La fantasía nunca arrastra a la locura; lo que
arrastra a la locura es precisamente la razón. Los
poetas no se vuelven locos, pero sí los jugadores de
ajedrez.
La madurez hace al hombre más espectador que
autor de vida social.
Bebed porque sois felices, pero nunca porque
seáis desgraciados.
Yo he conocido muchos matrimonios felices, pero
ni uno solo compatible. Toda la mira del matrimonio
es combatir durante el instante en que la
incompatibilidad se hace indiscutible y
sobrevivirlo.
A algunos hombres los disfraces no los
disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de
aquello que es por dentro.
Hasta donde hemos perdido la creencia, hemos
perdido la razón. Ambos tienen la misma condición
autoritaria y primaria. Ambas constituyen métodos de
prueba que, a su vez, no admiten ser probados. Y en
el acto de aniquilar la idea de la autoridad divina,
damos al traste con aquella autoridad humana de que
no podemos dispensarnos ni aún para decir que dos y
dos son cuatro.
El juego de ponerse límites a sí mismo es uno de
los placeres secretos de la vida.
La idea que no trata de convertirse en palabra
es una mala idea, y la palabra que no trata de
convertirse en acción es una mala palabra.
Los arquitectos lo saben todo sobre el estilo
romántico, excepto como construirlo.
El lógico desequilibrado se afana por aclararlo
todo y todo lo vuelve confuso, misterioso. El
místico, en cambio, consiente en que algo sea
misterioso para que todo lo demás resulte
explicable.
Si no logras desarrollar toda tu inteligencia,
siempre te queda la opción de hacerte político.
El fin de tener una mente abierta, como el de
una boca abierta, es llenarla con algo valioso.
El hombre que tiene fe ha de estar preparado, no
sólo a ser mártir, sino a ser un loco.
Optimista es aquel que cree que todo está bien
menos el pesimista; y, pesimista, aquel qu cree que
todo está mal, excepto él mismo.
Puedo creer lo imposible pero no lo improbable.
La respuesta a cualquiera que hable de "exceso
de población" es preguntarle si él mismo es parte de
ese exceso de población, o si no lo es, cómo sabe
que no lo es.
La única educación eterna es esta: estar lo
bastante seguro de una cosa para decírsela a un
niño.
Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se
cree en cualquier cosa.
Es difícil dar una definición de la lealtad,
pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el
sentimiento que nos guía en presencia de una
obligación no definida.
El único modo de estar seguro de coger un tren
es perder el anterior.