La mayoría de los males les vienen a los hombres
por no quedarse tranquilos en casa.
Los que poseen el espíritu de discernimiento
saben cuanta diferencia puede mediar entre dos
palabras parecidas, según los lugares y las
circunstancias que las acompañen.
La reina del mundo es la fuerza y no la opinión;
pero es la opinión quien usa de la fuerza.
Nuestra naturaleza está en movimiento. El reposo
absoluto es la muerte.
Es sin duda un mal, estar lleno de defectos;
pero es todavía un mal mayor estar lleno de ellos y
no quererlo reconocer, porque es añadir todavía el
de una ilusión voluntaria.
¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión
de que un hombre tenga derecho a matarme porque
habita al otro lado del agua y su príncipe tiene una
querella con el mío aunque yo no la tenga con él?.
¿Qué es el hombre dentro de la naturaleza? Nada
con respecto al infinito. Todo con respecto a la
nada. Un intermedio entre la nada y el todo.
Sabed que el hombre supera infinitamente al
hombre.
Es más fácil soportar la muerte sin pensar en
ella, que soportar el pensamiento de la muerte.
No poseemos la verdad ni el bien nada más que en
parte y mezclados con la falsedad y con el mal.
El rey está rodeado de gentes que no piensan
sino en divertirlo y en impedir que piense en sí
mismo. Porque, por muy rey que sea, es desgraciado
si piensa en ello.
¿Quién se siente desgraciado por no ser rey,
sino un rey destronado?
La elocuencia es una pintura del pensamiento, y
por esto los que después de haber pintado añaden
algo más, hacen un cuadro en lugar de un retrato.
El mundo está lleno de buenas máximas; sólo
falta aplicarlas.
Es miserable saberse miserable, pero es ser
grande reconocer que se es miserable.
Poca cosa nos consuela porque poca cosa nos
aflige.
Lo último que uno sabe es por donde empezar.
Dicen que el hábito es una segunda naturaleza.
Quien sabe, empero, si la naturaleza no es primero
un hábito.
El hombre es naturalmente crédulo, incrédulo;
tímido, temerario.
Toda religión que no afirme que Dios está
oculto, no es verdadera.