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Historia y Arte
LA EUROPA DEL RENACIMIENTO
Economía y sociedad - 2ª parte
La economía (continuación)
l comercio, por su parte, se vio favorecido por la
búsqueda de nuevas rutas y por los descubrimientos de los navegantes. El control
del Mediterráneo, sobre todo oriental, por parte de los turcos limitaba la
expansión comercial de los países del sur de Europa; por esta razón y porque
Venecia monopolizaba los intercambios con los bizantinos y con los turcos, otros
países como España y Portugal intentaron abrir nuevas rutas hacia Oriente a
través del Atlántico. Este proceso llevó al descubrimiento de América por parte
de los españoles y a la utilización de la ruta sur (bordeando África) hacia Asia
y América por parte de los portugueses.
Durante años las actividades comerciales de españoles y portugueses estuvieron bajo el control exclusivo de las ciudades de Sevilla y Lisboa, sin embargo, las consecuencias de esa actividad comercial y colonizadora se dejaron sentir en muchas zonas de Europa. El descubrimiento del Nuevo Mundo significó la llegada masiva de metales preciosos (primero oro, pero sobre todo plata) de los que Europa estaba necesitada. La economía monetaria sufrió así un fuerte impulso gracias a las nuevas monedas acuñadas, pero ello fue catastrófico, a largo plazo, para la economía española. Ésta vio cómo, ante el abundante dinero, subían los sueldos y los precios con lo que las mercancías españolas resultaban más caras que las del resto de Europa; ello supuso que la producción industrial decayera frente a la importada de Europa, de la que se pasó a depender por ser más barata. De este modo, el oro y la plata americanos llegaban a España, pero rápidamente se distribuían por los países que actuaban de abastecedores de las necesidades de las colonias.
Por otro lado, la colonización de los nuevos territorios descubiertos también fue beneficiosa económicamente, porque supuso una válvula de escape a la presión demográfica que ocasionaba el crecimiento de la población.
La sociedad
La aparición de las monarquías autoritarias no significó la total desaparición de los privilegios propios de la sociedad estamental. El enfrentamiento entre reyes y nobles por la ostentación del poder político quedó resuelto en favor de los monarcas, pero éstos debieron conceder ciertos privilegios a la nobleza feudal para compensar la cesión de su autoridad. De este modo la sociedad siguió estando dividida en distintos grupos según sus privilegios (la nobleza, por lo general, no pagaba impuestos) o el grado de riqueza (la burguesía enriquecida por la industria o el comercio). La sociedad europea hubo de adaptarse, pues, a las nuevas circunstancias económicas, pero no lo hizo del mismo modo en todos los países. En cada zona el proceso siguió un camino distinto que condicionaría el futuro político y económico de cada nación. Ese proceso estuvo sujeto a las circunstancias propias de cada país, entre las que el desarrollo del comercio fue determinante. Así en Italia, con una gran tradición comercial y sin unidad política, las cosas apenas variaron y la nobleza mercantil de las ciudades del norte siguió entregada a sus actividades y al ejercicio del gobierno de las pequeñas repúblicas.
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