ORURO. CAPITAL DEL FOLCLORE BOLIVIANO

La ciudad se localiza a 230 kilómetros de la capital de Bolivia y a 3706 metros de altura en pleno corazón del altiplano andino. Está considerada la capital del folclore boliviano, conocida internacionalmente por su riqueza cromática y la espectacularidad de su Carnaval declarado, en 2001, Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).

La actividad minera decayó y ello afectó a todo el país, pero sobre todo a las cuencas mineras, Oruro ya no es la sombra de la pujante ciudad de antaño aunque sigue conservando su importancia en el tema de comunicaciones terrestres (carretera y ferrocarril) que la enlazan con los países vecinos de Argentina y Chile.

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El 1 de febrero de 1606 el oidor de la Audiencia de Charcas, Manuel Castro y Padilla, fundó la ciudad como la Real Villa de Don Felipe de Austria (en honor del rey Felipe III). Su nacimiento se debe a los ricos yacimientos de plata, en el XVIII fue la villa más grande del Alto Perú (tras Potosí), luego decaería y sería otro producto minero: el estaño [una de las mejores historias sobre ese metal lo leí durante mi voluntariado en La Paz hace más de dos décadas dedicado al denominado Barón del Estaño que, por plata, acabó entroncando con los Borbones españoles]. Entonces entendí también algo más de este insólito país y casi desconocido para el turista a pesar de sus riquezas y sus gentes.

Simón I. Patiño compró la mina de estaño “La Salvadora” y como si fuera premonitorio, acabó siendo la más productiva del mundo hasta que se agotó. Hoy es una ciudad de la que también se pueden extraer conclusiones: los recursos son efímeros y su extracción no mejora la vida de las gentes de su entorno aunque grandes fortunas se generarán a miles de kilómetros y la naturaleza cargará con el destrozo ecológico provocado por la codicia humana y los lugareños se quedarán, como siempre, con unas tierras yermas y unos suelos prácticamente estériles durante centurias.

Si hay tiempo, se pueden visitar algunas instalaciones, personalmente recomendaría deambular por la calle de los bordadores y artesanos que crean esas fantásticas vestimentas y mascarones que han dado lugar a la universal DIABLADA y que cualquiera saborea en donde aparecen [la última vez me los encontré en Santiago de Chile y en el 2011 también, aunque muy reducida, los veía en las fiestas Decenales de Valls]. Si hay tiempo la visita al Museo Etnográfico Minero permitirá al paseante imaginar cómo era el duro trabajo extractivo durante la era colonial y, si le queda tiempo, un hueco para escapar hasta el Museo Mineralógico y Geológico permitirá tener una idea de la riqueza del país que contrasta con la pobreza y sencillez de sus gentes.

Pero vayamos a sus célebres carnavales o mejor aún, a su Diablada. Ésta no tiene fecha fija, pero es una de esas ocasiones en las que Oruro se ve desbordada, invadida, asaeteada, por gentes de todo el mundo que vienen a disfrutar de la “Fiesta” (con mayúsculas) que es una borrachera de color y de imaginación. Como la mayoría de los carnavales está ligada al calendario cristiano (40 días antes de Pascua). En realidad es la gran fiesta de ITO que los urus celebraban antes de la época colombina.

En torno a 25.000 bailarines y 10.000 músicos invaden la arteria principal por donde pasará el largo carnaval que prácticamente dura veinticuatro horas y más de cuatro kilómetros de recorrido (se necesita energía para aguantarla y batería adicional si uno desea inmoralizar el evento en toda su plenitud). Si algo lo caracteriza es su acentuado mestizaje que también ha dado lugar a un curioso cruce de mitos y leyendas entre el mundo católico y las creencias de los pueblos andinos. Se da una mezcla, un sincretismo que desde fuera cuesta trabajo explicar.

En 1970, el Gobierno la declaró Capital del Folclore Boliviano y es algo sobradamente justificado. En esa época se incorporaron las mujeres y los niños a las agrupaciones que hacen posible el magno acto y que hicieron de la fiesta algo realmente masivo.
No es la primera vez que los tenemos en los sellos bolivianos, así que el aficionado por el folclore o el mundo de los carnavales tiene una importante rama en esta ciudad de Bolivia para profundizar y documentar. En el 2013 se lanzaban cuatro sellos bajo el nombre genérico de Centenario de las Danzas Folclóricas de Oruro, aunque en realidad tendríamos que remontarnos a 1789 para bucear en los archivos del origen de la fiesta (otra cosa son las agrupaciones ya centenarias y que, en cierta medida, nos sirven para encuadrar la emisión). Los cuatro sellos fueron emitidos el 17 de mayo de 2013 (faciales de 1-1,50-10,50-12 Bolivianos).

La Diablada Oruro fue fundada el 25 de noviembre de 1904 y es la agrupación que tiene el privilegio de abrir el desfile. Son los primeros y los caracteriza el color naranja y blanco, popularmente se les conoce como la “Diablada de los Mañazos”. Don Pedro Corrales Flores y un grupo del gremio de matarifes iniciaron su historia en la calle del Hospicio y por esa primigenia fundación les corresponde el honor de abrir la gran fiesta.
A partir de 1927 se crea la coreografía de la Diablada, serían ocho las figuras de sus representaciones: ovillo, saludo, estrella o firma del diablo, cadena, escuadras de cuatro, tres, dos y uno; a raíz de esta peculiar configuración se creaba también el relato de la Diablada cuyo origen estaría en Paria.

En 1944 la Diablada viajaba a La Paz y llenaba el estadio paceño (actual Hernán Siles) gracias a la invitación presidencial; fue la consagración para el célebre grupo carnavalesco que sería ya consustancial a la ciudad de Oruro. Es más, muchas veces nadie sabe ubicar la ciudad andina, pero sí conoce su universal Diablada. Son capaces de estar horas y horas hablando de la policromía de inverosímil riqueza; el grupo está cohesionado en torno a la Unión Gremial de Matarifes de los que obtiene el apoyo económico que hace posible esa majestuosa representación que la convierten en la más vanguardista de Oruro.
Fraternidad Hijos del Sol “Los Incas”, se fundaba el 19 de marzo de 1906 y es el segundo grupo en antigüedad; sus orígenes fueron el Instituto Folclórico Los Incas que se fundó bajo los auspicios de la comparsa de los artesanos veleros promovida por Don Antonio Torrico y desde esa fecha se inicia la devoción hacia la Virgen del Socavón tan importante para el minero.

En 1910 decidieron fusionarse con los Incas y Yarvicoya y Challacollo, entonces arranca el relato sobre los Incas. En 1980 se decide también elegir a la predilecta de la fraternidad, un estímulo que bajo el apelativo de Ñusta recayó por primera vez en la jovencita Basilia Quispe Sánchez y, tras declararse el Carnaval de Oruro “Obra Maestra” la fraternidad se ve inmersa en un proceso interno de reestructuración que acaba tratando de recuperar la vestimenta original del período inca del Tawantisuyo [si está por La Paz no dude en escapar a sus famosas ruinas] y el proceso de cambio se fraguó de forma paulatina.
Tobas: Uh, Uh, La Central, iniciaba su andadura el 1 de julio de 1911 bajo el paraguas gremial de “Los Carreritos” en donde destacaban los Hermanos Escalera Bravo que la reorganizaron en la mina colorada “San José” en 1914. Como objetivo tenían el poder participar en las fiestas departamentales, hasta 1962 no será posible de manera oficial en el célebre Carnaval bajo la advocación de la Virgen del Socavón y la actual denominación corresponde al grito guerrero de presentación.

La coreografía se caracteriza por una danza de muchos giros y saltos, al margen de los denominados pasos toba, camba, chunchu y bolívar. Los Tobas, hasta los años setenta del pasado siglo, usualmente bailaban con el taquirari [un ritmo de la zona oriental de Bolivia que se ejecuta con la quena]; actualmente ese ritmo se inicia con un paso corto, suave, pero ágil, acompañado de medio giro de dorso que preparan para los denominados altos atléticos. La chonta o lanza se realiza con ambas manos, sólo en el descanso se sostiene el danzante con la derecha apoyada en el suelo. Los colores que caracterizan esta fraternidad son el azul y blanco que aparecen especialmente en los trajes de ensayo o convite.
Conjunto Folclórico Morenada “Zona Norte”, también se le conoce como La Morenada del Arpa y la Mariposa. Fue fundado el 9 de marzo de 1913 con los antiguos componentes de la comparsa de los morenos que ya actuaban en los carnavales de Oruro desde mediados del XIX.

Los fundadores de la agrupación más joven de las cuatro filatelizadas fueron los pasantes del conjunto Manuel Apaza y su esposa; originariamente sus componentes pertenecían a la clase proletaria y media de la otrora próspera ciudad minera.

En 1942 Emeterio Condori incorporaba barrilitos de plata en el disfraz y fue en la década siguiente cuando se le conocerá como el Conjunto Tradicional Folclórico Auténtica Morenada de la Zona Central y Morenada Zona Norte. En 1954 sufre una gran reestructuración y participa oficialmente en la “fiesta” con el relato escenificado de los morenos con el pisa-pisa, algo que con el paso del tiempo se acabará diluyendo.
En 1967 se impone el plumaje con los chillones colores rojo y celeste, recuperándose también los célebres barrilitos de plata y son estrenadas las matracas en forma de mariposa que, en cierta medida, homenajeaba al célebre tema musical que había interpretado el año precedente la Banda Pagador; la melodía es parte consustancial de la fraternidad pero no falta nunca el día de la presentación que es el sábado de peregrinación de la Obra Maestra.

Los sellos emitidos por el correo boliviano muestra lo más característico de las cuatro agrupaciones; el de 1 boliviano para la “Zona Central”; el de 1,50 bolivianos para “Los Incas”; el de 10,50 bolivianos para la “Zona Norte” y el de 12 bolivianos honra a la decana Diablada Oruro. La impresión se realizó en papel couché y pliegos de 80 ejemplares por la Industria Lara Bisch; se realizaron 200 sobres de primer día y la tirada de la emisión fue de 20.000 series completas.

ECOBOL
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JUAN FRANCO CRESPO
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