Frases célebres
Gilbert Keith Chesterton - 4ª parte
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- El futuro es nuestro refugio ante la feroz
competencia de nuestros antepasados.
- La única objeción al matrimonio científico que
merece una atención definitiva, es sencillamente que
tal cosa sólo podría ser impuesta a inimaginables
esclavos y cobardes. Yo no sé si los casamenteros
científicos tienen razón o no la tienen cuando dicen
que la intervención médica produciría hombres
fuertes y sanos. Yo sólo estoy seguro de que, si así
fuese, el primer acto de los hombres fuertes y sanos
sería aplastar la intervención médica.
- Hay otro linaje de escépticos muchos más
terribles, si cabe, que los que creen que todo es
materia; todavía queda el caso de aquel escéptico
para quien todo se reduce a su propio yo.
- El hombre puede ser un escéptico sistemático;
pero entonces no puede ser ya ninguna otra cosa; y
ciertamente tampoco un defensor del escepticismo
sistemático.
- Nadie puede usar la palabra progreso si no tiene
un credo definido y un férreo código moral… Porque
la misma palabra "progreso" indica una dirección; y
en el mismo momento en que, por poco que sea,
dudamos respecto a la dirección, pasamos a dudar en
el mismo grado del progreso.
- La educación es por lo menos una forma de culto
de la voluntad, no de cobarde culto del hecho.
- Las verdades se convierten en dogmas desde el
momento en que comienzan a ser discutidas.
- Uno de los extremos más necesarios y más
olvidados en relación con esa novela llamada
Historia, es el hecho de que no está acabada.
- Una de las grandes desventajas de la prisa es
que lleva demasiado tiempo.
- El ahorro es poético, porque es creador: el
derroche no es poético, porque es destructor.
- Los iconoclastas hicieron muchas más estatuas de
las que destruyeron.
- En el asombro hay siempre un elemento positivo
de plegaria.
- La teología es el pensamiento aplicado a la
religión; y los que prefieren una religión sin
pensamiento no tienen por qué desdeñar a los que
tienen gustos más racionalistas.
- No tiene importancia que maldigamos al vecino,
siempre que no nos admiremos a nosotros mismos.
- Entrar en el terreno de los hechos es entrar en
el mundo de los límites. Las cosas pueden
emanciparse de ciertas leyes accidentales o
pegadizas, pero no pueden escapar a las leyes de su
naturaleza. Se puede libertar a un tigre de su
jaula, pero no de su piel manchada.
- La afirmación de que los mansos poseerán la
tierra está muy lejos de ser una afirmación mansa.
- Es improcedente hablar de reforma sin hacer
referencia a la forma.
- La habilidad moderna no consiste en esconder la
emoción, sino en afectarla.
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