«Los Comentarios Reales» (I-XIX) [Inca Garcilaso de la Vega]

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO XIX

LO QUE ASENTABAN EN SUS CUENTAS, Y CÓMO SE ENTENDÍAN

Éstos asentaban por sus ñudos todo el tributo que daban cada año al Inca, poniendo cada cosa por sus géneros, especies y calidades. Asentaban la gente que iba a la guerra, la que moría en ella, los que nacían y fallecían cada año por sus meses. En suma, decimos que escribían en aquellos ñudos todas las cosas que consistían en cuenta de número, hasta poner las batallas y recuentos que se daban, hasta decir cuántas embajadas habían traído al Inca, y cuántas pláticas y razonamientos había hecho el rey. Pero lo que contenía la embajada, ni las palabras del razonamiento, ni otro suceso historial, no podían decirlo por los ñudos, porque consiste en oración, ordenada de viva voz o por escrito, la cual no se puede referir por ñudos, porque el ñudo dice número, mas no la palabra. Para remedio desta falta tenían señales que mostraban los hechos historiales hazañosos, o haber habido embajada, razonamiento o plática hecha en paz o en guerra. Las cuales pláticas tomaban los indios quipucamayus de memoria, en suma, en breves palabras, y las encomendaban a la memoria, y por tradición las enseñaban a los sucesores de padres a hijos y descendientes, principal y particularmente en los pueblos o provincias donde habían pasado, y allí se conservaban más que en otra parte, porque los naturales se preciaban dellas. También usaban de otro remedio para que sus hazañas, y las embajadas que traían al Inca, y las respuestas que el Inca daba, se conservasen en la memoria de las gentes; y es que los amautas, que eran los filósofos y sabios, tenían cuidado de ponerlas en prosa, en cuentos historiales, breves como fábulas, para que por sus edades los contasen a los niños y a los mozos, y a la gente rústica del campo, para que pasando de mano en mano, de edad en edad, se conservasen en la memoria de todos. También ponían las historias en modo fabuloso, con su alegoría, como hemos dicho de algunas y adelante diremos de otras. Asimismo los haravicus, que eran los poetas, componían versos brevos y compendiosos, en los cuales encerraban la historia, o la embajada, o la respuesta del rey. En suma, decían en los versos todo lo que no podían poner en los ñudos; y aquellos versos cantaban en sus triunfos y en sus fiestas mayores, y los recitaban a los Incas noveles cuando los armaban caballeros; y desta manera guardaban la memoria de sus historias. Empero, como la experiencia lo muestra, todos eran remedios perecederos, porque las letras son las que perpetúan los hechos; mas como aquellos Incas no las alcanzaron, valiéronse de lo que pudieron inventar; y como si los ñudos fueran letras, eligieron historiadores y contadores, que llamaron quipucamayu, que es el que tiene cargo de los ñudos, para que por ellos y por los hilos, y por los colores de los hilos, y con el favor de los cuentos y de la poesía, escribiesen y retuviesen la tradición de sus hechos. Ésta fue la manera del escribir que los incas tuvieron en su república.

A estos quipucamayus acudían los curacas y los hombres nobles, en sus provincias, a saber las cosas historiales que de sus antepasados deseaban saber, o cualquier otro acaecimiento notable que hubiese pasado en aquella tal provincia; porque éstos, como escribanos y como historiadores, guardaban los registros, que eran los quipus anuales que de los sucesos dignos de memoria se hacían, y como obligados por el oficio estudiaban perpetuamente en las señales y cifras que en los ñudos había, para conservar en la memoria la tradición que de aquellos hechos famosos tenían, porque, como historiadores, habían de dar cuenta dellos cuando se la pidiesen, por el cual oficio eran reservados de tributo y de cualquiera otro servicio; y así nunca jamás soltaban los ñudos de las manos.

Por la misma orden daban cuenta de sus leyes y ordenanzas, ritos y ceremonias, que por el color del hilo y por el número de los ñudos sacaban la ley que prohibía tal o tal delito, y la pena que se daba al quebrantador della. Decían el sacrificio y ceremonia que en tales y tales fiestas se hacían al Sol. Declaraban las ordenanza y fuero que hablaba en favor de las viudas, o de los pobres o pasajeros; y así daba cuenta de todas las demás cosas tomadas de memoria por tradición. De manera que cada hilo y ñudo les traía a la memoria lo que en sí contenía, a semejanza de los mandamientos o artículos de nuestra santa fe católica y obras de misericordia, que por el número sacamos lo que debajo dél se nos manda. Así se acordaban los indios por los ñudos de las cosas que sus padres y abuelos les habían enseñado por tradición, la cual tomaban con grandísima atención y veneración, como cosas sagradas de su idolatría y leyes de sus Incas; y procuraban conservarlas en la memoria por la falta que tenían de escritura; y el indio, que no había tomado de memoria por tradición las cuentas o cualquiera otra historia que hubiese pasado entre ellos, eran ignorante en lo uno y en lo otro como el español o cualquiera otro extranjero. Yo traté los quipus y ñudos con los indios de mi padre y con otros curacas, cuando por San Juan y Navidad venían a la ciudad a pagar sus tributos. Los curacas ajenos rogaban a mi madre que me mandase les cotejase sus cuentas, porque como gente sospechosa, no se fiaban de los españoles que les tratasen verdad en aquel particular, hasta que yo les certificaba della, leyéndoles los traslados que de sus tributos me traían y cotejándolos con sus ñudos; y desta manera supe dellos tanto como los indios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *