido no es más
que un vestido un poco más convencional que los
demás.
Las mujeres son siempre autoritarias: siempre
están por encima o por debajo; por eso el matrimonio
viene a ser una suerte de poético balancín.
El suicida es el antípoda del mártir. El mártir
es un hombre que se preocupa a tal punto por lo
ajeno, que olvida su propia existencia. El suicida
se preocupa tan poco de todo lo que no sea él mismo,
que desea el aniquilamiento general.
El Cristianismo, no sólo es capaz de inferir las
verdades lógicas, sino qué, cuando sobreviene el
absurdo, sabe acertar -digámoslo así- las verdades
ilógicas.
La revolución, por su naturaleza, produce
gobierno; la anarquía no produce sino más anarquía.
No sólo para gobernar, sino también para
sublevarse hacen falta leyes estrictas. Un ideal
fijo, habitual, es condición para toda clase de
revoluciones.
No hay cosas sin interés. Tan sólo personas
incapaces de interesarse.
El pesimismo no consiste en estar cansado del
mal, sino en estar cansado del bien. La
desesperación no consiste en estar cansado del
sufrimiento, sino en estar cansado de la alegría.
En la tierra de la anarquía absoluta no
hallaréis aventuras, pero en la de la autoridad,
cuantas os plazca.
Todas las buenas maneras tienen que principiar
compartiendo alguna cosa con sencillez. Dos hombres
tienen que compartir un paraguas; si no tienes un
paraguas, tendrán por lo menos que compartir la
lluvia, con todas sus ricas posibilidades de humor y
de filosofía.
Dios crea cada margarita separadamente, pero
nunca se cansa de crearlas. Puede ser que Él tenga
el apetito eterno de la infancia. Porque nosotros
hemos pecado y envejecemos, pero nuestro Padre es
más joven que nosotros.
No es bueno que los hombres sepan hasta que
punto somos buenos.
El gobierno no descansa en la fuerza, el
gobierno es la fuerza; descansa en el
consentimiento, o en una concepción de la justicia.
No hay gente ineducada. Todo el mundo lo está;
sólo que mucha gente está mal educada.
Muchos críticos de hoy han pasado de la premisa
de que una obra maestra puede ser impopular, a la
premisa de que si no es impopular no puede ser una
obra maestra.